8

413 55 10
                                    

    —¿Estás ahí Monchito?

Ramón levantó la vista de la maleta que estaba preparando al escuchar una voz femenina que lo llamaba desde el otro lado. Se puso de pie y corrió a abrirla, encontrando a Miku cubierta con su capucha de siempre con los ojos algo rojos.

—¿Miku, estás bien?—preguntó alarmado.

—Sí, no te preocupes.

—¿Y qué haces aquí?

Miku se asomó dentro del pequeño departamento y observó la maleta sobre el suelo.

—¿Has terminado de empacar? Pensé que podría ayudarte un poco...

—Ah, sí, no tengo muchas cosas, pero pasa de todos modos.

—No, no quiero—Miku negó con la cabeza.

—Pero hace unos segundos...

—Mejor caminemos, ¿sí?

—Claro...

Al igual que cuando fueron al acuario, Ramón siguió a Miku sin rechistar, mirando con asombro las calles y preocupándose por su vuelo. Él no sabía a dónde lo llevaban y Miku no decía ni una sola palabra, simplemente caminaba cabizbaja.

—Oye Miku, no quieres que vayamos a comer algo o...

—Me dijeron que no volviera a hablarte—soltó de repente—pero yo quería verte antes de que te fueras... ¡Oh, Monchito!

Miku se arrojó a los brazos de Ramón y comenzó a sollozar, este, sin saber exactamente cómo reaccionar, solo procedió a acariciar su cabeza por encima de la capucha.

—¿Quién te dijo que no podíamos hablarnos de nuevo?

—Nuestro... Mi representante... Me dijo que me distraes y no sé qué tanta cosa, por eso me escapé de mi ensayo del día de hoy.

—Es que tú también, como se te ocurre andarte escapando...

—Pero quería verte antes de que te fueras...

—Te seguiré mandando cartas, a un buen amigo siempre se le escribe, ¿no es verdad?

—Amigos...—susurró la peli azul.

Pero, la conversación fue interrumpida por el ajetreo que comenzó a formarse en una de las calles aledañas. Curiosos, dejaron su conversación para después y se acercaron junto a la multitud. Un robusto hombre estaba comiendo en un local, conviviendo con varios de los que parecían ser sus fans. Riendo, firmando autógrafos, tomándose fotos...

Ramón, que era más alto que la mayoría de los espectadores, se percató de que junto al robusto hombre, se encontraba su rival, aquel chico con el que tantas veces se había encontrado ya. Este pareció notarlo también y habló al oído del que estaba comiendo, haciendo que volteara en su dirección.

Tanto Ramón como Miku, sintieron el peligro inminente y trataron de escurrirse entre los presentes, pero el hombre los llamó, haciendo que los espectadores centraran su atención también en ellos.

—¡Eh, pero si es Ramón Valdez, el mexicano que venía a destruir Japón!

Miku tomó su mano y trató de llevárselo, pero el orgullo de Ramón lo hizo permanecer de pie, firme ante el hombre que se acercaba.

—Creo que no tenemos el placer—dijo una vez estuvieron frente a frente.

—Oh, ¿no me conoces? Soy el campeón nacional...

Hatsune Miku x Don Ramón - Duele el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora