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Eché a Astrid atrás de mi para protegerla con mi cuerpo y ni bien hice eso, varias de esas cosas se lanzaron hacia mi, así que recibieron dos rajadas en la garganta que los hicieron caer al suelo y morirse. Aunque poco después de caer al suelo comenzaron a liberar esporas lo cual significaba un grandísimo problema para nosotros.

—¡Cúbrete la boca!

Astrid me hizo caso y se cubrió la boca con su mano libre mientras que con la otra batía su hacha en el aire para alejar a los monstruos que nos estaban acorralando, logrando darles a unos cuantos con su arma. Mientras ella hacía eso, yo saqué de mi bolso una tela que me puse a modo de cubrebocas y luego rasgué mi saco para darle la tela rota a Astrid y que así ella pudiese cubrirse.

—¡Son demasiados!

—¡No me digas!

Un huésped que empuñaba una espada pequeña se abalanzó contra mi, así que coloqué mis dos dagas frente a mi en forma de x para así poder bloquear el ataque y alejarlo de mi.
Detrás de mi podía escuchar el hacha de Astrid golpeando huéspedes a diestra y siniestra, además de ocasionalmente escucharla quejarse porque necesitaba apoyarse en su pie lastimado.

Tengo que sacarnos a ambos de aquí a como dé lugar.

No la pensé mucho antes de darme la vuelta y arrebatarle el hacha a Astrid de un movimiento brusco e incluso un poco violento.

—¿¡QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIEND-.!?... ¡OYE, BÁJAME!

La cargué por sobre mi hombro como si de un costal de papas se tratase, a pesar de que iba protestando fui capaz de echarme a correr aún con ella sobre mi hombro, sujetándola con una mano y agarrando el hacha con la otra.

—¡¿No vas a sacrificarme para asegurar tu supervivencia!?

—Si, he sacrificado a mucha gente a lo largo de estos 3 años, pero no sacrificaría nunca a un aliado

Escuché como Astrid dejaba salir un pequeño jadeo de sorpresa, aunque en estos momentos no teníamos tiempo para revelaciones sentimentales así que le pasé mi ballesta junto a algunas flechas.

—¡Dispara!

—Te juro que estoy disparando solo porque quiero sobrevivir y no porque me lo hayas pedido tú

Ella afirmó aquello con un tono arrogante para después comenzar a disparar.
En un instinto miré hacia atrás para ver como varios huéspedes caían al suelo muertos por las flechas que les fueron incrustadas en las frentes y luego comenzaban a liberar esporas. Cuando regresé mi mirada al camino, pude ver que frente a nosotros había un puto barranco y nosotros íbamos directamente hacia él.

—¡________!, ¡ya no hay más flechas!

—Que bueno que me lo dices, ¡porque también se nos acabó el camino! Así que tira la ballesta a la mierda y sujétate fuerte

—¿¡QUÉ!?, ESPERA, ¿¡ESTÁS PENSANDO EN SALTAR!?

—No lo estoy pensando, lo voy a hacer

—¡NOS VAS A MATAR A LOS DOS!

—Quien tenga miedo a morir que no nazca

—¡JURO QUE SI SALIMOS VIVOS DE ESTA, YO VOY A MATARTE!

En cuanto estuvimos cerca del barranco, salté sin pensarlo dos veces. Enterré el hacha en la tierra para disminuir la velocidad con la que caíamos y con mi mano libre cargué a Astrid por la cintura para evitar que se lastimase.
Caímos sobre el tronco de un árbol torcido que estaba creciendo en el barranco, así que con cuidado la bajé y la coloqué detrás de mi.

☾ Efecto mariposa ☾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora