Parte trece

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Era muy pequeña de edad como para entender por qué su amiga tenía marcas dibujadas perfectamente en los brazos. Pero no solo en esa zona. También yacían en las muñecas y en cada uno de sus dedos. Tardó en darse cuenta de que eran quemaduras.

Lloró horas incontables cuando supo la razón de ellas.

¿Por qué la gente era tan mala?

- ¿Crees que él vive todavía? - Moon Byul alzó los hombros.

- Solo tengo sus genes y su apellido, pero no es mi padre. Realmente no me importa si ahora mismo sigue respirando o está pensando en la vida desastrosa que le brindó a su hija y a la que fue su esposa en su momento. No tengo un progenitor, él nunca existió para mí.

Yong Sun besó su mano con suavidad. Sentadas en el suelo de su habitación, callaron después de esa charla madura.

- ¿Lo odias? - susurró cuando sus manos se entrelazaron por debajo de su falda larga.

- Odio a tu madre. - sonriendo, dijo mientras utilizaba su mano libre para calentar el muslo contrario a su lado. - Mucho.

- ¿Quieres que sea sincera?

- Por supuesto.

- Yo también.

Yong Sun era todo lo que una persona deseaba. Linda, carismática y de buena figura. Era femenina y su apellido conocido sonaba siempre a través del pasillo cada menos de quince minutos. Los chicos la miraban como un pedazo de carne de primera, el premio mayor, las chicas, en cambio, querían ser como ella o la detestaban por sobresalir y llamar la atención de sus "hombres". Pero nadie se imaginaba que lo último que necesitaba era la mirada de un muchacho sobre ella. Su cabeza estaba en otra parte. Sus ojos puestos en la chica "deportes", la "genio" en matemáticas. Moría por sus borcegos negros. Moría por la perforación nueva en su oreja. Moría simplemente por ella.

- Creo que se está haciendo popular. Mientras no le quite el puesto a nuestra abeja reina... ¿Yong Sun? - Hye Jin palmeó su espalda.

- ¿Por qué lo dicen? - las miró. - Opino que solo es una chica normal.

- Últimamente es "LA" chica. - hizo énfasis alzando un dedo. - Si no me crees, mírala. Se ve ardiente. - Yong Sun no pudo con su genio y la observó. Estaba leyendo. Pero había algo extraño. Su pómulo no se veía en condiciones, al contrario, yacía hinchado. ¿Qué fue lo que pasó? Todavía sentía miedo y furia al mismo tiempo cuando su cuerpo era lastimado. Estaba roto. - ¿Ahora sigues pensando que solo es otra chica más? Moon tiene algo especial, el típico "no sé qué", adoraría tener alguna oportunidad con alguien así, pero todas sabemos lo que pasaría, ¿no?

- Continúo pensando que no es la gran cosa. - mintió concentrándose en su comida.

- No puedes engañarnos. - Irene aportó cruzándose de brazos. - Sé que piensas distinto. No eres ciega. No estamos en tu casa. Eres libre de hablar sobre mujeres.

- No me gustan, ella no me produce nada. Además, ¿qué hacemos hablando justamente de ella? ¿Por qué mejor no cambiamos de tema? - ganando en la misma conversación, suspiró profundamente volviendo a poner la visión en Moon Byul, quien había dejado de lado el libro para llevarse una porción de comida a la boca.

- Le pediré una salida.

La frase de su mejor amiga permaneció en su cabeza durante el resto de la tarde. Completamente perdida en sus pensamientos, terminó escuchando tarde la pregunta que le hizo su madre en la merienda.

- ¿Irás con nosotras de compras? ¡Yong Sun, te estoy hablando!

- No, madre. - subió hacia su habitación agradeciendo cuando el sonido del motor fue prendido. Las vio irse en el coche de la mujer mientras jugaba inquieta con sus uñas.

Solitude And Outlaw [moonsun] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora