Capítulo 11(El deseo)🌹

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Las mano de Leo apretado mi cuello me hacía sentir tan asustada que pensé que iba a morir. Comienzo a golpearlo en un intento por poder respirar y noto como el semblante de odio que había en el rostro de Leo va disminuyendo.

sus ojos se abren de par en par al ver lo que estaba haciendome, era como si él había regresado a su cuerpo, me suelta y se cubre el rostro con sus manos mientras se aleja poco a poco de mí.

Trato de otra vez recuperar el aliento, mi garganta me duele igual que mi pecho, por un momento sentí que él de verdad me quería matar.

Leo, quita las manos de su cara y pude ver cómo lágrimas caían de sus ojos, su rostro reflejaba indignación y confusión, era como si no sabía lo que hacía, solamente perdía el control y actuaba como un salvaje.

- ¡Amanda! - susurra mi nombre entre llanto.

Esas lágrimas de Leo me partían el alma, no sabía que le sucedía o por qué actuaba así, hace un momento era como un demonio y ahora era como un niño asustado.

Quise acercarme a él y abrazarlo, preguntarle ¿Qué le sucedía y por qué tenía su rostro golpeado?, pero Leo solo dio la media vuelta y entro a su casa dejándome muy confundida.

Suspiro profundo tratando de asimilar lo que había pasado, todavía mi cuerpo estaba tembloroso y mis piernas se sentían débil. Estaba muy asustada, confundida y a la vez triste por Leo, regreso a casa y subo a mi habitación, queria estar sola y llorar.

Ya era más de las seis de la tarde y trato de dormir un poco, pero mi mente y sus miles de pensamientos no me dejan conciliar el sueño, me levanto de la cama y voy a la cocina por agua, mi garganta todavía me dolía y necesitaba tomar líquido para aliviar el dolor, o tal vez whisky, pero recordé que aquí no había nada de alcohol.

Miro por la ventana hacia la casa de Leo y noto que las luces siguen encendidas, en ese momento sentí una fuerte necesidad de verlo, tenía que saber si estaba bien, quería saber cómo seguía de sus heridas.

Cierro mis ojos y recuerdo lo que intento hacerme, casi me mata y yo tenía ganas de verlo ¡Por Dios que me estaba pasando, esto no era normal en mí!. Voy hacia la sala y trato de entretenerme mirando la tele, pero era imposible esas ganas de ver a Leo no se me quitaba, tenía que ir a ver cómo estaba.

No pude resistir más y salgo hacia su casa, mientras camino el frío de la tarde me hace temblar, solo llevaba una camiseta negra que tapaba mi ropa interior y unas zapatillas, llegó a su casa y tocó a la puerta, no abrió, vuelvo a tocar y nadie responde. Me comencé a sentir nerviosa de que Leo no abriera, agarro la manilla y me doy cuenta que la puerta no tiene seguro, dude por un momento si debería entrar pero necesitaba saber de él.

¡Lo sé, es peligroso entrar a la casa de alguien que hace unas horas me intentó matar!, pero yo sabía que Leo no estaba bien, algo le sucedía y lo quería ayudar.

Después de pensarlo por un momento me arriesgue a entrar a su casa, mi respiración se aceleró al entrar y ver toda la casa hecha un desastre, el mueble, los cuadros, las sillas, todo estaba tirado o volteado en el piso, cierro la puerta y comienzo a caminar despacio por la casa, no veo a Leo ni en la sala ni en la cocina, me supuse que estaría en su habitación, pero la idea de subir hasta allá era peligrosa, no sabía cómo podía reaccionar cuando me viera. Después de analizar si debía o no continuar esta locura, pensé que si ya estaba ahí lo mejor sería buscarlo.

Subo despacio las escaleras, mis pasos se escuchan pesados en la madera, mi corazón latía al galope, estaba en total adrenalina, realmente tenía miedo, pero sentía que no podía parar hasta verlo.

Gotas Carmesí #AstroWordsAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora