29

108 28 7
                                    

Había ido pasando el tiempo y la pareja, curándose poco a poco desde el incidente con la familia del alfa, iba enamorándose cada día, con cada detalle y con cada momento pasional que vivían.

Dos hombres jóvenes y recién casados eran bombas de relojería a cualquier hora del día y en los sitios más inhóspitos de la casa.

Y con el alfa aun dentro de su esposo, mirándolo dulcemente mientras ambos respiran con dificultad y se van recuperando del cuarto choque de pieles del día, Yoongi pone una carita triste, que Taehyung acuna entre sus manos, sin entender.

— ¿Por qué esta cara cuando me acabas de ensuciar de nuevo? — pregunta con tono jocoso, aunque preocupado.

— Debo irme mañana de nuevo de viaje de negocios — explica, suspirando tras ver el horrible rostro de pena que pone el omega — sé que debería haberte avisado antes, pero no estaba previsto hasta esta mañana y me pareció mucho mejor venir a meterme entre las sábanas contigo.

— No importa, mañana iré a casa de mi madre — dice en voz baja, apartando las manos — no te preocupes, entiendo que debas irte, al final, nos mantenemos gracias a ti.

Eso le duele a Yoongi, pero no quieren que Taehyung trabaje fuera de casa si no es estrictamente necesario, ya que, tienen miedo de que algún desalmado pueda hacerle algo al ir o al volver, incluso en el mismo trabajo.

— Te voy a echar mucho de menos — susurra Yoongi, nuevamente listo para la acción y bajando su rostro para besarlo suavemente.

Habiéndolo dejado hace unas cuantas horas, el omega ya se encuentra en casa de sus padres, teniendo que escuchar a su madre replicarle porque llevan casi un año casados y sigue sin tener un retoño; Taehyung solo rueda los ojos, queriendo ser un ir...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Habiéndolo dejado hace unas cuantas horas, el omega ya se encuentra en casa de sus padres, teniendo que escuchar a su madre replicarle porque llevan casi un año casados y sigue sin tener un retoño; Taehyung solo rueda los ojos, queriendo ser un irrespetuoso que le cuente a su progenitora cómo todavía le chorrea semen del culo debido a las veces que su esposo le llenó ayer.

Pero se calla, bastante triste está porque este no se encuentra cerca para acunarlo y llenarlo otra vez de besos.

— Ay, mi cabeza loca — dice en voz baja, dándose cuenta de que no ha echado ninguna ropa interior; su mente le recuerda cómo la ha dejado encima de la cama para salir corriendo al excusado para limpiarse debido a las sustancias de Yoongi — madre, necesito ir a mi casa, volveré en un rato.

— Vale, pero llámame cuando llegues y cuando vayas a venir — dice esta, alegrando un poco el corazón del omega, que sabe que eso solo lo hace por preocupación por su hijo omega.

El cual, se alegra de que Yoongi tenga un trabajo que les haya podido proporcionar ese nuevo artilugio que pocas familias coreanas poseen, lo llaman teléfono y es un invento revolucionario que ha surgido en los famosos Estados Unidos, pero hasta hace poco no ha llegado a las altas esferas de su país.

Desearía que Yoongi lo tuviese en su trabajo y así, podría llamarlo.

Ese es el pensamiento que lo persigue mientras anda por las calles abiertas, disfrutando del paseo matutino, uno que sí realiza debido a que, de día, todo está lleno de gente y de guardias de seguridad, así puede salir con tranquilidad, aunque siempre va con miles de ojos de precaución.

Con un suspiro entra en casa, odia verla vacía, porque así debe estar, ya que, al no estar ninguno de los dos, el servicio ha sido dado unos días libres, mientras sus jefes vuelven a su vivienda.

Pero el aire dentro de la casa es pesado y se le tensa el cuerpo, sabe que hay algo raro y que no está cómo la dejó esa mañana; el miedo se apodera de su cuerpo, sospechando que alguien ha podido entrar y podrían estar robándole o algo peor, podrían hacerle barbaridades aprovechando que no está Yoongi.

Aunque eso no le va a detener, si alguien se ha atrevido a entrar en su nido, el omega dominante que lleva dentro, no va a dejar que campe a sus anchas.

Con el mayor silencio posible, deshabilita el bajo fondo del primer cajón de la cómoda de la entrada, sacando su navaja de confianza, alegrándose de seguir entrenando varios días de la semana con su esposo para que ninguno pierda la forma física ni las habilidades aprendidas en el servicio.

Y se adentra, con la navaja bien cogida e intentando hacer el menos ruido posible, decidido a sacar de esa casa a quien se haya atrevido a entrar, empezando por la cocina.

Aunque, antes de entrar, se detiene, frunciendo el ceño porque hay algo que no le cuadra; su naricita se pone a trabajar, entendiendo que lo tenso del momento no le había dejado reconocer el aroma que se intensificaba conforme llegaba a la cocina, sin entender por qué todo apesta a Yoongi, si no se encuentra.

Con cuidado, abre la puerta, encontrándose con los ojos morados de su esposo de frente, una imagen que le calienta de los pies a la cabeza.

— Siempre estarás tan sexy con un cuchillo en la mano — le dice el alfa, con una voz ronca y profunda.

Y, por alguna razón, en la cabeza de Taehyung tiene sentido que su esposo esté en pleno rut, cosa que no se había planteado hasta ahora, y siente a su lobo aullar desesperado, casi obligándolo a ser poseído hasta la saciedad.

— Perdóname, mi amor — sigue este, arrancándose los botones de la camisa — venía a tomarme los inhibidores cuando has entrado.

— Para qué tomarte eso si me tienes a mí aquí — comenta, algo enfadado, esa frase le ha dolido en el alma — debías haberme llamado conforme te has puesto así.

— N-No quiero hacerte daño — gruñe, apretando las manos contra la encimera.

Ese Yoongi, sudoroso, con los ojos brillantes y los colmillos levemente más afilados, envolviéndolo sin ser consciente en su aroma a alfa dominante, es una imagen que le persiguió hasta el fin de sus días.

— Soy tu marido y tu celo lo pasas conmigo — sentencia Taehyung.

Fates of his life with Taehyung ♡ YoonTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora