37 - ¿Quién más podría ser?

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Y mi mente nunca olvida el día en que te encontré...

Cada vez
WarCry

Dejé a Samani hecha un manojo de nervios, por lo que le sugerí ver alguna película para que se tranquilice un poco

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Dejé a Samani hecha un manojo de nervios, por lo que le sugerí ver alguna película para que se tranquilice un poco. Al salir del depa, veo el mensaje de texto que envió Alexis con la dirección, y pienso que la suerte me sonríe en el mejor momento.

Conforme me voy acercando, empiezo a desbaratarme. Mis pasos se vuelven torpes, las manos me sudan, siento que me falta el aire y el pulso se me acelera. La mente me hace maquinar tantos escenarios posibles..., podría encontrarla en la entrada, en las escaleras. ¿Qué le diré cuando la tenga de frente? Es posible que no esté en ese edificio, pero ¿Y si sí lo está? Podría encontrarla en el mismo piso donde vive Alexis. ¿Y si sale de algún departamento mientras espero que me abran? ¿Cómo reaccionará ella? El camino se me va en tantos pensamientos, preguntas, suposiciones... Inhalo hondo, suelto el aire, y toco el timbre del número indicado.

—¿Diga? —pregunta por el altavoz.

—Soy Abel —respondo, y se escucha un pitido, así que logro entrar. Subo las escaleras y sigo nervioso. La sensación no se va. Ubico el departamento y Alexis no tarda en abrir en cuanto toco a la puerta.

—¿Estás listo? —pregunto observando el departamento en cuanto me invita a pasar, pero él parece igual de nervioso que yo. Huele a manzana con canela. Definitivamente vive con una mujer.

—Dame un momento, tengo que... —Coloca sus manos a los costados de su cintura, pensativo.

—¿Estás solo?

—Sí, mi amiga ya se fue a trabajar. Nos hemos estado yendo juntos, pero como te dije ayer, pedí el día.

—¿Trabajan juntos? —Él asiente, y comienza a caminar de un lado a otro como león enjaulado, así que me tomo la confianza de sentarme sobre el brazo de uno de los sillones—. Debes calmarte, ella está igual de nerviosa, y si van a hablar, tengan presente que debe ser una plática con el fin de llegar a una solución.

—Lo sé, es que..., hace días que no la veo, y el día que pasó, estaba tan enojado, dolido... ¿Sabes cómo se siente eso?

—Sí, estar dolido y sentirme nervioso por volver a verla, sí..., sé lo que se siente.

—Entonces, solo dame un momento.

—El que necesites.

—¿Sí quiere verme? —inquiere, un poco impaciente.

—No estaría aquí si no.

—Por ahora ella decidió no interrumpir el embarazo, pero puede que aun esté en sus planes, ¿verdad? Quiero saber más o menos a qué me tengo que atener cuando la vea. De verdad quiero apoyarla. Yo la quiero, pero todo ese asunto no me es indiferente. Tengo sobrinos, ¿sabes? Y convivir con ellos...

Cuando la lluvia caiga | [+21] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora