Cuenta Lali
Luego de que Peter se fuera fuí adentro de mi cabaña, tomé la foto que había perdido hace cinco meses y, que de milagro, él la encontró. Entré a mi habitación, que estaba encontra de la pared y eran solo paredes hechas con cortinas, ya que no eramos muuuy ricos que digamos. Cerré la dicha y me senté en mi cama. Apoyé la imagen sobre mi pecho. Las lágrimas no tardaron en salir, resbalaban por mis mejillas y terminaban cayendo en mis hombros.
Luego de veinticinco minutos de esa forma no dí más. Deje la foto sobre la mojada cama y me pare mirando hacía la nada.
-¡Demonios, salgan! ¡Yo sé que ustedes están aquí! -grité ahogada.
De repente una pequeña muñeca rusa que tenía sobre una repisa cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos. Me arrodillé en el piso, aún llorando. Me quité una de mis pulseras y con una parte de la muñeca rota me corté. Algo es algo. Al menos habría quitado algo de angustia. Me sentía bien.
-¡Oh, vamos! ¿Están muy tranquilos, eh? -los desafié -Ustedes están aquí cobardes, ¡Hagan algo!
Sentí una suave brisa. La ventana se abrió. "Nunca te vamos a dejar, acuérdate. También te estamos protegiendo'' Susurró alguien en mi oído. Me tranquilicé, ellos estaban aquí. Conmigo.
-¡Lali! ¿Qué hiciste? -preguntó Gimena abriendo la cortina -Vení, vamos a ponerte algo, ¡Mirá como sangra! ¿Te volviste loca Mariana? -me abrazó -perdón... Ya sé que no debo tratarte así... Después de tod...
-No pasa nada -la interrumpí y salí del abrazo. Ella limpió mis mejillas. -Ellos están aquí, Gime...
-¡A ver si se meten conmigo, put*s!
-No tía -acaricié su brazo -Ellos me están cuidando, son buenos.
-P-pero s-son...
-Sí, son demonios. Pero son buenos. Ellos sólo quieren ayudarme. Ellos quieren ir al cielo, no les gusta estar acá en la tierra...
-Bueno -tomó la muñeca que me había cortado -Vamos a vendarte esto. Ya te dije que no te lo hagas más, Mariana.
-Perdón, no puedo evitarlo.
Ella se sentó en la silla y yo tuve que correr un sillón y sentarme en el apoya-brazos, ya que sólo había una silla en casa. Mientras ella me vendaba. Miraba mis ojos, llevaba preocupación en ellos.
-¿Qué pasa? -pregunté.
-Me llamó la policía, Mariana. Hoy salió de la cárcel... Él te está buscando.
-¿Qué? -temblorosa.
-La justicia le dijo que no puede acercarse a seiscientos metros de vos. Pero creen que no va a ser posible, Lali. Debes ir a la comisaria para que te pongan una tobillera, esta es especial, ya que va a sonar cuando él este a menos de las seis cuadras -terminó de vendarme y cortó la tira siguiente la pegó con cinta.
-Mañana es domingo.
-La comisaria está abierta siempre. Y si no te sientes segura me decís y vamos las dos a que te pongan la tobillera, ya de paso hacemos una denuncia. Sólo si no estás segura.
-Bueno.
Gimena me hizo un sanwich de milanesa, mis favoritos. Comimos y nos fuimos a acostar temprano. Habrán sido como las ocho y media de la noche aproximadamente.
De todas formas no podía dormir. La noche estaba fresca y yo sólo tenía una simple manta. Además, en sólo pensar que ese loco me estaba buscando me daba más escalofríos. ¿Qué pasa si me encuentra? ¿Va a volver a hacer lo mismo que hace un par de años atrás? No puedo estar tranquila. Simplemente no me sale.
Luego recordé las palabras de ellos: "Nunca te vamos a dejar, acuérdate. También te estamos protegiendo."
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Ayúdame.
FanfictionNueva ciudad, nuevo colegio, nuevos amigos, nueva vida para Juan Pedro, alias Peter. Recién llegado de Roma con su familia por una nueva oportunidad que le han ofrecido a su padre. Es un chico común y corriente que con el paso del tiempo se encontra...