A la sombra de la sociedad.

Capitulo 4

El viaje hacia el campo habia sido muy tranquilo. Lady Danbury era una compañía absolutamente fantastica. La mujer tenia mundo, era culta y la conversacion fluia entre ellas con tal naturalidad que Penelope se sorprendia cada vez mas de los nuevos matices que iba descubriendo de su propia personalidad.

Era evidente que algo la aquejaba, pero la mujer habia decidido no presionar a Penelope asi que hizo como si nada sucediera. La habia estado observando durante toda la semana. La niña tenia tantisimo potencial como para haber enamorado hasta al mismisimo duque de Hastings, si hubiese tenido una buena asesoria durante su primera temporada.

Penelope era una muchacha refinada, con modales y gestos finos y ademas de eso, tenia un cerebro que sabia utilizar. Cosa que le faltaba a la mayoria de las debutantes. Su rostro redondo, encajaba perfectamente con el color de sus ojos y el tono de sus cabellos. Pero Portia Featherington (una mujer sin gusto alguno para Lady Danbury) se encargaba de vestirla de forma poco favorecedora.

Lady Danbury no habia tenido ninguna hija, puros varones quienes se habian ido al extranjero desde hacia muchos años, pero le reconfortaba saber que en su momento habia guiado a Violet en el mercado casamentero, al igual que habia transmitido su sabiduria marital con la mismisima reina. Y en ese momento, seria Penelope quien heredaria su sabiduria y seria guiada por las dos mejores casamenteras de Londres.

Una vez instalada en la residencia de campo de Lady Danbury y para sorpresa de Penelope, comenzo a recibir diferentes tipos de tutores: Lenguas modernas (Frances, Aleman, Español e Italiano), historia del arte, politica, musica, baile (el cual no era necesario ya que Penelope bailaba de forma magistral pero pocos se daban cuenta ya que rara vez pisaba la pista de baile).

Tambien aprovechaba las tardes para salir a cabalgar por la amplia propiedad (cosa que disfrutaba muchisimo aunque desde que su padre habia fallecido no lo hacia ya que a su madre le parecia de mal gusto) o ir a nadar al lago que se encontraba cerca.

Penelope colaboraba en todo lo que podia en relacion a la casa, era una muchacha curiosa y aprendia rapido; cosa que tenia complacida a Lady Danbury quien no se arrepentia en absoluto de haber extendido la invitacion.

Poco a poco fueron corriendo los dias y el aquejo que inicialmente estaba en su rostro, se fue disipando asi como los sentimientos de ella hacia Colin. En algun punto del camino habia conseguido perdonarlo, desde el punto mas racional en su mente pero pensar en el le producia afliccion, una afliccion que fue disminuyendo.

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Ya habian pasado dos meses desde que Penelope estaba viviendo con Lady Danbury. Su semblante habia cambiado totalmente y al haber encontrado cierta paz mental, su cuerpo habia respondido positivamente lo que implicaba que habia bajado algo de peso, haciendo que los vestidos le quedaran holgados y que tuviera que mandar a hacer ajustes para reducir las tallas. En el momento que abordo el tema con Lady Danbury esta le dijo que en definitiva la paz del campo le sentaba muy bien y bromeo con el que estaba lejos de las garras de su madre.

Hasta cierto punto la mujer tenia razon. Sus habitos alimenticios habian cambiado del cielo a la tierra y no tenia mas que atribuirlos al no sentirse presionada ni bajo el constante escrutinio de su familia.

Extrañaba la compañía de los Bridgerton, especialmente a Eloise quien era experta en alegrarle los dias con algun comentario ocurrente. Sin embargo, la correspondencia entre ellas iba y venia con una increible regularidad. No se podia decir lo mismo de la correspondencia con su madre y sus hermanas. Habia recibido escasas dos cartas y en una de ellas se le notificaba que Lord Featherington habia llegado a la ciudad y que se estaba encargando de los asuntos familiares que estaban pendientes.

Fue durante la cena de un jueves que un lacayo entro al comedor e interrumpio la conversacion sobre poesia que estaban sosteniendo esa ncohe para entregarle una carta a Lady Danbury.