14 (+18)(Más o menos)

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    —Todavía no puedo creer que mi mamá me haya dejado venir hasta acá sin que Len me ande cuidando. Se siente como si ya fuera mayor, ¿no crees, Miku?

Rin estiró sus brazos y sus piernas al unísono, cansada de permanecer ya tanto tiempo sentada en aquellos bancos de metal. Con una sonrisa, volteó a ver a su amiga, esperando una respuesta a su comentario, ya fuera una risilla u otra cosa, pero solo encontró a Miku, cabizbaja y con la vista fija en las brillantes losas del suelo.

—Sí, claro...—dijo casi en susurro, retorciendo sus manos con nerviosismo.

—¿Oye, qué te pasa? ¿No deberías estar contenta?—la juguetona sonrisa de la rubia se había desvanecido y preocupada, dio un par de palmadas en los muslos de su amiga.

—Y claro que lo estoy—chilló Miku con un agudo tono de ratoncito, después su voz volvió a convertirse en un susurro—Pero es que hay tanta gente...

—Es el aeropuerto, eso es obvio... ¿De qué te preocupas?—Rin se encogió de hombros, pero Miku, solamente se hundió más, dentro de la capucha de su sudadera.

Recientemente, Miku había hecho una sesión de fotos en una revista relativamente conocida y a pesar de las buenas ventas, los comentarios que llegaban a sus oídos no eran del todo agradables. Incluso, durante una de sus firmas de fans, varios chicos le habían pedido información sobre aquellos rumores que tanto corrieron en su tiempo.

"La famosa Idol Hatsune Miku, ha sido vista saliendo con un boxeador extranjero, mayor que ella. Todo indica que tienen una relación de más que amigos. Se dice que trabajan juntos, pero los fans están furiosos..."

—Los fans están obsesionados con ese rumor—dijo la peliazul temblando visiblemente—¿Qué pasaría si me reconocen? Mi carrera se acabaría y le traería muchos problemas a mi Monchito... A veces no me gusta ser famosa en lo absoluto...

—Pero qué cosas dices, Miku. Lo que daría por ser tan conocida como tú—refunfuñó Rin—A mí no me interesan los chicos, por eso, no voy a tener novio nunca y no tendré problemas con la farándula...

—Eso dices por qué no has conocido al ideal—refunfuñó Miku en respuesta—Yo pensaba igual hasta que él apareció...

—Nunca entenderé que es lo que le viste a ese... A esa lombriz...

—¡No es una lombriz!—Miku sacó un pedazo de papel desgastado de su bolsillo. El papel lucía tan manoseado y tan doblado, que parecía que se rompería en cualquier momento. Esta era la carta que Ramón le había enviado a su amada antes de embarcarse en su viaje de regreso al país del sol naciente—Él es gracioso y sabe hacer muchas cosas... además, me gustan sus músculos...

Rin blanqueó los ojos y después, tratando de deslindarse del tema, comenzó a tararear la canción que habían estado ensayando esa mañana. Miku, por su parte, comenzó a releer la última carta que su Monchito había enviado.

"Ya voy por ti", se leía hasta el final de la hoja. Miku sonrió y apretó el papel contra su pecho, sin poder esperar ver de nuevo a su amado.

—¿Crees que me reconozca con estas ropas?—soltó Miku, nerviosa por el silencio.

—Sí, supongo que sí. Parece que es la única sudadera que tienes... Vieja, gris y con una mancha de grasa cerca del pecho...

Miku enrojeció ante el comentario de Rin y se encogió aún más dentro de la seguridad de su sudadera vieja y gris, mientras observaba al torrente de gente que corría apurada de un lado al otro sin prestarle atención. Gente con trajes baratos y caros, turistas vestidos de manera ridícula, empleados, madres y niños... La idol sentía que todos la observaban y la juzgaban, aunque no fuera así, hasta que sintió que alguien la tocaba en el hombro.

Hatsune Miku x Don Ramón - Duele el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora