Capítulo tres: Pasando números

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Capítulo tres: Pasando números


Lucifer entonces tomó la mano de Alastor y empezó a escribir algo, cuando terminó, el castaño pudo notar que había escrito su nombre en cursiva y una serie de números.

Es mi teléfono -dijo Lucifer

Alastor estaba sonrojado e impactado, tenía mucho de lo que procesar. No sabia porque el chico más popular le había salvado, no sabia porque el chico mas ultra millonario le estaba hablando, y no sabia porque el chico mas deseado por toda la universidad le estaba dando su número telefónico.

Yo... -empezaba a decir Alastor hasta que vio una mancha roja en la frente del rubio- ¿Estas bien? -preguntó Alastor acercando su mano a la venda de la cabeza de Lucifer

Lucifer posa una de sus manos en su cabeza y se siente un poco manchado.

Tsk... empieza a abrirse -dijo Lucifer

Ahh... ¿me permites? -preguntaba Alstor sacando una cinta negra de sus bolsillos. Lucifer lo miraba con un poco de extrañeza- Es una cinta para la cabeza -dijo Alastor

Se lo que es ¿pero tenías eso antes? ¿por qué rompiste parte de tu saco? -preguntó Lucifer enseñándole al castaño que aún tenía una prenda de él

Ahh... creo que fue el instinto -dijo Alastor

¿Instinto? -preguntó Lucifer

De algo rápido... creo -dijo Alastor

Lucifer sonríe tiernamente, se quita su vendaje y deja que Alastor lo revise. Alastor le limpia un poco su herida y empieza a vendarlo con su cinta negra.

¿Cómo hiciste la Jambalaya? Tan rapido, me refiero, es decir... -decía Lucifer

Tengo clases de cocina, aquí en la universidad -dijo Alastor

¿Cocina? ¿Estudias para chef? -preguntó Lucifer

No, estudió comunicación, quiero ser locutor -dijo Alastor

¿Locutor? ¿Qué temas quieres presentar? -preguntó Lucifer curioso

Soy más bien... el tipo que critica y hace chistes fuera de lugar -decía Alastor sonriendo, pero con un poco de timidez- pero creo que la gente no le gusta mucho lo que hago- dijo un poco desanimado el castaño

Deja que el mundo arda por si solo -dijo Lucifer

¿Ah? -preguntó Alastor

Tu haz lo que quieras, lo que te guste hacer, la gente hoy está sensible, ya ni siquiera me imagino como va a estar en años futuros, no dejes que eso te detenga para decir o hacer lo que quieras, además... -decía Lucifer levantándose cuando Alastor término de vendarlo y le ofrece una mano, la cual el castaño acepta para ser levantado- si alguien te molesta, se las verá conmigo -dijo Lucifer sonriendo y soltando la mano de Alastor

Ahh... -Alastor estaba sin palabras, ¿cómo era posible que en tan solo un dia, el chico rubio, el más popular y querido de la universidad no solo le hubiera salvado la vida, no solo le estaba hablando, sino que de alguna manera se estaba convirtiendo en su primer y unico nuevo amigo?- Gra...gracias -dijo tímidamente Alastor


Se oye un claxon durante casi un minuto entero, parece que alguien estaba enojado.

Muy bien, creo que esa es mi alarma, tengo que irme ya, nos vemos -dijo Lucifer empezando a retirar

¡Espera! -dijo rápidamente Alastor tomando el brazo de Lucifer

Ambos se quedan mirando con sorpresa.

Ahhh... -Alastor saca el plumón de los bolsillos de Lucifer, toma la mano del rubio y escribe tanto su nombre como su número telefónico.

Lucifer mira su mano, para después al castaño, le sonríe tiernamente y se despide nuevamente.

Al llegar al carro de su padre lo mira pitando el claxon una y otra vez.

¡Ya! ¿no? -dijo Lucifer enojado cuando abría la puerta del copiloto

Media hora, ¡Media hora chaval! -dijo enfadado el padre

¿Qué? ¿Te comiste la Jambalaya? -preguntó molesto Lucifer subiendo al auto cuando vio a su padre con la bandeja casi completamente vacía

¿Jambalaya? Qué extraño nombre. Dile a la chica que te hizo esto que te lo vuelva a hacer -dijo el padre arrancando finalmente

Lucifer sonríe y dirige su mirada hacia las ventanas en las que se había encontrado con Alastor.

Una hora después de que Lucifer se había marchado con su padre, la madre de Alastor llegó también para recogerlo de la universidad.

Lucifer tenía coche propio pero nunca lo verían conduciendo en la universidad porque su padre era el entrenador principal de la universidad así que de su casa a la escuela y viceversa tenía que andar de copiloto. Alastor no tenía coche propio y siempre se dedicaba a caminar de su casa a la escuela y viceversa a menos que su madre se ofreciera a recogerlo si es que podía.

Al día siguiente...

Alastor se encontraba en su sala de estar jugando con sus manos, estaba sentado en un sofá junto a una pequeña mesa que tenía un teléfono. Alastor era un chico tímido y nervioso, pero ahora estaba siendo consumido por los nervios pues deseaba hablarle a Lucifer por ninguna razón en especial, solo quería hablarle y escuchar su voz. Estaba tan emocionado desde la noche anterior que se fue a dormir sin lavarse las manos ni la cara, pues sentía que cualquier contacto con el agua iba a arruinar la caligrafía de Lucifer de su mano. En el momento que levantó el teléfono revisó su mano, y para su sorpresa el nombre y el número estaban completamente borrados de la palma de Alastor, posiblemente por el sudor que estaba transmitiendo.

¡Nooooo! -grito Alastor, para su suerte estaba solo en casa- Soy tontoooo... -dijo Alastor enredando sus dedos en su cabello


Suena el teléfono, Alastor se asusta y contesta rápido.

Ho..hola -contesto Alastor

¿Alastor? Soy Lucifer -dijo Lucifer a través de la llamada


Los ojos de Alastor brillan como las estrellas por la emoción. 

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