Capítulo 15

34 4 0
                                    

F I N A L

Ese día el silencio reinó en todo el territorio de los Kensington porque la noticia se esparció como una epidemia y pronto cada habitante y reino supieron, aterrados, que Gael estaba vivo y que tenía al heredero del trono. El pueblo estaba casi desierto, pude contemplarlo mientras dirigía a las tropas para buscar a Sheehan. Eran pocas las personas que andaban por las calles, los negocios estaban cerrados y el pesado aire de la desesperanza hacía que respirar fuera mucho más complicado.

Lysander se las había ingeniado para esconderse de mí y quizá se lo agradecía porque ¿qué podía decirle? Todo este enredo era culpa mía, porque si yo hubiera dicho la verdad, el reino se habría preparado y Gael no se habría llevado al pequeño Sheehan. Esa era una nueva pesadilla que podría agregar a la lista de recuerdos favoritos para reproducir por las noches, de Shane. Porque podía imaginarlo a la perfección atado en alguna habitación oscura, con sus mejillas empapadas y rojas mientras llamaba a sus padres porque su pequeña mente no lograba entender dónde estaban ni por qué lo dejaron solo. Esa simple imagen me revolvía el estómago, al igual que a todos en el reino, probablemente.

Las tropas se dividieron y comenzamos la larga y exhaustiva tarea de encontrar alguna señal de Sheehan, aunque sabíamos que era inútil porque Gael era excelente para planear sorpresas y si no quería que lo encontráramos, entonces no lo haríamos. Fueron horas de una búsqueda interminable que terminó en lo mismo. Cuando estaba atardeciendo tuvimos que regresar con las manos vacías y enfrentar a la reina que nos esperaba en la entrada del castillo con una mirada de esperanza. Violet nunca se había visto igual. Tenía el cabello revuelto, la piel pálida y delgada como papel lo que marcaba aún más los moretones que aquellos sujetos le habían dejado. No usaba sus vestidos de reina, sino un pijama holgado, con un chal sobre sus hombros.

—¿Y bien? —me preguntó cuando me detuve frente a ella. No tuve el valor de mirarla tampoco y me limité a negar.

Comenzó a llorar y dejé que me usara como blanco para sus puños que chocaban contra mi pecho con menos fuerza cada vez. El nudo en mi garganta se hizo insoportable e hice lo único que sabía hacer: huir. Me transformé y emprendí el vuelo sin saber a dónde ir. Pude sentir por el lazo de mi juramento, la interrogante de Lysander mientras se preguntaba dónde estaba. Una interrogante manchada de enojo y traición. Seguí buscando por mi propia cuenta hasta que cayó la noche y entonces entendí que sólo tenía una opción para encontrar a Gael: Moll.

Llegué a la cueva un par de minutos antes que el carruaje que llevaba a Lysander junto con Gaye.

—¿Creíste que no sabría a dónde ibas? —preguntó Lysander ante mi evidente mirada de sorpresa. Su voz tenía ese tono severo que me revolvía las entrañas.

—El lazo —respondí, porque claro que él podía sentir lo que yo y había entendido esa respuesta cuando yo lo hice. Gaye comenzó a caminar al frente y logré sujetar el brazo de Lysander cuando pasó junto a mí. Él se detuvo y exhaló sin mirarme.

—Suéltame —ordenó en voz baja.

—Lo siento —dije—. Sé que todo esto es mi culpa y sé que nunca vas a poder perdonarme por ello, pero es real, Lysander. Lo siento.

Se sacudió mi agarre y tensó la mandíbula.

—Ojalá que todo pudiera solucionarse con un "lo siento" —murmuró y continuó el camino hacia arriba.

Me quedé sin fuerzas, pero me dije que si eso era mi culpa, de ninguna maldita manera dejaría que él pagara el precio por esa información, así que me tragué el dolor por cómo todo se había arruinado tan rápido y caminé detrás de ellos a una distancia prudente suplicando dentro de mí que Lysander no me ordenara irme porque no podía dejarlo solo en eso. Por fortuna no lo hizo, pero ni una sola vez se giró para mirarme, como si yo fuera un fantasma, una sombra que lo seguía.

OdjurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora