9. Entre la espada y la pared.

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chicas, os adoro, gracias por todo el amor, aquí tenéis el comienzo del Bruselasgate...

me dejáis algún comentario? jeje 

...


"Vente conmigo a Bruselas."

De repente, la mano sobre su cintura cobra un significado totalmente distinto. Martin siente  el instinto momentáneo de gritar un sí rotundo.
Realmente, le diría que sí a todo con tal de que siguiera mirándolo como lo hace y no rompiera el contacto sobre su cuerpo.

Sin embargo, toda su emoción no le impide ver el problema en el que se podría convertir su afirmación. Juanjo se siente vulnerable y está solo, desesperado por encontrar algo o alguien a lo que aferrarse.

Martin sabe perfectamente que no sería ético aprovecharse de esa situación, pero no puede contener sus ganas de ser esa persona; la persona en la cual puede apoyarse.

La que se va con él y le dice que sí a todo lo que le pida.

Ha dejado pasar demasiado tiempo sin dar una respuesta y el agarre sobre su cintura se ha intensificado, al mismo tiempo que la expresión de incertidumbre en el rostro de Juanjo.

Puede leer el arrepentimiento en sus ojos, como si la petición hubiera salido de sus labios por cuenta propia, sin permitirse analizar las consecuencias de la misma.

"¿Martin?" Su voz ha bajado un tono, empapada de inseguridad. El vasco no quiere volverle a oír así nunca.

"¿Quieres que vaya contigo de verdad? ¿O es algo que has dicho por decir?" Odia la manera en la que las palabras tiemblan en sus labios, presas de su falta de control sobre sí mismo.

"Nada de lo que te digo es simplemente por decir." Hay una seguridad reforzada en la manera en la que Juanjo se expresa.

Martin es terriblemente consciente de cómo no ha apartado su mano todavía. Teme moverse y romper la tensión que se ha creado entre ellos, está totalmente paralizado, subido a la mesa y mirando cómo Juanjo se cierne sobre él.

Es ridículamente atractivo, así, lleno de vulnerabilidad y aun así, manejando la situación a su antojo.

"Joder, Juanjo, hoy estás... ¿Estás bien? ¿Tienes fiebre?" Su pregunta provoca una risa en el hombre.


"No." Se acerca incluso un poco más a él, rompiendo cualquier barrera de falso compañerismo que pudieran haber imitado hasta el momento. "¿Me notas caliente?"


Es el turno de Martin de soltar una carcajada, sorprendido y nervioso a partes iguales. A pesar de la clara insinuación detrás de las palabras de Juanjo, el momento de tensión se rompe a causa de las risas. El maño retira sus manos, pasando una por su pelo y escondiendo la otra en el bolsillo de su pantalón. 

Aun así, Martin siente el magnetismo de su piel. 

"Entiendo si no quieres o, yo que sé, tendrás tus mierdas y tu vida y yo... Joder, lo siento, no quería decir que tus obligaciones sean una mierda, sino que, a ver, ¿me estoy explicando?" La verborrea que sale de su boca sólo confirma las sospechas que ya crecían dentro de Martin.

Lo intenta disimular, a veces con demasiada facilidad, pero Juanjo está tan nervioso como él. 

Tan asustado y confundido como Martin se siente a su lado. Todo opacado en favor de poder pasar unos segundos más con él.

"No, pero me da igual." El chico le da una sonrisa, intentando transmitir una tranquilidad que no le pertenece y asegurarle a Juanjo que, realmente, todo está bien. "Podría, si lo dices de verdad, escaparme un par de días... Rus lo entendería, no nos retrasaría mucho con los ensayos."

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