Capitulo Once

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Luego de esa confesión, Lali retrocedió gateando y salió del auto cerrando la puerta. Se fué y entró a su casa.

Me encogí de hombros y para no levantar sospechas arranqué y me fuí pero realmente estaba más que idiota después de aquello.

(...)

¿Cómo dormir luego de lo sucedido? No salía de mi asombro y pensaba en lo estúpido que fuí al no frenarla de un beso. 

No, definitivamente no iba a dormir.

Me senté en mi cama y rasqué mi cabeza. Seguido volví a ponerme un short que me había sacado para domir y bajé descalzo hacía la cocina.

Esta no estaba sola, Victorio estaba haciendo zapping en la televisión con un paquete de masitas surtidas al lado.

-Hey, ¿Qué hacés despierto? Son las dos y media -reprochó.

-No me puedo dormir. Mañana es sabado así que... -dije mientras me dirigía al refrigerador a buscar leche fría. -¿Y vos, que hacés despierto a esta hora?

-Mi computadora no funciona, me aburría -hizo una mueca y subió sus pies a la mesita del living.

Me preparé una chocolatada fría y me senté junto a él. Victorio dejó en un canal donde estaban pasando un juego.

-Soy del equipo Rojo y vos el Azul, ¿te copa? -me retó.

-El que pierda mañana compra pizza y helado para todos -acepté.

Al final, gané yo.

(...)

Me duele el cuello, ''¿Este pie es mío? Ay, no lo siento...'' Retorcí la extremidad y mi hermano debajo gritó del dolor.

-¿Pero que hacés, estúpido? -dijo mientras tomaba con ambas manos el pie y se lo acariciaba suavemente.

-Perdón -reí -pensé que era mío.

-Sos un tonto -devolvió el gesto -andá a preparar un desayuno querés, es lo mejor que podés hacer por mí después de esto Juan Pedro.

(...)

Estaba aburrido y solo en casa. Hacía un calor insoportable. Sábado. Emilia se había ido al súper, Nicolás a trabajar y Victorio a sus entrenamientos de fútbol.

Una imagen de Lali se me vino directo a la cabeza. Luego pensé ''En esa tan pequeña cabaña debe vivir sola, ¿no? Peter, sabés dónde vive. Andá y chapatelá''

Subí a mi habitación y me puse ropa más decente y perfume, mucho mucho perfume.

Antes de salir fuí a darle comida a Fast, ya que anoche con el tema de Mariana me olvidé completamente.

(...)

Al llegar a la casa de Lali lo primero fué mirarme por el espejo retrovisor del coche. ''Galanazo'' pensé. Y con el mismo aire ego salí. Me acerqué a su casa, subí los tres escalones que había en la puerta de entrada, toqué el timbre y volví a descender, por respeto.

Me abrió una mujer morocha y bastante bien arreglada.

-¿Sí?

-Hola, ¿Se encontraría Lali?

-¿Lali? -me miró confundida.

-Mariana -aclaré.

-Sí está acá, ¿Vos sos?

-Peter, un gusto. Soy un amigo de ella.

-Qué extraño -hizo una pausa -Ella no es de tener amigos. -se encogió de hombros- El gusto es mío, soy Gimena, la tía de Mariana -sonrió -¿La busco o preferís pasar?

-Como usted quiera -le devolví el gesto.

-Pasá entonces, ya la llamo.

Entré y mientras Gimena iba a buscar a Lali exploré un tanto su casa desde mi lugar. Era una pequeña habitación con todo: En una de las puntas había una mesada con una heladera y una cocina. En el medio una mesa cuadrada con una sola silla de madera y un florero en el centro. En la otra punta un sofá-cama con una pequeña tv a blanco y negro encendida.

Empecé a mirar los cuadros: No había una foto en la que Lali sonriera. Siempre con su misma y hermosa cara con el ceño fruncido y el libro en la mano. Había muchas fotos con personas que parecían ser los familiares de ella. Levanté un cuadro donde parecía haber una gran familia y bajo de este cayó una imagen de una niña: Tenía ropa de dama de honor, una dulce corona de trencitas y a la vez otra vincha de flores delicadas del mismo color. En sus manos traía una canasta y se lograban distinguir dos anillos de oro acomodados en ella. 

Sentí pasos, miré hacía atrás y ahí estaba Lali. Tan linda como siempre con esa colita y esas remeras sueltas que se pone... ''Controlate, Peter. Te estás babeando todo''.

-¿Qué hacés vos acá? -Preguntó.

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