Día 2

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Correr con la mujer en brazos era más complejo de lo que creyó inicialmente, le impedía moverse con gracia pero quizá podía atribuir eso al hecho de que nunca había cargado antes con un humano.

Sus ojos se pasearon por el bulto en sus brazos, ella iba extrañamente cubierta con un harapo que apestaba para su agudo olfato y se lo haría saber inmediatamente abriera los ojos, así que el único lugar que llegaba a su mente para ayudarle era una pequeña cueva donde solía resguardarse cuando estaba herido. Ir a una aldea humana a dejarla podría suponer un problema mayor ya que aun con su aspecto humano el poseía ciertos rasgos que eran escasamente comunes en ellos.

Una vez que hubo aterrizado con su falta de gracia característica, la deposito en el frio suelo rocoso sin un ápice de cuidado y pudo percibir la incomodidad en el rostro femenino.

-Tal vez quieres despertar ahora - se dirigió a ella incado frente a la mujer, ella se removió un poco y la vio abrir los ojos, el efecto de su hechizo hacia ella había pasado hacia un par de minutos atrás.

-Donde estamos? - dijo con curiosidad, mirando el lugar y sintiendo cierto dolor punzante en la espalda que la hizo soltar un jadeo.

-Si te quedas quieta puedo quitarla - dijo acercando una de sus manos a la flecha ignorando la pregunta de Kagome hasta recibir un manotazo de la mujer - keh! ¿ahora que te pasa?

-¿Vas a matarme? - vocifero con una valentía fingida que hasta ella misma desconocía, internamente el miedo le calaba cada poro de la piel y esperaba que su propio temor no la engañara, mas sin embargo era difícil esconderlo al ver las garras en las manos masculinas al acariciar un mechón de su cabello, lo vio sonreír confiado, ella tembló ligeramente

-Eso no supondría gran esfuerzo para mi - soltó con burla - ¿quieres morir? - pregunto burlándose de ella, la vio negar con recato - entonces deja de ser estúpida y déjame quitar esa flecha

Detallo su rostro, era bastante blanca y estaba algo ojerosa, su cabello iba un poco revuelto quizá por la carrera que hacia para escapar, nuevamente paseo la mirada por su cuerpo y detallo que el trapo que llevaba ocultaba todo en ella menos las manos y su rostro, parecía ser una humana pequeña. 

Ella lo veía expectante mientras él aparentemente hacia un escrutinio a todo su ser, parecía querer buscar algo en ella sin ningún éxito hasta que lo vio inclinarse nuevamente hacia ella haciéndole cerrar los ojos con fuerza, tembló ligeramente cuando sintió que el apoyaba una de sus manos en el hombro y la otra la llevo a la espalda, seguramente tomaría la flecha y la extraería sin ningún tipo de cuidado y eso le asustaba, el hecho de tenerla ya era doloroso.

-Duele verdad? - dijo con calma y ella asintió, sentir el ansia de una acción era desesperante y que él se mostrara paciente la desesperaba - Las he soportado por muchos años - dijo recordando una de las tantas veces que fue lastimado a causa de ser descubierto por los humanos, ellos querían dar con él, quizá seria un premio increíble para ellos, negó con la cabeza olvidando aquello y enfocándose en la mujer frente a él - No te muevas...

Apretó con fuerza la flecha hasta que quedo desintegrada en sus manos, sonrió victorioso, su poder era milagroso para cualquier humano, luego acercándose un poco más coloco la palma de su mano contra la herida hecha, curándola, hasta hacer desaparecer incluso la cicatriz. Con ese gesto sintió tensar a la mujer bajo la palma de su mano.

-¿Que hace? - dijo, él la vio directamente a los ojos, regresándole su espacio personal

-¿Donde esta tu otra herida? - dijo escrutándole el cuerpo con los ojos, ella aferró mas la capa que la cubría - No intentes esconderlo, puedo olerla pero no podre curarte si no me muestras, ahora se buena y quítate eso - con descaro intento jalar la tela que cubría su cuerpo y se detuvo al observarla completamente sonrojada

El zorro blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora