A la sombra de la sociedad.

Capítulo 9

El miercoles por la mañana ambas mujeres se embarcaron en el corto viaje a la residencia de los duques, llegando a tiempo para la hora del desayuno, tal cual habian organizado.

La duquesa fue quien las recibio a su llegada y las acompaño a cada una a sus respectivas habitaciones, comentando de pasada que el duque y el vizconde se encontraban en el despacho atendiendo asuntos importantes de los negocios familiares y que se unirian a ellas para desayunar.

Penelope conto con el tiempo suficiente para refrescarse y cambiarse de su atuendo de viaje a un vestido de mañana color verde claro, que resaltaba el color de sus cabellos rojizos y le hacia contraste a su color de piel. Una vez Anne termino de cepillar sus cabellos y de recogerlos en un moño alto, Penelope se vio regresando a la planta baja de la impresionante edificacion en busca del comedor.

Aquella residencia era espectacular, cuadros de importantes artistas decoraban las paredes asi como esculturas de marmol y piedra se erguian como si estuviesen expuestas en un museo. A pesar de la extravagancia y opulencia del lugar, Penelope sentia la casa Hastings como acogedora. Camino distraida admirando las piezas dispuestas como en exhibicion hasta que se detuvo a observar un cuadro en especifico.

Era una simple casa de campo, pintada al oleo pero se dejaban ver los colores de un amanecer en el horizonte. Era "sencillamente espectacular". Era la unica forma de describir tal pieza. Sin embargo, sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de pasos que retumbaban en el suelo de marmol en direccion hacia ella.

Penelope -Escucho decir de la voz gruesa del vizconde. Su mirada paso de la obra de arte hacia el, descubriendo que a su lado se encontraba el duque, ladeando una sonrisa divertido.-

Mi lord, su excelencia -Fue la respuesta inmediata de ella mientras hacia las reverencias correspondientes a cada uno de ellos.

Veo que tienes un muy buen gusto -comento el duque mirandola.- Según los miembros mas antiguos del servicio, ese cuadro era el favorito de mi madre

Es precioso -comento ella aun mirando a Anthony y dedicandole su mejor sonrisa. Verlo le hacia aletear el corazon y le calentaba el alma. Enseguida se percato de lo dicho, volvio la mirada al duque.- Es en definitiva un amanecer espectacular en el campo, en el silencio de la madrugada mientras puedes quedarte con tus pensamientos mas profundos y coexistir con ellos en paz.

Simon le dedico una apmplia sonrisa antes de agregar.- Algo parecido dijo Daphne cuando lo vio por primera vez. Bueno, si me disculpan los vere en el comedor en unos minutos.

Simon palmeo la espalda de Anthony, quien asintio agradecido por el momento de privacidad obsequiado. Una vez se encontraron solos en el pasillo, Anthony tomo la mano de Penelope y dejo un suave beso en sus nudillos; notando como la piel de la pelirroja se erizaba ante el tacto entre ellos.

Anthony -susurro ella dando un paso hacia el, mirandolo a los ojos.

Penelope -respondio por lo bajo antes de inclinar y rostro y depositar un beso en la mejilla de ella. En aquel momento tan intimo, Penelope noto que la tension se podria cortar con una aguja. Su mirada paso entre los ojos y los labios de Anthony, deseando por primera vez que alguien que no fuera Colin la besara. Sus labios se entreabrieron ante tal descubrimiento; en una fraccion de segundo, se imagino en brazos del vizconde y un minimo suspiro se escapo de entre sus labios.

A Anthony le pasaba algo similar. Penelope lucia fresca y exquisita esa mañana. Sabia que aquel beso que habia depositado en la mejilla de la pelirroja seria lo mas lejos que podria llegar con ella en un largo tiempo debido a que no pretendia manchar la reputacion de ella con alguna actividad impropia de una señorita. Lentamente recobro la postura y esbozo una sonrisa traviesa.