Capítulo 28

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JOHNNY

Compruebo mi aliento antes de echar a andar hacia las estrechas escaleras que conducen a la casa de Dana. Mi olfato es agudo y en seguida percibo el aroma a tabaco en él. Sin embargo, confío en que Dana, al ser humana, no se de ni cuenta.

Ayer, el sabor meloso de sus labios se desvaneció demasiado rápido de los míos y ansío probarlos una vez más. No importa cuantas veces me diga a mi mismo que debería esperar, que Dana no está lista para algo así todavía, pero... solo con mirarla siento unas ganas irrefrenables de tocar su cuerpo con mi dedos, de saborear su piel con mi lengua...

— Joder — la maldición asciende por mi pecho en forma de gruñido y me recuerdo a mi mismo que no soy ningún animal primitivo que se deja llevar por sus hormonas; que Dana necesita ir despacio.

Mis pasos se detienen de forma abrupta cuando un brazo se extiende ante mí cortándome el paso justo antes de alcanzar el primer escalón.

— ¿A dónde crees que vas? — unos ojos de color verde oliva me sostienen la mirada.

— ¿A dónde crees tú que voy, Milo? — contraataco elevando una ceja.

Milo frunce el ceño.

— Esa es la casa de Dana.

— Lo sé.

El hombre de cabello castaño y ojos verdes se cruza de brazos frente a mí.

— Mira, Johnny. Sé que clase de lobo eres, pero no tengo ni idea de cómo eres como humano. Esa de ahí arriba es mi amiga y ha pasado por mucho recientemente.

Mis manos se tornan en puños apretados.

— No estoy jugando con ella, si es eso lo que insinúas.

— No sé lo que estás haciendo, por eso te estoy advirtiendo que tengas mucho cuidado. Dana finge que está bien, pero no es cierto. No ha acabado de aceptar lo que le ha pasado. A veces, cuando me marcho tarde en la noche la escucho llorar, Johnny, y no me gustaría que tú fueras el origen de parte de esas lágrimas.

El aire se me queda atascado en los pulmones ante su confesión. No tenía ni idea de que Dana llorara por las noches y saberlo... me hace sentir como la mierda.

Mis puños se aflojan.

— Eres un buen hombre, Milo — admito y él me mira sorprendido —. Mucho mejor de lo que podría llegar a serlo yo.

Aprovecho su momentánea confusión para colarme por su lado y subir las escaleras. Admiro al viejo amigo de Amara. Su lealtad es admirable y si no supiera que está perdidamente enamorado de la peligrosa Nhor, me preocuparía un poco. Aunque no creo que Dana haya sentido nunca nada por él.

— ¡Te patearé el trasero, Johnny! No lo olvides — exclama Milo señalándome con su dedo acusador desde abajo justo antes de volver a la taberna.

Me río ante su ridícula amenaza. Aunque le pusiera todas su ganas, Milo no podría causarme ni un solo rasguño. Otra cosa bien distinta sería si su novia se involucrara. Entonces, tal vez, sí que debería preocuparme.


DANA

Aparto el oído de la puerta justo cuando Johnny la golpea y antes de abrir, trato de recomponerme lo mejor que puedo para que no se note que he escuchado toda su conversación.

— ¿Te encuentras bien? Tienes el rostro un poco colorado — comenta Johnny, preocupado, nada más verme.

Mis manos vuelan hacia mis mejillas y efectivamente siento el calor de mi piel bajo las yemas de mis dedos.

Secretos oscuros © #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora