Cuando la lluvia caiga | Parte II

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Con las ganas que me abraces... Con la falta que me haces...

Con la falta que me haces
Reik

Con la falta que me hacesReik

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Enero 2007

La gente no deja de entrar y salir ambientando el local. La mayoría ya andan bien pasados de copas, pero no ha habido bronca con nadie, así que todo va bien.

Por fin le toca el turno de tocar a nuestra banda y salimos preparando el escenario. Empezamos como siempre, pero tras un par de rolas siento una mirada sobre mí. Busco entre la multitud que brinca y se atraviesa, pero está oscuro y no ayudan mucho las pocas luces que hay en el local; encima son rojas por lo que no se ilumina bien. Entrecierro los ojos para ver si puedo distinguir a alguien, porque esa mirada pesa, pero no. No veo a nadie.

Terminamos nuestro turno de tocar, por lo que comenzamos a guardar nuestros instrumentos para ir guardándolos en la camioneta de uno de los chavos de la banda.

Finalmente, subo nuevamente al escenario por una extensión que falta. Al bajar, la veo. Lo más probable es que me estoy volviendo loco, o mis ganas de volver a verla me juegan estas alucinaciones, pero estoy seguro de que es ella.

Bajo un escalón del escenario para acercarme, pero un güey se acerca para agradecerme por haber venido —Es de los organizadores—, le respondo a prisa y vuelvo a buscarla, pero ya no está.

Debo estar demente, de verdad demente para estar buscándola con desesperación. Es que, en serio, juro que era mi Chaparra la que estaba allí mirándome.

No dejo pasar más el tiempo, y camino entre la gente abriéndome paso.

De pronto la vuelvo a ver y mi corazón se dispara.

Su silueta camina a la salida, así que dejo la extensión en una mesa y la sigo. No quiero perderla de vista otra vez.

Salgo buscándola, pero no está. Empiezo a sudar frío en cuanto pienso que podría ser una posibilidad, pero algo en mi interior me dice que hay un límite en la realidad.

Hace tres años que se fue, pero sigo trabajando duro para conseguir mi visa y poder ir a buscarla.

Todo lo que tengo de ella son fotos, mensajes, recuerdos, y una carta.

¿Por qué es tan dificil soltarla?

—Tengo que estar loco... —susurro para mí mismo, porque en serio que lo empiezo a creer.

—Es mejor estar loco que lúcido —dice con cansancio la voz de una chava. Volteo buscándola y no tardo en dar con ella. Está sentada al lado de una lámpara de la calle. ¿Cómo no la había visto?

No le respondo y ella voltea a verme. Luce cansada como su voz, sus ojos están rojos. Podría juzgar y decir que está drogándose, pero los tiene hinchados también, así que deduzco que estaba llorando.

Cuando la lluvia caiga | [+21] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora