💋Capítulo 19💋

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— Yo fuí amigo de tú mamá por más de veinte años, ella era, mi mejor, mejor amiga. Pero si crees que no peleábamos a veces, estás muy equivocado pequeño.

— ¿En serio?.— preguntó Jimin en un susurró.

— Claro, pero no puedo recordar realmente porqué fue ninguna sola de esas peleas, y lo que si recuerdo es que ambos nos perdonamos siempre.— Jimin empezó a llorar.

— No me parece que esto sea así ahora.— dijo con un gran nudo formándose en su garganta.

— No pierdas la fe, tendrás suerte si logras tener aunque sea un verdadero buen amigo en la vida. Solo averigua como resolverlo.

Jimin sin pensarlo mucho se arrojó a los brazos de Yugyeom, dándole un abrazo el cual fue correspondido inmediatamente.

Las siguientes semanas de Jimin fueron solitarias, Jungkook había desaparecido, su asistencia estaba tan mal, que corría el riesgo de no graduarse. Con respecto a Taehyung, este lo estaba ignorando por completo. Su padre por su parte lo había perdonado, la verdad era que le había disgustado que Jimin no le comentara de su relación con Jungkook, pero aún así le pagó sus clases de manejo, ya que Jimin había decidido que ya era hora de sacar su licencia, no soportaba estar en el autobús escolar, en donde la mayoría lo miraban sorprendidos.

Jimin estaba haciendo su examen para conducir, cuando vió a un niño en un scooter y lo recordó.

— Exactamente, regla número 7.— exclamó.

"No importa lo enojado que estés con tu mejor amigo, tienes que perdonarlo si te regala un helado".

El día siguiente, el timbre que anunciaba el descanso sonó, y rápidamente fue a su encuentro con Taehyung, quien se encontraba guardando algunas de sus pertenencias en su casillero. Jimin se paró a un lado de él con un cono de helado de chocolate.

Taehyung lo observó por unos minutos con indiferencia.

— Perdóname.— dijo en un susurro mientras sonreía esperanzado.

Taehyung miró a los ojos a Jimin y lo tomó, luego camino pasando a un lado de él, dejando a Jimin atrás y en la primera papelera que se le cruzó, tiró aquel helado. Todo bajo la mirada de Jimin.

El padre de Jimin se encontraba en casa guardando sus pertenencias para ir a su trabajo.

— Hola señor Park.— se escuchó a sus espaldas.

El señor Park giró a ver de quién se trataba y se encontró con Jungkook.

— ¿Dónde estuviste Jungkook?.— preguntó seriamente.

— Quería reflexionar lejos, ya, ya voy camino a casa, ahora.— mencionó.

— Jimin no está acá.— dijo rápidamente.

Jungkook suspiró.

— En realidad quería hablar con usted.

— ¿De?.

— Quería disculparme con usted.— dijo acercándose.— Por lo que pasó, yo no debí permitirlo. Todo fue culpa mía... no de Jimin.— tomó una pausa.— Pero no lamento lo que pasó, ni sentir lo que siento por su hijo.— el señor Park suspiró.

— Ay Jungkook... No estoy nada contento con todo lo que pasó. No puedo, pero, si van o no a estar en una relación, lo debe decidir Jimin.— respondió tranquilamente.— Me parece que Jimin debe decidir lo que le conviene.

— Eso lo entiendo.— se limitó a responder. Hizo una reverencia y se marchó.

Por otro lado, Jimin se encontraba en su lugar especial y favorito, tomando una bebida cuando sus ojos conectaron con los de Taehyung quien acababa de llegar. Este último colocó una monedas en la máquina de baile, Taehyung miró de reojo a Jimin quien volteó al notarlo, luego siguió metiendo más monedas para que así pudiesen jugar dos personas.

Jimin miró esperanzado a Taehyung, quien hizo un asentimiento de cabeza invitándolo a unirse, Jimin no lo pensó dos veces y fue a su dirección.

Al principio ninguno de los dos se movió, fue Taehyung quien tomo la iniciativa y lentamente empezó a moverse un poco, luego con otro movimiento de cabeza se dirigió a Jimin para que le siguiera. Jimin empezó a moverse y en una vuelta que ambos chicos dieron se miraron a los ojos con genuinas sonrisas adornando sus rostros. Ambos empezaron a bailar uno al lado del otro, como solo ellos sabían hacerlo y al terminar la canción se miraron a los ojos y se dieron un cálido abrazo lleno de mucho sentimiento.

Ambos salieron del lugar y caminaron por los alrededores, se habían reconciliado y era poco decir que Jimin estaba feliz, se sentía eufórico por tener de vuelta a su mejor amigo.

— Pensaba en nuestra fiesta de cumpleaños, después del baile.— mencionó Jimin.— Y se me ocurrió que sea una fiesta de disfraces, ¿tal vez?.— sugirió.

— Claro que sí.— respondió Taehyung muy feliz.

— Sí.

— Ya me conoces amigo, lo que sea de travesti, yo me apuntó.— comentó, logrando que Jimin riera a carcajadas.

Una semana pasó y el muy esperado baile anual de despedida llegó, Jimin decidió para esa oportunidad colocarse un lindo vestido color salmón, el cual encajaba a la perfección con su hermosa silueta.

Jimin iba bajando las escaleras y el sonido del tacón contra la madera, llamó la atención de su padre, quien se encontraba en la cocina preparando su cena. Levantó la vista y sus ojos chocaron contra su hijo, así que se acercó a su encuentro. De pronto se sintió vulnerable y sonrió con melancolía.

— Sí verdad.— dijo Jimin muy feliz por como se veía. Su padre sonrió conteniendo las lágrimas.— Papá, estás... ven.— dijo acercándose a él para darle un abrazo.

— Diviértete hoy, ¿okey, hermoso?.— dijo su padre con ojos acuosos.

— Okey.— respondió Jimin con una gran sonrisa.

Jimin junto a Tae y hobi, se dirigieron en limusina al gran salón, donde se llevaría a cabo aquel baile.

— Wow, no puede ser.— comentó hobi, al ver todo el lugar hermosamente decorado y lleno de muchos de los estudiantes de su escuela. Todos estaban sorprendidos, pasándola bien.

— Esto es increíble.— dijo Jimin con asombro.

Aquel salón estaba lleno de fotografías a blanco y negro repartidas por todo el lugar en donde aparecían estudiantes en momentos memorables.

— Mira.— comentó Taehyung señalando una fotografía, en ella aparecía Jimin cubierto de pintura y estaba en el baño de los chicos del equipo de fútbol.

Jimin sonrió apenado.

— No puede ser.— dijo con una pequeña sonrisa.

Tae notó la presencia del chico encargado de las fotografías así que le llamó.

— Oye, el del anuario.— este giró.— Estas fotos, excelentes.— el chico sonrió muy feliz por ello.— Si que te esforzaste.— dijo con una sonrisa.

— A-ah, gracias.— respondió feliz.

El Stand De Los Besos - [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora