Capítulo 24

2.8K 419 149
                                    

RYN

Los guardias dan un paso atrás una vez que se han asegurado de que Zero no va a deshacerse de sus restricciones y Conrad esboza una media sonrisa cruel.

— Bien. Veo que recuerdas a la chica — comenta estudiando a Zero con detenimiento. La expresión de Conrad parece relajada, pero después de haber estado en su presencia varias veces he aprendido a discernir cuando está tenso de verdad. Y ahora, en presencia de Zero, su espalda está tan rígida que parece que se le vaya a saltar un tendón en cualquier momento —. Eso nos ahorrará tiempo. No podemos permitir que ocurra lo mismo de la última vez. En esta ocasión acabaremos con todos ellos y tú, monstruo, formarás parte del evento principal. Mientras cazadores, lobos y Cambiaformas están centrados en tí, nosotros nos encargaremos de neutralizarlos uno a uno hasta que no quede ni una sola alma en pie.

Zero no responde.

Sus ojos siguen fijos en mi imagen.

— ¿Habéis apagado el pitido? — pregunta Conrad, extrañado, a sus subordinados.

— Por supuesto — responde uno de los guardias que ha arrastrado a Zero hasta aquí —. Lleva desconectado desde primera hora de la mañana. Debería ser consciente de todo lo que se dice y se hace a su alrededor.

Aprieto los dientes con fuerza, enfurecida ante su actitud. La forma en la que hablan de él como si no fuera un ente consciente, como si no tuviera voluntad, ni voz, ni voto... es horrible.

De repente, Conrad chasquea los dedos en las narices de Zero y, ahora sí, deja completamente de respirar. Quieto, como una cobra antes de lanzarse a su presa, la mirada de Zero vira rápida como un rayo hacia Conrad y éste, alertado por la repentina atención que recibe del mortífero depredador, da un paso atrás.

— Necesitáis su mente intacta — otro escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar el gélido tono de la voz de Zero —. Sino no será capaz de descifrar las visiones del niño.

— Vaya, vaya... — Conrad trata de disimular su nerviosismo, pero no lo consigue del todo. Ni siquiera es capaz de sostener esa sonrisa prepotente que antes ha esbozado con tanta altanería —. Es evidente que te enteras mucho más de las cosas de lo que parece en realidad.

— Si matáis a todos sus seres queridos se derrumbará — murmura ignorando a Conrad. Apenas puedo apartar los ojos de su rostro mientras habla. Sus iris del color de la plata brillan con intensa agudeza —. Rota no os servirá de nada.

Mi corazón se tambalea ante esa certera afirmación.

— ¿Cómo pudo saberlo? — dejo escapar en forma de susurro.

Si Zero fue criado en la más absoluta soledad, sin forzar lazos afectivos, ¿cómo podía saber lo que me ocurriría si llegaba a perder a mi familia y amigos?

Porque tenía razón. Si algo tan horrible hubiese llegado a ocurrir, habría caído en un pozo negro sin fondo del que jamás habría sido capaz de volver a salir. Dudo que les hubiera servido de algo en ese estado y al final también habrían acabado deshaciéndose de mí.

— Una imagen o acción vale más que mil palabras y Zero fue testigo de lo que estabas dispuesta hacer para salvarlos. Aquel día; el día de vuestro primer encuentro, cuando te plantaste delante de un rabioso perro del infierno.

El aliento abandona mis labios de forma sibilante y vuelvo a prestar atención al recuerdo que se reproduce frente a mí. Conrad parece muy enfadado; furioso, más bien. No le gusta que lo cuestionen delante de sus subordinados.

— Yo podría sacarla de allí de forma limpia y sin hacer ruido — sugiere de pronto Zero con rostro inexpresivo.

Conrad deja de fulminar a Zero y enarca ambas cejas, tanto ascienden por su frente que casi rozan la línea recta de su corto cabello oscuro. Entonces, tras unos silenciosos segundos, el líder de los guardias estalla en carcajadas.

Secretos oscuros © #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora