{.....}Hannibal Lawrence.
1990.
Coloqué cuidadosamente el cabello de mi madre en una base para pelucas, después comencé a peinarlo con la misma suavidad que recordaba cuándo ella lo hacía en mi niñez conmigo, cuando ella no estaba del todo...mal de la cabeza.
Sonreí de oreja a oreja evitando demostrarme a mi mismo el dolor que sentía de saber en que había perdido a quien probablemente me amo de verdad.
Almenos en algún momento de su vida.
Solo podía pensar en que debía llenar ese vacío.
Y mi única solución por ahora era fabricar una muñeca.
Aún creía fielmente que la culpa era de mi padre y nuestra maldita familia, ellos arruinaría mi pobre Madre y ahora estaban como si nada, olvidando que alguna vez ella existió y vivió en la misma casa en la que dormían.
Malditos engendros.
Tarareó en voz baja aún con una sonrisa forzada en mis dientes mientras terminó de peinar el cabello de mi madre, que aún mantenía su olor a pesar de que ella ya no estaba aquí.
No me dejaron traerme el cadáver de mi madre así que le quite su cuero cabelludo y también sus ojos en secreto.
Me levanté de mi silla y tome el cabello previamente preparado para que no pudiera soltar algún olor no deseado, me acerque en silencio a la muñeca aún sin terminar y coloqué su cabello en su cabeza observando como cada día tomaba la forma que quería.
Trabajaba en ella día y noche para que fuera perfecta.
Y la pondría en la cima de mi colección.
Para que siempre me mirara y me escuchará.
Sin opcion.
—Hannibal.—Escuché la voz del abuelo desde la puerta de mi pequeño estudio para hacer mis muñecas.—Quiero que limpies tu asqueroso desorden, o tendré que tomar esa maldita muñeca y tirarla.
Sabía que el abuelo Michael quería que me deshaciera de los cuerpos de un pequeño grupo de 3 adolecentes que yo había secuestrado y luego torturado para relajarme un poco después de la perdida de mi madre.
Pero solo me hizo desear aún más hacer daño.
En especial el psicológico.
—Tú no harás nada.—Dije en voz baja sin importar que estuviera desafiando al abuelo a pesar de que vivía en su casa porque nadie me quería en la mansión principal.
—Harás lo que te digo, vives en mi casa, comes mi comida, tu estúpida abuela te conciente en todo lo que quieres, y te protegemos de tu propia famila, lo mínimo es que seas obediente.—Él se acercó a mi a paso lento ya que tenía que usar un bastón debido a que hace poco se había caído accidentalmente de las escaleras.
Pero la realidad es que la abuela Arabella lo empujó con toda intención.
Almenos fue la primera vez que la vi atreverse a algo contra él.
—Me encargaré de los cuerpos, pero nunca toques mis muñecas.—Volví a hablar antes de girarme para mirarlo detrás de mi.
Él abuelo no me trataba tan mal o eso creía ya que era mucho mejor que con mi padre.
A pesar de que en un principio no quería recibirme en su hogar terminó acostumbrandose y también consintió muchos de mis caprichos al igual que la abuela.
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Los Lawrence - [Durmiendo con el peligro] #2 ©
Misterio / Suspenso(En edición) Sierra Walker una Adolescente de 17 años es secuestradas por un hombre oscuro y peligroso qué la llevará al mundo de su locura y perdición. Ella buscará la manera de escapar de las garras de ese hombre para volver hacer libre pero para...