Con ocho años, Moon Byul comenzó a asistir a la misma escuela que Yong Sun, su única y mejor amiga. Al principio, se sentaban juntas y, en eso, a la pelinegra no parecía importarle estar con ella a pesar de sus diferencias sociales. Todo cambió rotundamente al llegar, tiempo después, el último año de primaria, ahí empezaron los verdaderos problemas entre ambas.
Pasaron de ser inseparables a absolutamente nada.
- ¡No la veas más! ¿Qué parte es la que no entiendes, Yong Sun? ¡¿Eres tonta, acaso!?
Lloró encerrada en su cuarto. Esa fue la última vez que su madre le gritó algo como eso. Desde ahí, ya no salía afuera para verse con Moon Byul. Permaneció más de dos meses prestándole atención al colegio, únicamente a la libreta y el lápiz. Aun así, por más que no le habló por semanas, la miraba desde la ventana de su habitación cómo se sentaba frente a la piscina estática por horas.
Veía su tristeza a través de sus ojos, sus movimientos. Notaba su bajo ánimo. Sentía desde la distancia su desesperación por acercarse, pero no, aquello era imposible, así que, únicamente, se espiaban la una a la otra a kilómetros.
- ¿Una fiesta de disfraces? - Irene murmuró sentándose junto a Yong Sun, quien parecía estar en otra punta del mundo paralela a esa.
- Sería divertido, ¿por qué? ¿Te sorprende? - Hye Jin cuestionó alzando los hombros.
Alejada completamente de la realidad, tardó en sentir el apretón de Wendy justo en su antebrazo. Terminó reaccionando mirándola con el ceño fruncido.
- ¿Qué?
- ¿Vas a ir?
- ¿A dónde?
- A la fiesta.
- ¿Qué fiesta?
- ¡Yong Sun!
Tapándose los oídos ante el grito inesperado, Wendy la apretó nuevamente.
- ¿Qué es lo que pasa contigo?
¿Sinceramente? Ni ella sabía.
Ignoró cada una de sus preguntas al pararse y abandonar su bandeja todavía con comida. Fue directamente para el baño. Se lavó la cara quitándose casi todo el maquillaje. Luego, escapó hacia el salón de clases tomando asiento. Su día estudiantil, por fortuna, pasó rápidamente dejando atrás los saludos de sus amigas y, por un momento, no dándole importancia al rostro preocupado de Moon Byul. Se subió simplemente a la limosina esperando inquieta que el motor comenzara a andar. Su mirada entristecida vagó lentamente por la carrera agradeciéndole de manera interna al chofer que solo le brindó una sonrisa perezosa al sentarse y, enseguida, encendió el motor.
- Jovencita Yong Sun, buenas tardes. - levantó apenas la mano dejando a su hermana con las palabras en la boca. Sabiendo perfectamente lo que le diría, se quitó la mochila yéndose de inmediato a bañar con la intención de acomodar sus pensamientos mientras se pasaba el jabón por las piernas. Pero no pudo, nunca podía cuando llegaba el tan "maravilloso" día de la renovación de votos matrimoniales por parte de sus progenitores.
Teniendo una merienda desastrosa por quién sabe el número exacto de la vez mencionada, subió por segunda vez a su habitación para ponerse el vestido elegido por su madre. Con la "mejor" cara de felicidad, bajó siendo observada por su familia ya vestida elegantemente. Ni siquiera los miró. Odiaba esa celebración en particular, la gente clasista metida en su territorio, las preguntas innecesarias y, por supuesto, la ausencia de Moon Byul. Comprendía lo que pasaría si ella se atrevía a aparecer en una fiesta deslumbrante como esa. Probablemente, acabaría ocurriendo exactamente lo mismo que esa oportunidad. Moon Byul apartada, ella castigada.
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Solitude And Outlaw [moonsun]
Fanfiction➤ Moon Byul escapó junto a su madre de aquel hogar abusivo en donde solían instalarse hasta hace un par de semanas atrás. Desde que se alejaron de su padre violento, atravesaron "las mil y una", calor, frío, hambre, dolores musculares, padecieron de...