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    —¿Miku? Miku...

Con dos botellas de agua en mano y una toalla en los hombros, Rin se acercó a Miku, la cual se había ido a sentar en una esquina, cabizbaja, mientras el resto de sus compañeras platicaban animadamente, discutiendo si deberían ir a un café o de compras al centro comercial.

Rin secó el sudor de su cuello y colocó una de las botellas sobre la roja mejilla de Miku, despertándola de ese "trance" en el que estaba.

—¡Kya! Rin, ¡no hagas eso!

—¿Piensas quedarte ahí sentada hasta que todas se vayan? ¿Sigues pensando en él, verdad?

Miku no respondió, simplemente tomó el agua que Rin le ofrecía y dio un gran trago.

—¿Hace meses que se fue, por qué simplemente no lo dejas pasar?

—No es tan sencillo Rin—Miku abrazó sus piernas y recargó su rostro en sus rodillas, Rin se sentó a su lado— Eres muy pequeña todavía para entenderlo...

—S-solo eres dos años mayor que yo...

—No importa, ve con las chicas a comprar, yo pienso ir a casa temprano.

Rin miró al grupo de chicas que salían por la puerta, Neru le hizo una seña, como preguntando si ellas también irían, pero Rin negó con la cabeza.

—Mi mamá no me deja ir tan lejos, solo si me acompaña mi hermano... ¿Por qué no vamos a caminar por aquí? No me gusta verte triste...

—No es que esté triste, es solo que...

—¡No digas más, vamos!

De un brinco, Rin estaba de pie y ofreció su mano a Miku para ayudarla a pararse.

—Quisiera darme una ducha antes de ir por la calle...

—A estás horas no hay nadie, no te preocupes.

Miku se puso su sudadera y se cubrió el rostro con la capucha. Las chicas comenzaron a dar vueltas por ahí mientras hablaban de ciertos temas, Miku dejó esa mirada triste que tenía y comenzó a reír con Rin, pero cuando pasaron por la calle en donde Ramón se había quedado, la peli azul guardó silencio.

—Todavía hablas con él, ¿no?

—Nos mandamos cartas, la última vez me dijo que se iba a mudar.

—¿Y lo extrañas mucho?

—No tienes idea...

—¿Miku, te puedo decir algo y no te enojas?

Miku no contestó, pero volteo a ver a Rin, fijamente. La rubia pareció ponerse un poco incómoda y comenzó a juguetear con su cabello.

—Estaba hablando con Meru y las demás. No les dije directamente que tú, bueno, tenías novio, pero mencioné el tema. La mayoría estuvimos de acuerdo en que no es sano mientras seamos Idols, así que, por favor, trata de olvidarlo. ¿Recuerdas a esa chica de pelo morado? He escuchado rumores de que la mataron por tener pareja o algo así, no quisiera...

Miku frunció el ceño, cosa inusual en ella, tanto así que Rin sintió la necesidad de retroceder unos pasos.

—Él está ahorrando para venir a verme, desde tan lejos, ¿y quieres que me olvide de él? Ninguna de ustedes ha tenido una relación como la mía, ninguna de ustedes lo entiende. Ninguna tiene idea de lo que duele el amor cuando el otro está tan lejos y no saben lo hermoso que es cuando está cerca, no me interesa la vida de alguna otra idol, yo quiero vivir la mía, ¿es tan difícil de entender?

—¿Entonces por qué eres una Idol todavía?

Miku abrió y cerró la boca como un pez dorado fuera del agua, pero al final no dijo nada, simplemente apretó los puños y continuó caminando, metiendo las manos en sus bolsillos de la sudadera.

—¡Miku, espera! ¡Respóndeme!

—No hay nada que responder...

—Miku, tú no eres así, ese Ramón te está cambiando...

—¡No metas a Monchito en esto!

Mientras las chicas discutían sobre sus sentimientos y pensamientos, había alguien más observando, desde una de las bancas del parque cercano. Aquella melodiosa voz le era conocida. El extraño tenía una revista de chismes en la mano, en la cual, se especulaba que la Idol Hatsune Miku había tenido una fugaz relación con un boxeador extranjero. Era verdad, los había visto muy juntos en el metro, él lo sabía, pero no quería aceptarlo. ¿Miku tenía novio y no lo decía? Lo estaba traicionando entonces. Ella no era esa chica pura que siempre sonreía con su puerro en mano, no era más que...

—No soy un robot Rin, no puedo olvidar así de fácil lo que siente mi corazón...

—Ojalá fuera así, todo sería más fácil...

Ambas permanecieron en silencio por un buen rato y cuando los ánimos se calmaron un poco, la peliazul, tomó la mano de la rubia y se acercó un poco a ella.

—Oye Rin, lo siento, creo que me pasé un poco...

—No te preocupes, jeje, solo me estaba preocupando por ti.

Miku abrazó a su amiga y ambas decidieron ir a comer Ramen, mientras el desconocido había desaparecido, dejando la revista sobre una banca. 

Hatsune Miku x Don Ramón - Duele el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora