Parte diecinueve

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Lamentablemente, tarde o temprano, la gente ahí adentro terminaría por enterarse de cómo era su vida en realidad. Ya lo sabían todo. Absolutamente todo. ¿Ahora qué? ¿Qué pasaría con ella?

Las risas retumbaron violentamente en sus tímpanos. Él se alejó empujando su pecho en el proceso. El asco se apoderó inmediatamente de su ser mientras, segundos después, apretaba los puños mirando de forma asesina a la muchacha alta que le quitó lo que más deseaba en el mundo. El desprecio las dejó desnudas en la pista. Las personas malas apuntaron con su dedo cada rincón de su cuerpo. Cayeron rápidamente a un precipicio oscuro y terrorífico.

Yong Sun corrió lejos de todo tragándose las lágrimas no pudiendo soportar demasiado el vacío en su interior. Sus piernas se abrazaron con fuerza en la frialdad de aquella sala de música desolada.

- Te amo, Byulie. - la frase provocó en la niña pequeña una sensación extraña. Se volteó soltando la pelota de fútbol en el pasillo de ese supermercado enorme de juguetes observando los ojos contentos. - ¿Tú también me amas a mí? - cuestionó esperanzada con la mejor sonrisa de todas.

- Claro que te amo, Sunnie. - respondió elevando las comisuras sin ni siquiera ser del todo consciente de sus palabras, pero sintiéndose plenamente feliz por saber que Yong Sun la amaba tanto como lo hacía ella.

- Lo sabía. - dijo entre risas mientras tomaba su mano para cuando Nari las llamó.

De regreso a la mansión, Yong Sun rápidamente condujo a Moon Byul hacia el lugar favorito de ambas. Ya en el interior de la casa del árbol, se acomodaron.

- ¿Qué piensas sobre el casamiento? - Moon Byul jugó con el cabello pelinegro analizando antes de contestar.

- Ha de ser bonito estar enamorado y casarse con alguien. - dijo lo primero que se le ocurrió generando inmediatamente millones de dudas a la niña acostada en sus muslos.

- ¿Enamorado? - murmuró tomando su dedo meñique apretando los labios. - ¿Tú y yo estamos enamoradas, Byulie? - Moon Byul sonrió entre dientes. - ¿Eso es un sí? Entonces... somos como mis padres. Ellos se aman y están casados, pero... nosotras no tenemos anillos, no nos casamos, Byulie, ¿deberíamos casarnos cuando seamos grandes?

- ¿Casarnos? - Moon Byul susurró.

- Sí, casarnos. Quiero que mi vestido sea igual al que usó mamá. Te mostré esa foto, ¿no? Se vio realmente hermosa.

- Pero no más que tú.

Yong Sun esbozó una de sus típicas sonrisas mientras la miraba completamente embobada.

- Casémonos a los veinticinco, Byulie. Como hizo mi mamá.

- ¿Seguro?

- Por supuesto.

- Casémonos a los veinticinco, entonces.

Moon Byul pateó la puerta con todas sus fuerzas encontrándose finalmente con la peor imagen que tuvo la oportunidad de apreciar en su vida. Sostuvo en sus temblorosas palmas el rostro empapado mientras sentía cómo el mundo se derrumbaba lentamente a sus depresivos ojos. El sollozo permaneció grabado en su mente por varios minutos. Se aferró al cuerpo frágil y cansado como si fuera lo último en su existencia que acabaría tomando prestado.

- Me doy asco... - la confesión terminó por destrozarla más. Una Yong Sun joven completamente destruida e infeliz la observaba con las gotas saladas descendiendo por sus mejillas rojas a causa del mismo llanto desgarrador ocasionado en ella una tristeza notoria notándose ya en los movimientos lentos que su propio cuerpo desgastado ejercía.

- No, Sunnie, no sientas eso, por favor... - esta vez, Yong Sun bajó la cabeza. - Yo tengo que darte asco, a mí me tienes que odiar, ¿hmmm? Yo arruiné tu vida, Yong Sun, tú eras el ser más emocionante antes de conocerme, tu mundo era perfecto, tú eras...

- Tú cambiaste mi vida para bien, Moon Byul. Me amaste y amas más que toda mi disfuncional familia junta. Yo no valía nada antes de encontrarte, pero...

- Pero no soy lo que ellos quieren y necesitan, no soy un hombre exitoso, Yong Sun, todos los suyos me odian, y lo acepto, tienes que...

- No, eso no... - se mordió el labio.

- Tienes que alejarte de mí, Yong Sun, es nuestra última opción...

- Púdrete, ¿quieres? - dijo en voz baja.

- Te lo agradezco, Yong. - rio sin gracia colocándose a su lado apoyando el mentón sobre sus rodillas.

Yong Sun puso su cabeza en la extensión de su hombro suspirando profundamente. De repente, el silencio se llevó todo el protagonismo. Ninguna hizo por abrir la boca. Estaban lo suficientemente concentradas pensando en el futuro mientras sus cuerpos se mantenían unidos en la habitación. Ya estaba todo jodido, no había escapatoria, no existía sitio en donde pudieran encerrarse por horas fingiendo estar muertas, desaparecidas, ya no podían joder al mundo diciendo que solo eran compañeras de salón, debían hablar, confesar lo último, dañarse más y llorar por semanas extensas un amor prohibido.

- Mi madre te matará, Byul.

- A ti también, Yong Sun.

[...]

Solitude And Outlaw [moonsun] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora