Capitulo Quince

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Lali empuñó sus ojos y se dejó llevar por Peter. Él con una de sus manos abrazó la cintura de ella y con la acarició y corrió un mechón de su flequillo. Ambos se dejaron llevar. Era el primer beso de Lali el que estaba por ocurrir. El de Peter no, ya había besado a alguien antes, pero para él también era su primera vez, ya que los demás no fueron con amores verdaderos. En cambio a Lali la amaba, estaba enamorado. Ella se tensó, pero se dejó llevar. Peter apoyó sus labios con los inferiores de Lali mientras la atraía más a él. Lali abrió apenas su boca dándole paso a él.

Era un momento único, su momento. El beso duró treinta segundos. Se sentían bien, se tenían el uno al otro. O almenos eso creían.

Peter se separó y vió a los ojos de Lali: esos ojos que le trasmitían paz, dulzura, temor... amor. Ella aún estaba sorprendida por lo que había pasado, lo miró y le dedicó una muy pequeña pero linda sonrisa.

El momento fué interrumpido por alguien inesperado. El florero de la mesa cayó al suelo tirando toda su agua y partiéndose en pedazos.

-Ellos están aquí -susurró Lali. 

-¿Quienes?

-Mis demonios, Peter. Están aquí -repetía.

-No los veo.

-Pero están aquí, quédate quieto. No creo que te hagan daño.

Él al principio se asustó, luego hizo exactamente lo que Lali le dijo: se quedó en el lugar mientras ella agarró un trozo del florero y se cortó apenas la yema del dedo gordo.

-¿Qué haces?¿Estás loca? -le preguntó Peter asombrado por lo que Lali estaba haciendo.

-No, cállate y quédate en tu lugar te dije -musitó Lali.

Presionó un poco el corte y una gotita de sangre salió.

-Esto es lo que quieren. ¡Vengan a buscarlo! -gritó ella mirando a la nada.

Algo pasó, la cabeza de Peter miró hacía otro lado al igual que la de Lali. Y en un acto de magia la sangre y el corte habían desaparecido. Lali miró a Peter.

-Mirá, si no querés hablarme más, o no querés ser mi amigo, no te obligo. Esta soy yo, Mariana -se acercó a él.

-No, yo hice una promesa. Quiero ayudarte a salir de esto, y la pienso cumplir -sonrió. 

-Por favor, no le cuentes a nadie lo que acaba de pasar. -suplicó Lali.

-No te preocupes.

Peter la abrazó muy fuerte. En eso se escuchó la puerta, Gime entró.

-¿Qué pasó aquí? -preguntó al ver el florero hecho trizas en el suelo.

-Los demonios, ellos lo hicieron -susurró Lali.

-¿No te piensan dejar nunca, verdad?

-No lo sé.

-No entiendo nada, ¿Alguna me explica? -preguntó Peter.

Lali suspiró. Miró a Gime y esta asintió con la cabeza. Volvió su mirada a Peter.

-Te voy a contar un sólo pedazo de mi historia, ¿Está bien?

-Sí.

-Vamos al patio.

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