C i n c o

1.6K 154 21
                                    

N/A: Les voy a poner la traducción de algunas frases en italiano en los comentarios.







Cuando al fin les fue posible separarse, Max lo obligó a bajarse de su regazo, sin importarle cuan adormecido y a gusto se encontraba el omega sobre su cuerpo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando al fin les fue posible separarse, Max lo obligó a bajarse de su regazo, sin importarle cuan adormecido y a gusto se encontraba el omega sobre su cuerpo. Sergio se tambaleó cuando sus pies tocaron el suelo, su visión estaba algo borrosa y su sistema de deducción parecía no querer reaccionar. No entendía nada de lo que estaba ocurriendo.

Él solo deseaba volverse a dormir aspirando aquel sutqil aroma, escuchando ligeramente aquellos pacíficos latidos del corazón, percibiendo aquellas tibias caricias en su espalda que no hacía otra cosa más que producirle una enorme relajación. Quería eso. Pero, al parecer, se había acabado y ahora unas manos ajenas lo vestían.

Sergio parpadeó seguidamente en un vago intento de abandonar aquel estado de somnolencia en el que se ubicaba. Se talló los ojos despacio cuando su cuerpo fue elevado hasta el escritorio.

De entre sus labios huyó un quejido indetenible cuando sus glúteos colisionaron contra la madera del mueble. El dolor fue instantáneo y agudo. No recordaba cuándo había sido la última vez que, por culpa de un encuentro sexual, le doliera de tal manera sentarse.

Intentó enfocar su vista en el hombre que pretendía colocarle los pantalones y aspiró con fuerza para olfatearlo. Una sonrisa se formó en la comisura de sus labios al advertir que el alfa estaba impregnado de su olor, siendo apenas percibido del propio.

Sergio lo contempló con admiración, dándose cuenta que cada una de sus facciones sólo reflejaba lo hermoso que era.

Sin embargo, su cálida sonrisa se desvaneció y aquel singular brillo en sus orbes la acompañó en su partida en cuanto el omega evocó los recientes recuerdos que parecía haber olvidado por un momento.

—Quiero ver a Charles —murmuró, su voz sonó mucho más débil de lo que esperaba.

El alfa lo obligó a ponerse de pie, de modo que se le facilitara el hecho de terminar de subirle el pantalón. Luego, lo alzó entre sus brazos y el omega, vencido por el cansancio, no tuvo más alternativa que aferrarse a sus hombros y enlazar sus piernas en la cintura del otro.

—Necesito ver a Charles —insistió al mismo tiempo en que reposaba con delicadeza su rostro sobre la zona de la clavícula del alfa.

—Tienes que descansar —replicó el rubio, abandonando aquel despacho.

—No, quiero verlo —musitó en medio de un bostezo y sus párpados rebeldes se cerraron sin permiso. Ya había olvidado lo bien que se sentía que un alfa lo cargara.

—Dormirás, estás cansado —demandó el alfa.

—¿Dormirás conmigo? —dijo ingresado en un estado de adormecimiento.

—No, tengo trabajo que hacer.

—Cuando termines, ¿vendrás a dormir conmigo? —murmuró, sintiendo cómo era recostado sobre la sedosa tela de algún cubrecama.

Sublime Dominación || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora