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    Una tarde bastante agradable, Rin se presentó en el departamento de su amiga antes de que esta partiera hacia su desconocida nueva residencia. Habían pasado varios meses desde que la peli azul habia dejado de ensayar y solo Rin tenía permitido visitarla.

—¿Miku?—Rin empujó levemente la puerta del departamento y esperó unos segundo hasta que su amiga le respondió.

—¡Adelante!—gritó esta desde algún lugar.

—Voy a pasar...

Rin abrió completamente la puerta y analizó detenidamente el departamento ahora vacío. Donde solía estar los sillones o la televisión, no habia más que unas casi imperceptibles manchas. No habia espejos ni cortinas y los pasos hacían un eco aterrador.

—¡Estoy en mi habitación!—gritó Miku al notar la tardanza de Rin.

Esta sacudió su cabeza para hacer a un lado todos esos nostálgicos recuerdos y trotó hasta la habitación. Antes de adentrarse, se giró una última vez y los recuerdos de aquellas pijamadas y esos ensayos improvisados amenazaron con aguar sus ojos.

—¿Rin?

—Ya voy, ya voy...

La rubia se enjuagó las lágrimas con el dorso de su mano y después de un suspiro entró en la habitación.

Si no fuera por la enorme cama que aun permanencia en el centro del lugar, parecería tan abandonado como el resto del departamento. Y justamente en el centro de la cama se encontraba la futura madre recostada usando solamente su ropa interior y comiendo de una copa de fideos instantáneos. Ante tal imagen, Rin quedó pasmada. En su mente, Miku todavía era una muchacha alegre y llena de energía, por eso, apenas y podía creer el estado en el que la encontraba. Sin la ropa, la panza de embarazada era todavía más notoria, el tinte azul estaba desapareciendo dejando dando paso a una negra cabellera y debajo de aquellos ojos llenos de vida, comenzaban a formarse oscuras ojeras.

Rin permaneció debajo del marco de la puerta por unos instantes, hasta que Miku le sonrió dulcemente. "Ya parece una madre" pensó Rin, antes de acercarse a la cama.

—¿Dónde está Ramón?

—Él está preparándose para su pelea—cuando Miku dijo eso, se giró un poco y frunció el entrecejo, pero después, regresó a ver a Rin y volvió a sonreír—. Dice que esta será su última pelea y mañana nos terminaremos de mudar.

—¿Y de verdad te irás así de repente? Quiero decir, todas están preocupadas por ti. Siguen pensando que tienes la pierna rota y si ahora, desapareces de repente...

—No tengo otra opción, Rin. Estoy en la peor situación en la que puede estar una idol.

—No lo creo así. Todavía tienes muchos fans que te seguirán apoyando. El número de entradas que vendemos ha disminuido demasiado...

Rin apretó los puños, pero Miku, estirándose todo lo que pudo, la tomó de la mano y la obligó a sentarse a su lado.

—Deja que los fans se acostumbren a mi ausencia. ¡En uno o dos meses me olvidarán por completo y entonces podrás brillar!

—Creo que será complicado—dijo la rubia con un largo suspiro.

—Ya deja de pensar en eso, Rin. Si estás triste, pondrás triste a Chie-chan.

—¿A Chie-chan?—Rin miró el abultado vientre de su amiga y una extraña sensación se apoderó de su ser. Tenía curiosidad y algo de miedo respecto al embarazo de Miku. Le preocupaba tanto su salud, como su reputación y seguridad.

Hatsune Miku x Don Ramón - Duele el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora