Yeji estaba tranquila, acostada en la cama de su habitación, escuchando música mientras pensaba en cualquier cosa que se le podía pasar por la cabeza. De repente alguien tocó la puerta.
"¡Pase!" Gritó ella y a los segundos escuchó como la puerta se abría y se cerraba. Giró la cabeza para ver quien era y ahí estaba parado Hyunjin, su hermano mellizo.
Él le caía muy bien. Desde que eran pequeños, los dos se llevaban excelente ya que, al ser mellizos, siempre se tuvieron el uno al otro. De niños, siempre jugaban a muchos juegos juntos y estaban casi que todo el día pegados, hasta en el colegio. Cuando ya fueron creciendo, fueron dejando de estar tanto tiempo juntos debido a que no estaban en el mismo grupo de amigos. Aún así, su vínculo nunca se perdió. Siempre podían contarle al otro sus miedos y problemas sin el temor de ser juzgados y en algunas ocasiones todavía salían ya sea al cine o a cualquier otro lugar.
"¿Qué pasó, Jinnie?" Preguntó Yeji una vez lo vio.
"Nuestra madre quiere hablar contigo. Me dijo que te está esperando abajo y que te apures." Comentó él mientras rodaba los ojos. Esto último debido a que ambos sentían cierto odio por su mamá. Ella básicamente no les prestaba atención y si lo hacía era o para insultarlos por algo que habían hecho mal o para obligarlos a hacer algo. A ella lo único que le importaba era su empresa.
"Esta bien, nos vemos luego, Hyun." Se despidió Yeji para luego pararse y dirigirse hacia abajo, donde la estaba esperando su mamá. Al llegar, ella no la saludó, simplemente fue directo a lo que tenía que decir.
"Mañana empezarás clases de canto con la prometida de tu hermano." Afirmó ella en un tono seco.
"¿Es necesario, mamá? No quiero hacerlo." Dijo Yeji seria, mirándola fijamente.
"Si, ella es tu cuñada y se tienen que conocer y llevar bien. Además, no te estoy preguntando si lo querés hacer, nada más te lo estoy informando. No pedí tu opinión así que no la des." Habló nuevamente para luego marcharse, no sin antes gritar:
"La clase empieza a las siete y media de la noche. Te quiero ahí."
Yeji tan solo suspiró pesadamente y se fue a su cuarto, furiosa. Estaba harta de que su mamá la tratara mal.
Cerró la puerta de su habitación con llave y se tiró en la cama a pensar. Ella no tenía ni la más mínima gana de conocer a Ryujin, la prometida de su hermano. ¿Por qué no quería? Porque ellos no se habían comprometido por su cuenta, nada más lo habían hecho por su madre y los padres de Ryujin. Ellos los habían comprometido a la fuerza dos años atrás, cuando Hyunjin tenía unos diez y seis años, y ahora solo estaban esperando a que Ryujin cumpliera los diez y ocho para que ellos se casaran.
Yeji simplemente no veía por qué razón debería conocerla pero al parecer su mamá no pensaba igual y tendría que hacerlo.
Ella suspiró nuevamente y se fijó la hora, viendo que ya eran las diez de la noche y se tenía que ir a dormir. Se levantó de la cama, se cambió, se lavó los dientes y peinó su cabello anaranjado en una cola de caballo. Cuando terminó, apagó la luz y se volvió a acostar en la cama, llevando su atención a su muñeca, donde tenía escrita su marca de alma gemela.
Era una letra cursiva, fina y prolija, escrita con sumo cuidado en tinta azul. La había escrito su alma gemela, a quien ella todavía no conocía, y eran las primeras palabras que le diría dicha persona.
Leyó varias veces lo que decía pero luego de un rato se aburrió y se quedó dormida, pensando en cómo sería él.
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Al día siguiente, Yeji se despertó al medio día, ya que era muy dormilona, y almorzó.
Luego de eso, fue a dar una vuelta en la plaza que quedaba bastante cerca de su casa.
Se pasó prácticamente toda la tarde en ese lugar escuchando música, merendando y haciendo nada en particular. Necesitaba un rato para pensar.
Cuando ya estaba por oscurecer decidió volver, pero justo cuando estaba levantándose le sonó una alarma.
"¡Mierda, son las siete, se me va a hacer tarde para la clase!" Exclamó y salió corriendo para su casa.
Al llegar se cambió rápido e inmediatamente se fue al lugar donde sería su clase.
"Ugh, es la primera clase y ya voy a llegar tarde." Pensó.
Cuando llegó inhaló y exhaló varias veces puesto a que estaba cansada de tanto correr. Después de calmarse, abrió la puerta y pudo ver a Ryujin.
Ella era una chica linda, no, linda quedaba muy corto, ella era jodidamente hermosa y probablemente también era la mujer más atractiva que Yeji había visto en toda su vida. Tenía un precioso pelo rubio que le llegaba hasta los hombros, piel pálida, ojos negros rasgados, aunque no tanto como los de Yeji, no era tan alta (Al menos no lo parecía desde lejos) y llevaba puesto un top negro con un pantalón de Jean celeste y unas zapatillas blancas.
Ella estaba cantando y lo hacía estupendo. Su voz era melodiosa y bastante grave para ser mujer pero sonaba tan bien que Yeji podía decir que ella podría ser cantante fácilmente.
Yeji la observó hasta que terminó la canción y cuando lo hizo habló.
"Wow, cantas muy bien, Ryujin. Me gusta tu voz." Dijo ella desde la puerta para luego acercarse a donde estaban las cosas de la rubia y dejar las suyas al lado.
"¿Eh?... ¿te conozco?" Preguntó ella y al escuchar esas palabras Yeji se quedó congelada. En ese momento Ryujin pareció haber reaccionado a las palabras porque ella también frenó en su lugar y se quedó viendo a la contraria fijamente, boquiabierta. Así estuvieron varios segundos hasta que la rubia rompió el silencio.
"M-Mierda, sos..." Empezó.
"Mi alma gemela..." dijeron al unísono.
Yeji por su parte no lograba procesar la información. No podía creer que en ese momento estaba pasando algo tan esperado como encontrar a su alma gemela y le pareció aún más difícil de creer que dicha persona fuera Ryujin.
Ósea, ella podía parecer ser una buena persona y aparte ser muy linda y todo pero aún así eso no quitaba el hecho de que era extremadamente extraño que su alma gemela fuera la prometida de su propio mellizo.
Matrimonio arreglado o no, ellos se iban a casar pronto. Además Ryujin era una mujer. Yeji era heterosexual, es decir que, obviamente, no le gustaban las mujeres.
No sabía qué pensar sobre esto.
"Mira, solamente actuemos como si esto nunca hubiera pasado, ¿Está bien? No le digas a nadie que ya sabes quien es tu alma gemela, ni siquiera a tus amigas."
"Sí. Será nuestro secreto. Después de todo, no creo que a mi madre le vaya a gustar esto. No quiero que se entere..." Aceptó Yeji, cabizbaja. Ella sabía que su mamá se pondría furiosa con ella si se enteraba.
"Perfecto entonces."
Ambas se quedaron mirándose la una a la otra, sin saber qué más decir, hasta que, por suerte, entró la profesora. Se estaba volviendo un poco incómodo.
"Lo siento por llegar tarde... ¿Interrumpo algo?" Cuestionó algo agitada la profesora.
"No, no, para nada, ¿Verdad Yeji?" Mintió Ryujin y luego la miró.
"Ella tiene razón... eh... ¿Cuál es tu nombre?"
"Sana, me llamo Minatozaki Sana." Aclaró ella.
"Yo soy Hwang Yeji, mucho gusto" Se presentó la pelirroja y sacudieron las manos.
"Mucho gusto." Dijo Sana y luego miró a Ryujin.
"¿Y tu eres...?"
"Me llamo Shin Ryujin, un gusto conocerte." Se presentó la rubia, tomó la mano de la profesora y las sacudió.
"Lo mismo digo. Ahora empecemos con la clase que ya se nos hace tarde."

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Soulmate - Ryeji
RomanceDonde Hwang Yeji descubre que la prometida de su mellizo es su alma gemela.