dieciocho

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Eran las cuatro de la madrugada y le extrañaba bastante que su esposo estuviera conectado en Instagram a esas horas, y lo peor, sin haberle enviado un mensaje. No cayó en pánico, creyó que tal vez la hora de actividad se había "bugueado" o algo por el estilo, él ya debería estar descansando para poder ir a la mañana siguiente con él y volver a su vida de antes. Él no podía conciliar el sueño, había bebido demasiado café y sus pastillas para dormir no le estaban dando buen efecto. Así que decidió ver unas cuantas publicaciones en la red social. Sin embargo, chequeaba el perfil de su esposo constantemente, seguía activo, no le gustaba para nada.

Decidió mandarle un mensaje que fue respondido de inmediato.

-hola

-hola nene, ¿no puedes dormir?

-no, ¿qué haces activo a esta hora?

-lo mismo que tú

-ya veo, ¿vendrás mañana?

-me salió un imprevisto y tendré que regresar mañana por la noche

-de acuerdo. ¿quieres hacer videollamada?, te extraño

-no lo creo, estoy cansado

-bien, descansa. Te amo.

Suspiró después de ver que le habían dejado en visto. Apagó su celular y se escondió en su almohada, empezando a soltar lágrimas de lo mal que se sentía. Necesitaba hablar con su esposo y lo único que recibía era este trato. Entendía que Kai estuviera cansado como para hacer una videollamada a esas horas, pero ni siquiera le aviso de cuando llegó a su despacho.

Su mente empezó a maquinar, sabía que estaba con Yeonjun. Sabía que estaría durmiendo esa noche con él, sabía que pasaría la mañana con él.

Le había vuelto a fallar y de eso estaba completamente seguro. Su intuición jamás fallaba y vaya que maldecía eso, quería equivocarse alguna vez y sentir ese alivio de que su pareja no estaba mintiendole. Sin embargo, era todo lo contrario, siempre acertaba y ese golpe de decepción le daba justo  en el pecho.

Lo único que pudo hacer esa noche fue llorar hasta cansarse y quedarse dormido. Se había jurado, que sería la última vez que lloraría por él. Está vez sería verdad.

Esa sensación de despertar junto al hombre que más ama en el mundo, le alborotaba el corazón de una forma inexplicable, sus latidos estaban al mil, nervioso y con las mejillas pintadas de carmesí, estaba realmente ilusionado con el hombre que estaba durmiendo plácidamente a su lado. Hueningkai encontró su verdadero amor con Yeonjun. Lamentablemente no le podía dar el lugar como su compañero de vida, pero sí el de su único amor.

Pronto, el pelinegro despertó, sonriendo de inmediato al ver a su pareja sonriendole y sintiendo sus caricias en su hombro desnudo.
—buenos días, amor— se dieron un pequeño beso en los labios, seguido, un abrazo. Los brazos del otro eran tan cálidos y reconfortantes, se extrañaban tanto.

—alistate, iremos a desayunar y luego al museo donde quieres ir, ¿de acuerdo?— Dijo Kai aún con Yeonjun en brazos, quien asintió con una sonrisa, para después volver a besar a su pareja.

Así, el tiempo transcurrió, tomaron una ducha juntos donde evidentemente terminaron entregándose el uno al otro después de tanto tiempo, para después alistarse y salir en el lujoso auto de Hueningkai, directo al centro de la ciudad. Cosa que le daba un poco de miedo, aunque el museo y los restaurantes de la plaza comercial no estaban cerca del establecimiento de Soobin, tal vez podría verlos juntos y Hueningkai no quería que su esposo estallara y se volviera loco y terminará aferrándose a golpes contra su amante.

suitorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora