Jennifer
Eran las una y media de la mañana, y mi despertador para salir con Sophie a buscar a Emma acababa de sonar, interrumpiendo aquel sueño en el que por fin la encontrábamos.
Muy a mi pesar me levante de la cama, sabiendo que echaría de menos el resto del dia aquella esencia tan familiar, la de Emma. Pensé en que ponerme, me vestí con unos pantalones vaqueros cortos, y aquella camiseta ancha de Tintoretto que Emma me había regalado en mi ultimo cumpleaños. Me puse unos calcetines y estuve a punto de calzarme mis Nike, que eran bastante mas comodas y menos llamativas que mis converse rojas llenas de dibujos bordados a los costados . Aquellas converse me traían tantos recuerdos...
Agosto 2017
Era nuestro cumpleaños, cumplíamos ocho. Ambas estabamos sentadas en una mesa, con dos gorritos de fiesta, los cuales rezaban la palabra ¨cumpleañera¨, el suyo en morado y el mio en rojo, mientras esperábamos a que nuestras madres trajesen nuestra tarta de cumpleaños.
—Oye Jen, ¿Sabes que he aprendido a bordar?— Anunció Emma mientras yo la escuchaba atentamente.
—Yo flipo,¿Cómo es que sabes hacer de todo? A mí aún me cuestan las tablas de multiplicar— Repliqué yo. Admiraba a Emma, mucho más de lo que se puede llegar a admirar a una persona que ni siquiera llegaba a los diez años.
—Es muy fácil. Es cuestión de aprender, si quieres puedo enseñarte, seguro que puedes aprender, yo confío en ti—Dijo mientras sonreía. Y entonces fue el momento en el que lo entendí. Entendí porque la adoraba de aquella manera .Ella fue la única que alguna vez creyo en mí, la única que siempre me decía ¨venga Jen inténtalo, si yo sé que tú puedes¨. Ella fue la única que me apoyó aunque cayese una y otra vez y no solo me apoyaba, sino que también me rescataba cada vez que fallaba. Ella fue la única que me hizo creer en mí misma. Para los curiosos, sí, intenté aprender a bordar, pero eso era más cosa de Emma. Aunque intentó enseñarme nunca aprendi, a pesar de que ella fuese una profesora estupenda, se me dio fatal, pero oye, aprendí a coger una aguja sin quedarme sin dedo, lo cual era un buen avance para un desastre como yo.
Nos regalaron a cada una un par de zapatillas Converse, a mí unas rojas y a ella unas moradas.
Le pedí que me bordara algo que le recordase a mí. Aquella misma noche apareció con mis Converse, ahora tenían un solecito al costado de la zapatilla izquierda. Me dijo que lo había hecho porque yo brillaba tanto como el sol, cuando le pregunte porque no una estrella, me dijo que las estrellas se nesitan entre ellas para brillar, a diferencia del sol, que brillaba por si solo, como yo.
Agosto 2018
Emma me bordó un arcoíris, en la zapatilla derecha, dijo que mi sonrisa era igual de reconfortante y preciosa que los colores de aquel arcoíris
Agosto 2019
Emma me bordó una ola, me dijo que era porque yo era igual de interesante, fuerte e inesperada que las olas del mar. Y a mí pocas cosas me parecían tan maravillosas como aquella; ser comparada con el mar
Agosto 2020
Mis zapatillas se me quedaron pequeñas, no paré de llorar hasta que convencí a mamá de comprar otro par por mi cumpleaños, entonces recortó los diseños de Emma de las antiguas zapatillas y las cosió al nuevo par.
Ese año Emma me bordó una mariposa, dijo que las propias mariposas no pueden ver lo bonitas que son porque no pueden verse las alas, igual que yo que no alcanzaba a ver lo impresionante que era.
Agosto 2021
Emma me bordó un circulo del yin y el yang pero en lugar de blanco y negro, lo hizo en granate y morado, me explicó que su significado era que una parte de mí siempre estaría en ella y que una parte de ella siempre estaría en mí.
Agosto 2022
Aquel 18 de agosto, Emma bordó una bombilla encendida que emanaba una luz arcoíris, dijo que esa bombilla representaba mi creatividad y me dijo que la había diseñado encendida para que no me olvidase de que esa chispa mía nunca debía apagarse.
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Ese fue nuestro último cumpleaños juntas, por lo tanto su último diseño en mis zapatillas.
Pensé en que hacer para volver a verla pronto y entonces me descubrí a mi misma derrochando la idea de las nike y los vaqueros cortos y decidiendo ponerme mis Converse y unos leggins que tenían un acabado de campana, la cual me arrastraba un poco por el suelo.
Intenté recrear el atuendo que llevaba en mi sueño, pensé que igual era una señal.
Después preparé una mochila con todo lo necesario y salí de la cabaña, con un inmenso dolor de corazón.
Allí estaba sentada encima de una roca frente a la cabaña de Rhys, cuando apareció. Sophie venía con paso acelerado pero sin esa sonrisa que la caracterizaba. Oh no. No, no, no, otra vez no por favor...
—Alexandre McQuoid ha desaparecido. Se lo han llevado. Enfrente de mis ojos.
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Donde Vive El Miedo //Carmen Pérez Y Blanca Castillo
AventuraEmma y Jen son mejores amigas desde siempre y siempre han querido hacer un viaje juntas, con el resto de su clase. Y ese momento ha llegado¡Se van de viaje al bosque! Pero no todo es de color de rosas ya que el viaje se verá interrumpido por una ser...