seis

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Después de aquella encantadora noticia, pidieron una botella de champagne para brindar a gusto y celebrar en pareja, algo que no hacían hace mucho. Hueningkai celebraba un objetivo más cumplido, mientras que para Soobin, este estaba siendo uno de los mejores días de su vida.

—tengo otra sorpresa para ti.— soltó el menor después de darle un trago a su copa, volteo a ver a su esposo con una sonrisa y después, buscó en el bolsillo de su saco una pequeña cajita que contenía una cara, bonita y espléndida sorpresa que estaba seguro, iba a cerrar con broche de oro todo su plan con el notorio entusiasmo de Soobin. Al mayor le brillaron los ojos cuando vio el pequeño detalle salir del saco de Hueningkai.

Abrió la pequeña caja, donde se encontraba posado en un diminuto cojín un fino anillo con un extravagante pero pequeño diamante azul, esa belleza no se comparaba a su sencillo anillo de bodas que él había escogido. A Soobin siempre le gustó la sencillez de las cosas, jamás se imaginó tener cosas tan caras como las que su esposo le estaba obsequiando en ese momento.

Definitivamente soltó unas escurridizas lágrimas de sus ojos, su mano siendo guiada por la del contrario, una vez así, su esposo le colocó el anillo y lo miró con los ojos más enamorados, era una mirada tan pura, tan significativa. Soobin amaba con locura al castaño frente a él.

—este diamante brilla igual de hermoso que tus ojos al mirarme. Te amo.

Al llegar a casa ambos estaban muy borrachos para poder controlar lo que estaban a punto de hacer. Solamente sabían que querían seguir besándose en aquel mirador que les presentaba una vista hermosa de una parte de la ciudad, era de noche, el cielo despejado, las estrellas resplandecían de una forma tan hermosa, el auto estacionado a unos cuantos metros de ellos, con las puertas semi abiertas y la radio encendida, Something about you sonando en ella. Sólo eran los dos en esa noche.

—¿me quieres?

—te amo, pero necesito hacerte el amor ya.

¿Era así como se sentía ser amado con una intensidad enorme?, Soobin tenía una duda, y ahora sin dar muchas vueltas a su cabeza, tenía la respuesta. Siempre supo que Hueningkai le daría ese amor pasional con el que tanto soñaba, idealizar y desvivirse por una persona por el resto de su vida, esa era su expectativa en el amor. Ahora se encontraba en el mirador de la ciudad siendo casi desvestido con el hombre que eligió para su vida. Su mente empezó a sobrepensar las cosas, como por ejemplo, ¿a Yeonjun también se lo habrá cogido en un lugar así?, ¿a Yeonjun también lo besa de esa forma?

Estaba dolido, pero no podía expresarse. No podía con el dolor de pensar que quizá Yeonjun también ha vivido todo lo que él con Hueningkai. Le dolía no ser el único. ¿Qué le faltaba?, ahora mismo tenía otra duda.

—¿crees que me falta algo para ser el esposo perfecto para ti?— Hueningkai se encontraba jugueteando entre su cuello, mientras Soobin se aferraba a los hombros del contrario, disfrutando de su momento, de sus besos, de sus caricias, de sus latidos, de su esposo. Él no podía silenciar su mente, le dolía.

Mientras tanto Hueningkai pensó para él mismo; —eres el esposo perfecto, simplemente yo no puedo quererte.

Era verdad, quería a Soobin, pero no le correspondía de la forma que debía. No lo quería como esposo, si ahora mismo se encontraba dándole amor, Soobin tenía que saber que él era un maestro de la mentira y todo lo que había hecho el día de hoy era para mantener tranquilo a su esposo, para no perderlo, para poder seguir teniendo los amantes que él deseara sin sentir culpa.

—nada, eres el esposo perfecto para mí. Cocinas delicioso, me apoyas, eres gracioso, eres amable y te mueves tan bien en la cama, eres todo lo que deseo.— Después de estas palabras intento callar a Soobin con un beso y metiendo su mano por debajo de sus pantalones y ropa interior, para así evitar otra pregunta incómoda, solamente quería follarse a su esposo e irse a casa a dormir, su esposo comenzaba a irritarle, también comenzaba a extrañar a Yeonjun.

Soobin se sentía amado y deseado con cada caricia que su esposo le daba. Se sentía realizado.

—¿soy bonito?, siempre hablas sobre lo que hago por ti, pero hace meses que no escucho un elogio para mí salir de tus labios, cariño. ¿Te parezco atractivo?— el hecho de que ahora Hueningkai se encontrará tocando entre sus piernas, mientras su camisa estaba desabotonada y sus pantalones estaban a medio caer le hacía sentir inseguro, ¿Y si no se veía tan delgado para su esposo?

Hueningkai rodó los ojos. Aún así decidió responder sereno.

Subió sus labios nuevamente al lechoso torso desnudo de Soobin, besó cada parte de él a su paso, desde su ombligo hasta su pecho, donde se tomó el atrevimiento de besar sus sensibles botones. Robándole unos cuantos jadeos a su esposo mientras sus manos se encontraban acariciando la intimidad contraria, tratando de pegar la suya propia contra la de Soobin. —¿puedes cerrar la boca un segundo y ocuparla para lo que verdaderamente importa, cariño?

—me jode que pienses que no me pareces atractivo, sólo mírate, tienes el cuerpo de un muñequito, tengo tantas ganas de hacerte mío una y otra vez. No necesitas que te notifique lo bueno que estás, eso deberías verlo tú mismo en un espejo, me gustas tanto Choi.

Para Soobin ese comentario fue una luz verde, tanto que se entregó de nuevo al ardiente castaño que lo tenía húmedo.

Esa noche significó tanto para Soobin.

Ahora se encontraba siendo feliz en su cama, acurrucado los brazos de su esposo. Se sentía como en los primeros días de recién casado, normalmente está era su rutina, ni siquiera supo en que momento todo eso se desvaneció, ahora ve a su esposo cada fin de semana.

Hueningkai dormía plácidamente después de unas tres rondas de sexo con su esposo, realmente estaba agotado por todo. Para Soobin, esa era su vista preferida, tener a Hueningkai en su cama durmiendo profundamente, amaba contar cada uno de sus lunares y sus pestañas, escuchar sus latidos cerca, sentir su aroma a vainilla, verlo dormir era su actividad favorita en el mundo después de comer.

Hasta que una notificación en el celular de Hueningkai lo saco de sus pensamientos. Tembló al imaginarse de quién se trataba. No quería ver nada, no quería despegarse de su mundo con su esposo, sin embargo, la curiosidad siempre lo mataba.

Encendió el celular y al ver la barra de notificaciones, como era de esperarse, el mundo se le vino abajo.

Un mensaje de Yeonjun era el causante de la notificación a altas horas de la noche en el celular de su esposo, mensaje donde le deseaba las buenas noches, le recordaba que lo amaba y además, que le llevará el desayuno cuando saliera de ahí.
Apagó el celular y lo dejo en su lugar y volteo de nuevo a ver el rostro de su esposo. ¿Cómo era posible que un ser tan bello e irreal como él podía ser tan malvado? ¿O tal vez Soobin era el problema?

Lo abrazo con todas sus fuerzas y lloró en su pecho, deseando que todo acabará y volviera ser como antes. Soobin deseó morir una noche más, morir aferrado al cuerpo de su esposo era lo único que deseaba.

suitorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora