La aldea era un lugar agradable para ella, se sentía cálido y le hacia rememorar su antiguo hogar, su familia alegre y protectora. Sentir nostalgia en ese lugar era inevitable más sin embargo había algo que la hacia distinta de las demás y eso probablemente era a causa del bosque que la cercaba. Casi podía pensar que era una aldea oculta adrede, era casi enigmático, sobre todo la anciana que toco las telas del zorro identificándolas como poco comunes.
Entre el mar de pensamientos que ella albergaba llegó a un punto en el que caminar sin rumbo la llevo sin querer a la tienda de ropa donde la mujer le había regalado las telas rosas y que Inuyasha consideraba débiles "Es extraño estar sin él" pensó para si misma y se exaltó al ver a la mujer anciana correr el visillo de su entrada para enfocarla de nuevo.
-Estas aquí de nuevo jovencita - recibió con suavidad caminando hacia ella - y veo que tienes lo que te he dado - la pelinegra se sonrojo ante el comentario.
-No esperaba regresar tan pronto...solo estaba pensando y... termine aquí de nuevo - confeso avergonzada, aferrándose un poco la abertura que mostraba el inicio de sus pechos
-Entonces no eres de este lugar verdad, Kagome? - pregunto la mujer mayor con suspicacia
-La verdad yo... - su voz casi era un susurro, era un mar de nervios que no podía controlar, casi sentía que sus manos empezaban a transpirar
-Jovencita, deberías venir conmigo, esta anocheciendo y veo que hay que hacer ciertos ajustes a su ropa - sonrió amablemente invitándola a ir con ella.
Kagome se sintió nerviosa y ansiosa al mismo tiempo, ella quería volver a tener un hogar, ella quería experimentar el calor de una madre, de alguien preocupándose de su bienestar y por mas que no lo quisiera admitir la mujer mayor le transmitía cierto deje de confianza, además, Inuyasha estaba cerca, sabia que él podría protegerla ante cualquier situación.
Inuyasha estaba bosque abajo, cerca a la aldea, confiaba en su instinto pero pese a que terminaba vagando en círculos misteriosamente y a pesar de sus intentos, no podía encontrar la esencia de la mujer humana que lo acompañaba exasperándolo un poco "Realmente voy a encadenarte a mi si pretendes escapar, Kagome" pensaba molesto.
-De donde eres niña? - pregunto Kaede sirviendo una pequeña taza de té a la pelinegra, quien la tomo vacilante - No te preocupes, no esta envenenado - añadió y vio a la niña sonrojarse
-Yo, hui de mi hogar - explico secamente, esperando y rogando a los dioses que la mujer mayor no indagara más sobre su pasado, era algo que no quería contar.
-Ya veo... - dijo en respuesta y camino doblando en una esquina del interior del hogar desapareciendo de su vista y regresando minutos después con toallas y un hakama verde - esto podría ayudarte a cubrir mejor tu cuerpo jovencita y ten la toalla, hay un manantial cerca donde puedes darte un baño y relajarte un poco - sugirió.
-¿Por que? - dijo con evidente intriga - todo es muy repentino - dijo Kagome mirándola y tomando la toalla en sus manos con cierta desconfianza, por alguna razón no tenia el poder de decirle que no a la mujer mayor.
-Desde que aceptaste venir dentro conmigo deberías al menos hacerme caso - aclaro Kaede con su suave voz, sonriéndole - no te haremos nada malo, así que por lo menos intenta quedarte hasta el amanecer.
Kagome dudo un poco pero luego de un corto intercambio de palabras estuvo fuera de la casa casi por arte de magia dispuesta a ir al dichoso manantial donde tomaría su ducha, todavía era desconcertante el poder de persuasión que tenia Kaede, casi podía manejarla a su antojo.
Luego de una inhalación prolongada estiro su cuerpo y haciendo una exhalación rápida comenzó a caminar por los senderos de la aldea; ahora podía ver que las calles estaban más solitarias y comenzaba a creer que era casi o mas de media noche entonces apretando la toalla y el hakama junto a su regazo tomo un poco mas de valor y continuo su camino al manantial.
El lugar estaba remoto y desolado pero sin duda era un lugar precioso, que a pesar de tener muy pocas linternas de velas le daban cierto aire de misterio y privacidad, el vapor lo hacia ver casi mágico y regodeándose tan solo de imaginarse dentro no hizo más que dar un rápido vistazo alrededor, para dejar caer las prendas que la cubrían y zambullirse rápidamente.
El jadeo que hizo al salir era del mas puro placer. Hacia mucho que no tomaba un baño en un manantial como ese, casi era un privilegio para ella hacerlo sin compañía especialmente en uno tan grande, "esto es maravilloso" pensó regocijándose al dejar caer su cuerpo a la profundidad del manantial, la temperatura era perfecta, quizá la noche ayudaba a refrescarlo un poco. "Si tan solo..."
Todo aquel pensamiento que abordara su mente fue abruptamente interrumpido por alguien que tomo uno de sus brazos y la saco con fuerza y sin esfuerzo del agua haciéndola tragar un poco del liquido y dejándola sentada en la orilla del lugar.
-¡¿Estas loca o que, planeabas morirte acaso?! - grito sentado frente a ella, con el cabello húmedo y completamente adherido al rostro, sus ojos dorados no demostraban mas que miedo y furia al mismo tiempo y ella tomo un par de bocanadas antes de verlo a los ojos y encontrarse aquellos sentimientos revueltos en sus orbes dorados.
-Por que... tu estas... - una bocanada mas de aire fue necesaria para recomponerse y no hizo falta mas que un ligero viento para hacerle comprender su situación, ella estaba desnuda frente a él.
Verla bajo la tenue luz cálida de las linternas de velas que quedaban para iluminar el manantial eran un sueño, sin duda era la primera vez que veía tan detalladamente a una humana desnuda e indudablemente ella era para él un completo sueño. Observar el recorrido de las gotas que besaban su piel, la mirada expectante que acompañaba el sonrojo, el vapor que emanaba su boca con cada exhalación, el cabello revuelto y cayendo húmedo a su cuerpo cubriendo lo necesario, era una maldita tentación para el que no podía evitar devorar.
Cuando la vio cubrirse el pecho en un intento fallido no evito el ligero sonrojo que invadió sus propias mejillas pero que dejo escapar cuando sus manos callosas se movieron hacia los brazos que la cubrían. Él se sentía completamente hechizado por ella, moviéndose sin oponer resistencia. Una vez que alcanzo las manos femeninas, Kagome, quien escondía la mirada debajo del flequillo lo miro casi con terror y cuando las posiciono a cada lado de sus mejillas acunándose a si mismo el rostro no pudo evitar sentir más fascinación al tenerla tan dócil, tan frágil y expuesta.
-Inuyasha ...yo - ella empezó a decir, su nerviosismo era evidente y lo hizo aun más cuando mordió sus labios en una clara señal de nerviosismo y ansia, eso solo pudo invitar al peliplata a continuar.
-Lo siento... no puedo evitarlo - dijo casi en un susurro sin soltar las manos de ella, manos que sostenía en su propio rostro - Estoy completamente enamorado de ti, Kagome.
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El zorro blanco
RomanceEl es un zorro blanco de 9 colas que ha ansiado el contacto y el afecto humano por mas de 500 años... Ella era la humana que lo conocería mientras corría para escapar de sus agresores...