Capítulo 11

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Sackerson regresó después de unos días y su reacción al verme fue similar a la de Chasydi, con la excepción de que al transformarme para escapar de ella olvidé el pequeño detalle de que éramos la misma especie y tan pronto me alejé, ella se transformó y me persiguió por horas hasta que Loïc nos ordenó que dejáramos de comportarnos como idiotas y no nos quedó más que regresar al castillo donde ella sí me golpeó.

Mis días empezaban un poco más tarde de lo que normalmente pasaba, pero es que no tenía mucho más que hacer. Estaba empezando a adaptarme a esa nueva vida, pero a veces sentía que daba un paso al frente y retrocedía cinco.

Esa mañana me levanté tarde y mucho después de Lysander. A él no parecía molestarle y yo disfrutaba dormir un poco más de lo que solía. Después de desayunar algo me dispuse a buscarlo en su propia oficina que estaba cerca de la de Loïc y tenía el mismo aspecto rústico con la única diferencia del leve aroma a cereza que te acariciaba la nariz al entrar.

Me adentré a la oficina que estaba llena de guardias que se movían de un lado a otro preparando sus armas y se daban órdenes que se sobreponían unas sobre otras. Apenas me miraban preguntándose quién diablos era yo y qué hacía en el palacio, como siempre. Fue más sencillo para mí ignorarlos porque mis ojos solo podían concentrarse en Lysander. Él no me miró, ajeno a mi presencia seguía haciendo anotaciones entre los papeles sobre la mesa, con le ceño ligeramente fruncido debido a la concentración que esa tarea requería. Los guardias salieron al rato anunciando que prepararían todo para poder salir pronto.

—¿Saldrás en una misión? —pregunté. Lysander me miró con una leve sonrisa un segundo antes de volver a lo que hacía antes.

—Desde que terminó la guerra hemos tomado los reinos que estaban con Gael —respondió mientras revisaba mapas y libros—. Necesitamos reducir la cantidad de personas que podrían traicionarnos en el futuro.

—Y supongo que no les invitan a cenar —dije con sarcasmo y una sonrisa burlona como siempre.

—No hay piedad para los traidores —dijo con sencillez sin mirarme.

Yo me quedé en silencio un poco sorprendido de la rudeza en su voz, como si eso fuera lo más natural del mundo. El Lysander que yo conocía habría buscado otras opciones antes, quizá algo menos... frío. De pronto sentí que no lo conocía, que ese Lysander frente a mí era alguien totalmente diferente al que yo había amado, ese con quien había reído cada tarde y de quien yo me había enamorado como nunca antes. Ante mi silencio, Lysander levantó la vista del mapa y me miró como si no comprendiera la razón de mi expresión.

—¿Qué pasa?

—No es nada, solo... suenas tan diferente. Un poco más...frío.

Exhaló como si estuviera acostumbrado a escuchar eso, Era la clase de suspiro de una persona cansada de escuchar lo mismo y el fastidio que reconocí en él hizo que se me estrujara el pecho.

—Ser amable no me ha servido de nada. He hecho lo que es necesario para el reino y si eso significa protegerlos de aquellos que no dudarán en traicionarnos, es lo que haré.

—Entiendo eso, sólo...

—Las cosas son diferentes ahora —me cortó con voz firme—. Ha pasado mucho tiempo y así es como funciona todo ahora. —Esa afirmación me dolió más de lo que podría admitir porque era verdad, aunque él y yo intentábamos fingir que no era así, que yo no había desaparecido y que no existía este abismo entre nosotros.

—Lysander, lo entiendo.

—¿Lo entiendes de verdad? —sonrió de forma leve y negó casi sin mirarme—. No creo que puedas entenderlo, Shane, porque tú no estabas aquí.

OdjurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora