‡°•Capitulo 3 - Baila conmigo•°‡

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                               {.....}

Llevaba dos semanas juntos a él y aún no sabía nisiquira su nombre. Este hombre era bastante complicado...., no me dejaba saber nada de él y cualquiera pregunta que quisiera hacerle sobre su familia me la negaba.

En estas dos semanas almenos él se indigno en darme finalmente una cama en el sótano y un televisor además de uno que otro "lujo" como él llamaba el hecho de tener más cosas en el ático para no aburrirme y volverme loca allá abajo.

Su presencia seguía siendo amenazante para mí y seguía sintiendo algo de peligro cuando se acercaba demasiado a mi pero lentamente me estaba acostumbrada a eso.

Y nisiquira me había dado cuenta.

El me traía libros nuevos, y colores para mis dibujos siempre y cuando fuera obediente y no llorara por estar encerrada allí.

No sabía si era una especie de manipulación extraña o simplemente realmente no le gustaba escucharme desde arriba llorar.

Aúnque no lo entendía pues probablemente su habitación estuviera en el segúndo piso y se me hacía imposible que logrará escucharme.

Mi mirada estaba fija en ese hombre viendo cómo él fumaba un cigarrillo mientras estaba costado en él sofá de la sala perdiendo en sus pensamientos.

Se suponía que debía estar dibujando sin prestarle mucha atención pero me resultaba extraño su comportamiento desde la mañana, no hacia nada de chistes, tampoco se esforzaba por sonreír, y mucho menos en molestarme.

Simplemente...parecía perdido en si.

—Dibuja, deja de estar mirándome.—Escuché su voz firme por toda la sala.

—Lo siento.

Dije apartando mi mirada para concentrarme en el dibujo qué estaba haciendo, estos días me había estado llevando más seguido arriba y por mucho más tiempo, salía del sótano por las mañanas y volvía por las noches, así que pasaba aún más tiempo con él.

Observandolo cocinar, leer, hablar por teléfono o simplemente mirando por una ventana de la mansión.

Me había percatado que su vida era muy repetitiva y solitaria, apostaba que Incluso antes de mi llegada era igual y por eso seguía haciendo su misma rutina todos los días.

—¿No te parece chistoso?, se supone que tú deberías ser la atormentada y ahora soy yo el atormentado, las vueltas de la vida.—Él le dió una calada a su cigarrilo y dirigió su mirada hacia a mi.—Sabes los hermanos aveces son una mierda, desearía no tenerlos pero ya existen así que no tengo nada que hacer.

—¿Tienes hermanos?.—Pregunte como si no lo supiera.

Gracias a qué estaba más tiempo arriba me di la tarea de observar más las fotografías y cuadros y pude ver qué difinitivamente la fotografía de esos 7 adolecentes uno de ellos era este hombre y por su parecido evidente con los demás eran sus hermanos.

—Eso ya tu lo sabes.—engañar a este hombre no era fácil de ningúna manera, era demasiado observador.—Pero si, tengo seis, y los seis son una mierda.

—¿Cuáles son sus nombres?.—Intentaba hacerle un poco de conversación no solo por curiosidad de saberlo si no también por qué era la única persona con la que podía convivir en mi encierro.

—¿Estás interesada en mi vida?.—Su voz sonó un tanto coqueta está vez.

—Solo pregunto por mera curiosidad.

Mis palabras eran un tanto nerviosas y en negación a lo que decía, no quería verme interesada sobre su vida, era mi secuestrador, si le estaba preguntando algo sobre él, ¿pero que me quedaba?, me faltaba hablar con alguien desde hace semanas.

Los Lawrence - [Durmiendo con el peligro] #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora