1 - ¡Stop!

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¿Qué nos pasó? Que ya olvidamos los abrazos, que no confiamos en la gente, que la inocencia es la palabra más ausente...

¿Qué nos pasó?
Kany García

Qué suerte hay que tener al nacer

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Qué suerte hay que tener al nacer.

Dicen que la niñez es la etapa más feliz de toda la vida, porque siendo niño no te preocupas por nada.

Lo que no se menciona es que eso no aplica en todos, y es porque quienes aseguran tal cosa jamás tuvieron qué preocuparse por situaciones como desear encontrar comida en la mesa. No tuvieron que irse a dormir con el estómago vacío. Sus padres sí les enseñaron a dimensionar las travesuras y aprendieron lo que no se debía hacer sin necesidad de golpes.

¿Por qué a los adultos se les olvida que una vez fueron niños también? Llevaron una vida dificil, lo sé. Soy consciente de que en su epoca la educación fue más rígida, pero ¿por qué no hacer la diferencia y romper ese patrón? ¿Por qué se empeñaron en continuar con ese círculo de violencia desquitando en nosotros lo que a ellos les tocó sufrir?

¿Por qué nos faltó amor?

Porque les faltó amor.

Cada niño de nuestra pequeña pandilla lidiaba con sus problemas, todos los teníamos, no minimizo lo que pasaba en casa de ellos, pero Edgar y yo teníamos más en común.

Estar en la calle con el resto, jugando y riendo, se sentía mucho mejor. Eramos felices.

Para nuestra corta edad todo era un caos. Tenernos el uno al otro era lo único que nos hacía fuertes, y esa amistad que teníamos, nada lo podía superar..., o eso pensamos.

Edgar me tenía a mí, era su mejor amiga, y él mi mejor amigo, pero como todo en esta vida cambia, nosotros no íbamos a ser la excepción.


Abril 1994


—¿Dónde dejaste el dinero? ¡¿Qué le hiciste?! —reclamó mi mamá a mi papá, en cuanto lo vio llegar borracho, otra vez.

—¿Cuál dinero? —cuestionó a modo de respuesta, arrastrando las palabras y tambaleándose por la sala.

—El que se supone que cobraste hoy —reclamó, y como siempre, ella se escuchó furiosa.

—Lo que cobro es mío, para eso trabajo. No estés jodiendo y dame de comer..., tengo hambre.

—Si quieres tragar, tienes que darme dinero. La casa no se mantiene sola.

—Pues trabaja, chingada madre. Nada más estás esperando a quitarme mi dinero.

—Querías casarte, ¿no? Es tu obligación traer para comer a esta casa.

—No, tú querías casarte porque no soportabas vivir con tus papás. ¿Crees que no lo sé?

—¡Ya cállate! ―gritó―, y dame el dinero. Los niños tienen hambre.

Cuando la lluvia caiga | [+21] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora