5. Una de cal y otra de arena.

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chicas, os adoro, todos los comentarios me animan un montón a escribir <3  llegaremos a los 300?

...

Es una mala idea, como todas las que ha tenido últimamente, al menos, en lo que concierne al hijo de su jefa. Pero puede que ésta se lleve la palma.

Nunca debería de haberse puesto a sí mismo en la posición en la que se encuentra; habiendo accedido a salir con él y las amigas del chico. Como si aguantar su presencia en el despacho no fuera suficiente, ahora tendría que hacerlo en un contexto totalmente diferente, sin poder excusarse en la profesionalidad y distancia que incentivan las paredes de la Moncloa. 

Su principal excusa para haber accedido es ganarse el favor de Rebeca Urrutia. Como si no lo hubiera hecho ya. Y como si no lo fuera a perder en el momento en el que perdiera el control y se lanzara sobre su hijo.

Lo peor de todo, es que no consigue que le importe todo lo que debería. 

Sobretodo cuando ve a Martin estirado sobre el sillón de su despacho,  escribiendo tranquilamente en una libreta. 

La camiseta que lleva se ha enrollado sobre su estómago, haciendo que una línea de piel se exponga entre la tela y sus pantalones. Hay algo que le dice que Martin es plenamente consciente de ello. 

Tal vez, incluso, es premeditado. 

"Al final no me dijiste a dónde vamos hoy." Dice, haciendo que Martin alce la mirada hacia él, alejándola de su libreta.

"Es una sesión de un amigo mío." Contesta el chico, que se gira suavemente, haciendo que la tela de su camiseta se estire por el movimiento. Mierda. "El DJ de la fiesta donde coincidimos."

"¿Qué?" 

"¿No te acuerdas? Te lo dije." Martin se levanta del sofá, dejando caer el cuaderno en una mesita y acercándose a él. "La fiesta donde mi amiga Ruslana te tiró los trastos."

"Ah, la pelirroja." Juanjo hace un gesto de reconocimiento, buscando una respuesta a la escalada de tensión en la habitación. 

"Va a venir hoy, por cierto." El vasco se sienta sobre la mesa, dibujando una sonrisa ladina en su boca. Juanjo no consigue interpretar el sentimiento que le inunda al ver a Martin subido encima del mueble. "Por si te interesa."

"Creo que vas mal encaminado si piensas que esa información podría interesarme." Contesta, intentando volver a centrar su atención en el informe que había estado haciendo. 

"No llegaste a responderme cuando te pregunté por qué no te liaste con ella." El menor vuelve a interrumpir, todavía sentando en la mesa. Mirándolo desde arriba, como se encuentra, Juanjo no puede evitar compararlo con una pintura. Es algo bonito, cuyas facciones parecen pertenecer a un museo. 

"Porque no es de tu incumbencia."

"Osea, que te vas a venir conmigo de fiesta, me dejas pasar todas las mañanas sentado en tu sofá y me aconsejas sobre cómo lidiar con la prensa, ¿pero dibujas la línea en saber nada sobre la vida del otro?" Es una trampa, lo sabe en cuento ve el brillo en los ojos de Martin, que se esfuerza por poner una expresión inocente. Juanjo no cree que haya un gramo de inocencia en el cuerpo del menor. 

"¿Quieres que seamos amigos?" Juanjo cierra la pantalla de su ordenador, intentando retomar algo de control sobre la situación. "Porque me da la sensación de que vas a usar en mi contra cada cosa que te diga."

"¿Tan mala opinión tienes de mí?" La sonrisa de Martin pasa a ser un puchero.

"No tengo ni idea de a qué estas jugando."

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