Es la mezcla de raciocinio y animadversión impuesta por la sociedad a los omegas masculinos lo que hace que Yoongi se detenga de darle la bebida por la boca a la cuarta vez, esa no es una excusa para besar a Taehyung.
Apretándole la chaqueta por el brazo se lo pone con cuidado en el pecho, dándole tragos de agua poco a poco mientras el omega lloriquea, hermoso, en celo y con una mezcla curiosa de color de ojos, llamándole la atención porque no sabia que los omegas masculinos podían también hacer eso.
No puede evitar reposar su nariz en los hermosos rizos de Taehyung mientras este bebe lo que le queda, embriagándose con su exótico aroma a sándalo y naranja, casi deseoso de que fuese un alfa.
Las posibilidades que tenían de poder estar juntos, huyendo o simplemente haciendo como que son hombres de negocios que pasaban más tiempo en conjunto del normal, se han desvanecido, porque no siempre estará ahí para controlar su celo, tarde o temprano otro alfa desalmado lo comprobará, lo tomará y pasen dos cosas, o lo embarace y exhiba como un trofeo o lo vendan a algún sitio peligroso.
Esos pensamientos lo hacen querer agarrarlo ahora mismo y llevárselo lo más lejos posible, apretándole con más fuerza, hasta que nota que se ha dormido, dejándolo así el tiempo que necesite.
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Cuando Taehyung abre los ojos se encuentra entre los brazos de Yoongi, sintiéndose avergonzado por la situación, aunque su corazón late fuertemente cuando los ojos serios del alfa lo enfocan.
— Eres un omega — afirma, sin saber cómo sentirse.
— Yoongi, por favor, no me delates — ruega, aterrado — sabes qué puede pasarme si me cogen, podrían matarme y ese sería el mejor de los casos, por favor — solloza, apretando las manos — solo mantenlo hasta que nos graduemos de aquí, luego me marcharé lejos, a Europa, no tendrás que verme nunca más.
Un pensamiento oscuro atraviesa la mente de Yoongi y es precisamente que es la única persona que tiene a Taehyung en su mano, podría tenerlo todo para él si se lo monta bien y convence a su padre, ese omega precioso permanecería siempre a su lado y solo tendría que chantajearlo, no quiere que se marche a Europa, ese muchacho debe ser suyo cueste lo que cueste.
Es el rostro lloroso y lleno de preocupación enfrente de él, reflejado por el sol que les da los buenos días, el que lo hace despertar de tales pensamientos peligrosos.
— Ten más cuidado con esas hierbas, por suerte para ti, estaba yo contigo, pero si hubiese sido otro... — solo de pensarlo, cuando él mismo quería hacérselo ahí mismo, en esa torreta donde hacen guardia, se enfurece — tal vez deberías pedir un permiso para ir a casa, con tu expediente, te lo darán.
— Tal vez... — comienza, acercándose a él — ¿Te doy asco porque soy omega?
De todas las preguntas que le han hecho en su vida, esa es sin duda la pregunta mas tonta; agarra su mano izquierda mientras lleva la derecha a su rostro empapado por las lágrimas, secándolas con delicadeza, bebiendo nuevamente de ese sonrojo que se le forma, culpándose por pensar el retenerlo a su lado como si fuese un animal en peligro de extinción.
— Si te tuviese asco, ¿Crees que haría esto? — pregunta, en voz baja.
Taehyung ve cómo el alfa que tiene delante, ese crea pensamientos y sentimientos raros en su cuerpo y que acaba de descubrir su secreto más íntimo, se acerca a sus labios, haciendo que su corazón se desboque, siendo consciente por primera vez del aroma varonil que desprende a fuego y cerveza ¿Por qué no había sido consciente antes? Tal vez por el efecto de las hierbas, que le impiden captar los aromas de los alfas para no despertar su celo.
El timbre que levanta a todo el personal del campus de entrenamiento impide que Yoongi ahora sí bese debidamente a Taehyung, interrumpiéndolos fatídicamente.
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Las niñas más pequeñas miran sin entender muy bien a su abuelo el cual no entiende por qué se ha ido callando en algunos momentos, así que, su hija más mayor decide hacerles un resumen, de las partes que obviamente su padre no puede contar a menores de edad.
— El abuelito Taehyung se puso malito — explica, sonriente — ¿Recordáis que olía a naranjas? Pues cuando se conocieron eso no lo podía saber nadie así que el abuelo le dio sus medicinas para que pudiese seguir siendo un secreto.
— ¿Cuándo se casaron los abuelitos? — pregunta la mediana.
— Para eso todavía queda, hermosa — ríe Yoongi, enternecido — después de eso, nos dieron un par de semanas de vacaciones donde vuestro abuelo y yo no pudimos vernos de nuevo, eso me dio mucho tiempo para pensar en muchas cosas y para asegurarme de algo — todas las personas presentes escuchan atentas, emocionadas — estaba enamorado de Taehyung y lo protegería, para siempre.
La hija menor de Yoongi deja ir un gritito de emoción que imitan las nietas, haciendo que sus otros dos hijos se rían, casi haciéndoles escuchar la característica risa que habría soltado Taehyung ahí.
El alfa se pone a pensar cómo debería contarles esta parte de la historia a sus nietas, pues uno de los momentos más difíciles de todos se presentó al volver Taehyung de las vacaciones y no sabe cómo se tomarían que su abuelito sufriese de esa manera, pero bueno, siempre puede adornar las cosas mientras él las recuerda.
Mientras sus hijas siguen hablando con sus nietas él recuerda ese bonito sonrojo de aquel Taehyung al amanecer, sintiendo exactamente lo mismo, que en aquel entonces.
