Día 7

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Ella era sumisa o eso le gustaba pensar al albino. La mujer estaba carente de opciones y su orgullo le decía que quedarse con él era su mejor elección. 

Sus ojos chocaron miradas durante un rato largo y ella casi sintió que le faltaría el aire; si bien sabia que Inuyasha no era precisamente amable, en este momento lo estaba siendo y eso comenzaba a sofocarla en algún aspecto, así que para separarse rápidamente de su agarre asintió sin pensarlo demasiado, esquivando la mirada.

-Oye, puedo preguntarte algo - dijo con timidez, viéndolo asentir - Por que insistes en que me quede?

-Nada en especial - respondió esquivo, mirando hacia el bosque nuevamente.

Ella se levanto y camino un poco hacia el borde de la entrada, deseaba refrescarse un poco para pensar. Entonces mirando a los alrededores considero preguntarle a Inuyasha la posibilidad de llevarla a un pueblo, necesitaba ropa pero no estaba segura de si él realmente accedería así que tomaría el riesgo.

-Inuyasha...

-¿Qué sucede ahora? - pregunto inquieto, no le gustaba ese tono que ella comenzaba a usar

-Necesito ir al pueblo... - soltó sin más, no había excusa y quería ser sincera con él ahora que estaría a su lado

-Otra vez estamos, no lo permitiré, deja de insistir Kagome ¿quieres? - respondió poniéndose de pie y saliendo disparado hacia el bosque.

Era de noche ahora y mentiría si no admitía que luego de todo lo sucedido, temía escapar de nuevo, si él no la encontraba definitivamente algún enemigo de Inuyasha la mataría; de eso estaba muy segura.

-No hay forma - suspiro resignándose para resguardarse y tratar de dormir sin evitar enfadarse un poco - Muy insistente pero, apenas puedes, me dejas sola en este lugar tonto Inuyasha - suspiró dejándose llevar al mundo de los sueños.


El sonido de algo crujir junto a un aroma agradable inundo sus fosas nasales, haciéndola despertar intentando enfocar al joven frente a ella con dificultad, frotándose los ojos hasta encontrarlo hincado frente a una pequeña fogata.

-Que haces? - dijo tratando de incorporarse pero su cuerpo dolía a causa de la incomoda posición en la que durmió, lo escucho sonreír

-Eres tonta?, dormiste en esa posición incomoda durante toda la noche - dijo acercándose a ella para dejar caer sobre ella una fina tela roja

-Que es esto? - pregunto aferrando a su cuerpo aquella tela sobre ella encontrándose a si misma reconfortándose 

-No tienes frio? has dormido sin nada que pudiera cubrirte - Dijo Inuyasha acariciándole el flequillo - ¿Cómo puedes bajar la guardia de esa forma? - regaño y ella solo negó con la cabeza sonrojándose, parecía que se había vuelto más tímida - come esto, no es lo más delicioso pero puedes comerlo, es seguro - ofreció un pequeño atún asado al fuego que ella comió enseguida.

Estuvo mirándola comer, era reconfortante tener a una humana que no huyera de sus físicas anomalías y no lo rechazara tan rotundamente como otros a quienes intento salvar y terminaban huyendo de él.

Era un poco incómodo tener la ambarina mirada anclada a ella todo el tiempo, sabia que no era la mujer mas atractiva pero sabia que era bonita, sin embargo su mirada era muy intensa, él parecía querer investigar aun mas a fondo sobre ella y no sabia que más podría decirle de su vida. No consideraba algo mas interesante que la muerte de su familia y su escape de la aldea.

-No sabia que todavía te gustaban los humanos, Inuyasha - Aquella voz era casi melodiosa y oscura y cuando la vio enfocarlo enmudeció al instante haciéndolo sonreír

-A quien crees que estas mirando? - respondió tajante quedando frente a la mujer, ella parecía tener una historia mucho más profunda de lo que pensaba

-Esa mujer, entrégamela - demandó

-Keh, estas muy equivocado si crees que hare eso - respondió encarando a su oponente, dejando ver enseguida sus 9 colas

-No crees que es muy pronto para encapricharte con una humana otra vez? - provoco causando reacción en la mujer a espaldas de Inuyasha,

-Cállate...- Dijo con ira enrojeciendo sus ojos - si no te vas ahora voy a acabar contigo, Naraku

-Oh vamos, tu y yo sabemos cual sería el resultado de esa batalla, entrégame a la humana.

No hubo respuesta con palabras, Inuyasha simplemente se lanzo a la acción con garras y esferas de fuego azul en contra de su oponente que podía esquivarlo sin problema alguno llenándose de pavor con solo ver los movimientos de Naraku, quien demostró no ser un bandido común, el era otro ser como Inuyasha, seguramente era alguna deidad maligna

El zorro blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora