Capítulo 21

3K 408 142
                                    

DANA

Los tonos cálidos del atardecer inundan el cielo demasiado pronto. El naranja se desvanece hasta convertirse en rosa y el rosa se oscurece ligeramente para tornarse malva. El sol apenas se ve, oculto por la inmensidad de las oscuras montañas nevadas que plagan el horizonte.

Emito un suave suspiro mientras contemplo la hermosa vista a través de la ventana del salón. De repente, alguien llama a la puerta y hago rodar mi silla por el corto y estrecho pasillo que conduce a la entrada.

Trato de contener mi entusiasmo cuando descubro a Johnny al otro lado, pero aun así las comisuras de mis labios se curvan hacia arriba imitando la sonrisa que él ya trae consigo.

— No te esperaba — murmuro.

Han pasado dos días desde que escuché su historia; la historia de cómo sus padres lo abandonaron por el inusual color de sus ojos; de cómo Dante lo encontró en un desguace y lo trajó aquí, donde sabía que había otros lobos con los que podría encajar; de cómo fue capturado por los cazadores antes incluso de adentrarse en el territorio de las manada y de cómo conoció a Amara, quien acabó criándolo como a un hijo.

Parpadeo volviendo al presente y estudio su atuendo. Hoy, Johnny ha cambiado los pantalones de cuero por unos vaqueros desgastados y una camiseta de color azul marino. A pesar del frío que hace en el exterior, no lleva chaqueta.

— ¿Por qué no llevas chaqueta? — le recrimino al instante, perdiendo la sonrisa y estremeciéndome al sentir contra mi piel la gélida brisa que se cuela a través de la puerta abierta —. ¡Te vas a congelar ahí fuera! Vamos, pasa.

Ruedo hacia atrás para hacerle espacio y Johnny entra en casa.

— Puedo soportar el frío bastante bien. Además, he venido corriendo — explica él divertido ante mi reacción mientras se pasa una mano por los desordenados mechones negros de su cabello —. Aún estoy sudando un poco.

— ¿Has venido corriendo? — le pregunto, sorprendida, girando la cabeza para mirarlo sobre mi hombro mientras me dirijo hacia el salón.

— En forma de lobo — aclara él.

— Oh.

Me muerdo el labio inferior al imaginar su majestuosa forma lobuna con el pelaje denso y negro como el carbón. Y sus ojos... tan azules y más brillantes aún que en su forma humana. La última vez que lo vi fue el día que me atropellaron y apenas estaba consciente, por lo que su imagen distorsionada parece un sueño fantasioso más que un vivo recuerdo.

— ¿Y a qué se debe tanta prisa?

— Quería llegar antes de que cayera la noche y tomaras tu medicación — explica —. El otro día apenas podías mantener los ojos abiertos mientras hablábamos.

Mi estúpido corazón se emociona con sus palabras.

<< Dios. ¿Cómo puede ser tan considerado? >>.

— Aún me quedan un par de horas... — murmuro sintiendo una agradable sensación de calidez en el pecho —. ¿Has venido para continuar con tu historia?

Johnny se detiene repentinamente frente a mí y se agacha para colocarse de cuclillas, así sus hermosos ojos quedan a la altura de los míos. Es un alivio no tener que estar mirando todo el tiempo hacia arriba.

— En parte — responde con una sonrisilla en los labios —, pero también te he traído una cosa.

Mi mirada desciende cuando coloca algo sobre mi regazo.

— ¿Qué es? — pregunto curiosa rodeando con mis dedos la pequeña bolsa de papel amarronado.

La sonrisa de Johnny crece.

Secretos oscuros © #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora