Día 4

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El miedo se apoderaba de sus sentidos y la resignación golpeaba hasta asfixiarla. Pero mientras más esperaba ser perforada o lastimada por las garras mas lejos sentía el golpe. Su curiosidad alimento su coraje y abriendo ligeramente uno de sus ojos pudo ver al oso muerto frente a ella. El lomo desgarrado y ensangrentado de la bestia se exhibía frente a ella haciéndole creer que había algo incluso más peligroso que dicho animal.

Entonces paseando su mirada encontró la causa por la cual el oso hubo sido sajado en su espalda y fue como su cuerpo entro en un letargo inminente. Frente a ella se hallaba el zorro blanco de 9 colas con una mirada rojiza que solo dejaba entrever fuego e ira y lo segundo era lo que mortificaba a la pelinegra.

Intentando incorporarse para explicar con una falsa mentira su estadía en ese lugar fue aprisionada por ahora un joven y enfadado ojidorado. Ahora podía darse cuenta de la velocidad con la que él podía transformarse a conveniencia "estoy muerta" pensó pavorida.

-Tienes 10 segundos para darme una buena explicación - demando molesto e hincado sobre el cuerpo femenino, estaba aprisionándole el costado del cuerpo a la mujer con sus piernas.

-Yo solo... - ella fue interrumpida.

-Mas te vale que no inventes una excusa, puedo oler tu miedo - acoto Inuyasha con todo el carácter de quien de una forma impulsiva trataba de proteger algo que consideraba suyo.

-Inuyasha yo - comenzó a decir desviando la mirada de la dorada 

-Mi paciencia esta acabando... - soltó como ultimátum para presionar aun mas sus manos en la muñeca femenina, ella se removió incomoda al parecer.

-Quería huir - dijo rápidamente cerrando los ojos, él podría matarla sin esfuerzo alguno, era una bestia mítica después de todo.

-¿Por que? - pregunto simplemente, ella volvió a mirarlo con unos ojos que no lograba descifrar del todo.

-Porque tengo miedo - confesó al fin pero luego frunció sus labios al ver el rostro del ojidorado acercarse.

-Yo voy a protegerte Kagome ... deja de temerme ... - dijo suavemente sin apartar la mirada de ella y soltando el agarre de las muñecas - Pero promete que no escaparas de nuevo - ella asintió y el sintió un vuelco en el corazón.

-Intentare no temer.. - respondió incorporándose, para ver a Inuyasha levantarse frente a ella - pero debo regresar temporalmente a la aldea - él parecía reacio a dejarla libre.

-¿Porque quieres regresar? - pregunto cruzándose de brazos observándola - mi memoria es muy buena y te recuerdo que estabas escapando en aquel entonces ¿para que volver a un lugar así? .

-Mi familia... yo... - el nudo en la garganta corto todo flujo de palabras, y siendo franca con si misma, no había razón aparente para contarle su historia a un zorro de 9 colas...

-Cambiare entonces mi pregunta... - dijo acercándose a ella y por simple impulso movió un mechón del cabello femenino, Kagome parecía aturdida o eso podía ver en su mirada - ¿de quien estabas huyendo?.

-Naraku - soltó sin mas, desviando la mirada de la dorada.

-Entonces, ¿tus quemaduras fueron por su culpa? - pregunto buscando chocar mirada con ella nuevamente, entonces al verla confirmar su pregunta, el sintió su sangre arder como no había sucedido antes - maldito engendro... creía que solo atacaba a los nuestros - entonces ella volvió la mirada hacia el.

-H-Hay más como tu? - pregunto nerviosa, él asintió.

-Por ahora vámonos de aquí, apesta a alguien que detesto y acostumbra a robarme lo que me pertenece - dijo caminando en dirección a donde estaba la anterior guarida, la pequeña cueva.

Ella asintió y lo siguió a paso acompasado. Por alguna razón aparente el peliplata dejaba espacio suficiente entre ellos caminando mas lento de lo que usualmente podría hacerlo; eso pudo reconfortarla por un momento hasta que su mano fue capturada y atraída con brusquedad hacia el pecho masculino

-Inuyasha... - dijo en una queja interrumpida mirándolo sonrojada y con completo asombro ante su comportamiento.

-Shh...guarda silencio - ordenó a la mujer, su cuerpo estaba tensándose mientras mas cerca sentía aquella presencia desagradable.

-Puedes explicarme... - nuevamente la mujer fue interrumpida por unos dorados ojos que la recriminaron

-Joder Kagome... mírame - demando y aplico un hechizo de silencio en la mujer apenas la castaña mirada choco con la suya, sonriendo ante la incredulidad femenina y sus gestos claramente enfadados por su vano esfuerzo al intentar hablar - bien...guarda silencio y quédate quieta - dijo abrazándola aun más 

Cuando la familiar presencia estuvo cerca, examino el área a su alrededor buscando al dueño de aquello y cuando pudo localizarlo a un costado de su cuerpo, aferro el cuerpo de la mujer mas hacia él. Esos ojos fieros estaban analizando lo que él ya consideraba suyo, mirándola tal cual bocado fuese, estaba seguro que quería arrebatársela y él no lo permitiría.

-Hola Inuyasha ...



El zorro blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora