‡°•Capitulo 18 - Amanecer sangriento•°‡

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Renné Clark.

Acaricie suavemente la cabeza de Hannibal en mis brazos mientras le susurraba una vieja canción de cuna que mi abuela me había enseñado cuando era niña. Había dado a luz hace poco menos de dos meses y a pesar de que el parto fue un poco difícil estaba feliz de tener en mis brazos a mi hijo, mi carne, mi sangre, mezclada con la sangre y carne de la personaba que quería.

Niklaus Lawrence.

Sabía que las circunstancias de como habíamos acabado allí no habían sido las más correctas pero ahora tenía una vida nueva y un bebé que cuidar que nececitaba de mi más que nada en el mundo.

O eso me había enseñado la señora Arabella.

—Hermana.—Genevive habló desde el baño con una voz un poco baja y entrecortada.

—¿Que pasa?.—Dije aún concentrada en Hannibal y en su pequeño cuerpo.

—Ven rápido.—Ella dijo está vez con miedo.

Extrañada dejé a Hannibal en su cuna y me acerque al baño encontrándome con Genevieve intentando desmanchar su ropa interior que tenía una gran mancha de sangre.

Por primera vez había bajado su periodo y ella no sabía exactamente que hacer.

—Oh....—Mi voz se cortó un poco al darme cuenta de la situación, me acerque a ella y tomé sus manos con cuidado.—Esta bien, está bien, no pasa nada, esto es normal, ¿recuerdas que yo también lo tengo?.

Pero yo no lo quiero, ¿sabes que sucedería si se enteran?, ¡me querrán a mi también!.—Ella dijo entre lágrimas quitando mis manos de las suyas volviendo a intentar desmanchar su ropa interior.

Al escuchar eso me quedé en total silencio pensando en por qué ella decía eso.

—¿Por qué dices eso?.—Le pregunté directamente.

—Por que es así y tú lo sabes, se que ellos buscan mujeres que puedan tener hijos, mamá siempre nos decía que después que una mujer sangrara podía tenerlos, yo no quiero eso.—Su voz estaba muy alterada mostrándome que ella realmente estaba muy asustada por eso.

—No te preocupes por eso, Le diré a Niklaus que no permitiré que nadie te tomé, estarás bien conmigo, además eres muy joven.—Dije intentando calmarla pero ella no lo hizo.

—La señora Arabella dice que una vez que una mujer sangra para ellos no es jóven.—Su llanto era tan fuerte que hizo que Hannibal se despertará de su pequeño sueño.

—Escucha, estarás bien, nadie te tomará,  se lo diré a Niklaus y todo estará bien.—La tomé por los hombros intentando calmarla.

Ella asistió suavemente con la cabeza haciéndome soltar un suspiro al darme cuenta que finalmente se estaba calmando.

—Bien, ahora ponte una de mis toallas que están en la canasta y ropa interior nueva, te traeré un té para los cólicos y una bolsa caliente para el vientre, pero cuida de Hannibal un momento mientras habló con Niklaus ¿si?.—Ella volvió a asentir con la cabeza y yo solo sonreí dejando un beso en su frente antes de salir de mi habitación.

Caminé por los pasillos de la enorme mansión familiar de Niklaus, allí iban en algunas ocasiones su familia para quedarse en eventos o días festivos pero normalmente solo estaba ocupada por las otras mujeres de Niklaus, su madre y él.

Respiré hondo y entre a la oficina de Niklaus abriendo la puerta suavemente encontrándome con él sentado en la silla de su escritorio leyendo algunas cuentas y cheques que estaban encima de la mesa.

Los Lawrence - [Durmiendo con el peligro] #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora