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— Kioko

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Kioko... —Yoriichi te llamo, a lo que lo volteaste a ver, se veía algo molesto. — ¿Vas a salir con Michikatsu? ¿Enserio?

¿Hay algo de malo con eso? —preguntaste, el pelirrojo se acercó a ti.

¿Ya lo perdonaste?

Ahh..escucha, yo.... —no sabías cómo decirle que en realidad esto lo hacías por tu madre.

Tartamudeaste sin saber que decir y con nervios, empezaste a jugar con tus dedos y apartaste la mirada ahora buscando una excusa para salir de ahí.

Kioko. —ahora, fue Michikatsu quien te llamo, volteaste detrás de ti notando que ahí estaba con los brazos cruzados. — Te estoy esperando, me dijiste que solo ibas por tus cosas.

Se notaba molesto, daba palmadas con su dedo en su brazo, indicando que te dieras prisa, a lo que solo suspiraste y miraste de nuevo a Yoriichi.

Escucha, me tengo que ir, pronto te veo. —sin decir nada te diste la vuelta y empezaste a caminar fuera de ahí, el pelirrojo solo se te quedó viendo, segundos después frunció el ceño.

Esque no podía creerlo, le causaba confusión que de repente lo perdonaras, aunque bueno, conociendo a su hermano estaba algo seguro que te manípulo.

Caminaste hacia el pelinegro quien se estaba quedado sin paciencia.

Solo me pregunto algo, no es motivo de enojarse. —lo tomaste del hombro queriendo calmarlo. — Ahora si vámonos.

Lo rodeaste y saliste de aquel lugar empezando a caminar, Michikatsu, antes de seguirte el paso volteo a ver a su hermano.

No te metas entre ella y yo, y te lo digo de verdad hermano. —le dijo, y, sin decir nada más luego salió de ahí persiguiéndote.

Yoriichi solo se quedó callado, sin saber que decir o hacer en ese preciso momento, se encogió de hombros, estaba seguro, muy seguro que algo iba a salir mal, quizás no una pelea, pero que algo iba a pasar.

Mientras tanto tú, estabas caminando junto al mayor por la banqueta, cuando quisiste cruzar la calle, de repente este te tomo de la mano provocando que te detuvieras en seco.

¿Que es lo qué pasa? —preguntaste frunciendo el ceño.

¿Esque acaso no te enseñaron a mirar a los dos lados cada que vas a pasar? —Michikatsu interrogó, mirándote extrañado.

Si estuviera viniendo un carro me hubiera dado cuenta, no estoy tonta, dahhh! —agregaste, algo molesta por el regaño que te había dado, pero era verdad.

El pelinegro se quedó callado, para después alzar la cabeza incorporándose de nuevo, te apretó un poco la mano para que no te soltaras, acto seguido empezó a caminar con algo de rapidez hacia el otro lado de la calle, donde estaba su auto.
Tratabas de seguirle el paso muy apenas, pues si que caminaba rápido, estuviste cerca de caerte como unas 5 veces, y cuando le decías que caminara más lento, no te hacía caso.

Máquina de dinero | Michikatsu Yandere Donde viven las historias. Descúbrelo ahora