once

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Aún recuerda ese día como si fuera la primera vez, una sensación que le hacía regresar a ese día, era tan adictivo. Empezó chateando con él por instagram después de haberse encontrado por segunda vez en ese bar.

Hueningkai frecuentaba mucho esos lugares para olvidar sus penas, para que algún día le pasará algo, lo llevarán preso y su papá tuviera que ir corriendo a sacarlo, quería ser un desobediente para llamar la atención de sus ocupados padres. Mientras que Soobin era un dealer que iba a distribuir mercancía, nadie lo sabía, no aparentaba a lo que se dedicaba, plus para sus jefes, nadie sabría que aquel chico con carita angelical en realidad traía unos cuantos gramos de marihuana y cocaína escondidos en el interior de su chaqueta. Estaba parado en una esquina viendo a toda la multitud, con una expresión seria, parecía estar muy pensativo. Hueningkai no contuvo sus ganas de acercarse a él y hablarle.

—hola, ya vine a molestarte— le sonrió —¿por qué tan solo?

Soobin se puso nervioso, por primera vez alguien se le acercaba para platicar y no para acosarlo o presionarlo con que soltará los fajos de droga gratis. Solamente le sonrió a aquel pelinegro que le estaba preguntando con impaciencia. —no vienes a molestar, es una noche larga, me vendría bien un poco de compañía. ¿Cómo te llamas?

—soy Hueningkai, puedes decirme Kai. ¿Puedo saber tu nombre, también?

—Soobin, es un gusto Kai.— ambos se sonrieron mutuamente. Platicaron toda la noche en la barra  más cercana, pidiendo las bebidas que quisieran, Soobin olvidó su trabajo por un momento, aquella noche solamente se dedicó a escuchar al chico frente a él, quien era tímido, le sorprendía bastante que se le haya acercado para hablar después de haber escuchado su confesión sobre que era muy introvertido. Solamente eran ellos dos.

aún recuerdo cuando te conocí. La primera vez que hablamos, supongo que significo tanto para ti, aún recuerdo lo entusiasmado que estabas en ese entonces, apenas nos conocíamos, me apasionaba escuchar sobre tu vida, creo que a ti también te gustaba ser escuchado. Tuviste suerte, adoro escuchar, sobre todo a tí. Eras solamente un niñito inofensivo que quería ser escuchado, amado, te dí todo eso, mi amor. Sabes que amo cocinar para ti, sabes que amo hacerte regalos, sabes que amo tenerte así, justamente como ahora, durmiendo en mi pecho, escuchando tus latidos, revolviendo tu hermoso cabello. Te amo. Siempre quise que tuvieras esa seguridad en una relación, que pudieras ser tú mismo, que pudieras tenerme confianza, que pudieras mostrar tu lado más sensible conmigo, que te sintieras amado por primera vez. Eres mi tipo de hombre, siempre serás mi chico.

El único momento en el que Soobin podía expresar sus sentimientos hacia su esposo era cuando él se quedaba completamente dormido, cuando no era escuchado. Y aunque le dolía bastante tener que hacerlo cuando él no lo escuchará, era lo correcto, cuando solía expresarse enfrente de su esposo siempre salía atacado, con comentarios como; "no me gusta que seas cursi", "gracias", "estás siendo muy expresivo"

Amaba tener a su esposo recostado en su pecho semidesnudo, mientras él rodeaba su cintura con sus fuertes brazos. Soobin le acariciaba el cabello con tanta sutileza, contaba los lunares de su cara, siempre le parecían como pequeñas estrellitas adornando su perfecto rostro, además de sus hombros descubiertos. Amaba desvelarse contemplando la belleza de Hueningkai, no quería que ese momento se acabará nunca. No quería que él se fuera de nuevo con él. Quería tenerlo así para siempre, junto a él, siendo casi de su propiedad.

—siempre voy a preguntarme, ¿porque todos ellos?, cuando yo sé cada una de tus penas, cada una de tus pasiones, te conozco más que a mí mismo. No entiendo porque me tratas así, quiero decir, ¿porque siempre tienes que salir huyendo?, conmigo lo tienes todo.. ¿qué me falta para ser buen esposo?, cuando yo te amo con mi alma.

Sabía que sus preguntas no podían ser contestadas, ni hoy, ni mañana, ni tal vez nunca. Tal vez tenía que morirse con la incógnita, con un "¿porqué?" tatuado en su corazón por el resto de su vida. Soobin sabía que estar casado con Hueningkai equivalía a vivir con tristeza el resto de su vida. Sabía que un matrimonio no debía sentirse así, pero estaba dispuesto con tal de que no le arrancarán un pedazo de él. Su vida.

No pudo contener las lágrimas, aferrándose a los hombros de Hueningkai, pegando su cuerpo más al suyo, abrazándolo con todas sus fuerzas y soltandose a llorar con él en brazos. Mientras su amado descansaba plácidamente en su pecho, él sufría, su mente le hacía ruido, su mente le repetía tantas cosas, su mente le recordaba, su mente le hablaba.

Estaba sufriendo.

No se dió cuenta el momento en el que su esposo despertó, al abrir sus ojitos llorosos se encontró con el rostro de Hueningkai mirándolo fijamente, segundos después sintió los fríos pulgares de su esposo limpiando sus lágrimas mientras le dedicaba una sonrisa. —no me gusta que llores, ¿soñaste feo?, ¿tienes insomnio?

Soobin negó. —tengo miedo. Miedo a que te vayas y me abandones, que me cambies por alguien más, que algún día tengamos que separarnos..

—no lo haremos, ¿sabes una cosa?, no volveré a irme. Me tomaré unas vacaciones, aquí, contigo, puedo quedarme un mes contigo y luego volver a la editorial, ¿te parece bien, cariño?

¿Era esa la propuesta más grandiosa que había escuchado en meses?, su corazón se iluminó de alegría, cambiando su expresión por completo a una gigante sonrisa que hacía marcar sus hoyuelos en sus mejillas, mientras su esposo seguía recostado en su pecho, mirándolo fijamente, como si estuviera admirandolo. Soobin asintió ante la propuesta de su esposo, estaba sumamente feliz, un mes junto a su esposo era lo único que necesitaba en esos momentos, quería volver a experimentar esas noches de recién casados, quería tomar el desayuno, comida y cena junto a su esposo, dormir junto a él y hacer el amor todos los días. Quería estar con él. —créeme que tenerte cerca es todo lo que necesito. Quédate por favor.

—lo haré nene, me quedaré en casa, con mi esposo.— finalizó sus palabras con un dulce beso en los labios de Soobin, y al final un "te amo" completamente sincero, volviendo a su lugar para seguir durmiendo, en lo que Soobin aún procesaba lo que acababa de pasar.

Aunque ahora se preguntaba, ¿había pasado algo con Yeonjun?, ¿porque tomaba esa decisión tan drástica?, ¿estarán separados ahora?, ¿Hueningkai era sólo suyo de nuevo?, ¿su esposo se arrepentirá al amanecer de su decisión?

No lo sabía, y eso era lo que más le mataba.

Los secretos eran su peor enemigo.


suitorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora