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Cosas que he aprendido hoy:

1. Mis resoluciones de ser buena y no meterme en líos duran exactamente seis días, trece horas y dos minutos.

2. Cris es aún peor influencia de lo que pensaba.

3. Nico haría lo que fuera por mí... incluso enemistarse con su propia familia. Y eso me aterra.

4. La transformación de un Kulua a humano es... exactamente igual que cualquiera de las otras transformaciones que he presenciado hasta ahora.

En su momento, no tuve tiempo de asimilarlo, pero el caso es que... Me hubiera esperado algo distinto. Incluso que la Invocadora original se rebelara como hizo ante la estatua (y ahora entiendo por qué). Se supone que la misma figura de la Invocadora se creó para el proceso contrario a este, para eliminar la humanidad de los Kulua e impedir que siguieran siendo una amenaza contra los Thaos, los hombres-bestia.

Pero sin embargo, la única diferencia que he encontrado entre las transformaciones anteriores y estas es que al final del proceso Raquel fue humana en lugar de un bicho gigantesco, y ahora en la playa se ha transformado en una sirena. Lo cual también ha sido extremadamente fácil para ella. 

Aquel día, cuando nos arrastró a Cris y a mí a la playa de Azor, con sus últimas fuerzas, concederle el don de la transformación resultó tan natural como ha sido hasta ahora con los Thaos. 

Como recorrer el mismo camino, solo que en sentido contrario.

Y cuando los dedos de los pies de una Raquel muy desnuda se posaron de nuevo sobre la superficie mojada de las rocas, la luz de la luna (que ya había salido) iluminó su expresión de alivio. 

Cris le tendió su ropa de manera despreocupada (más que nada, porque ya empieza a refrescar) y las tres salimos de allí subidas a la espalda de Nico.

—Eres una buena persona. Eres una buena líder—me susurró Cris al oído.

Esas palabras llevan dando vueltas a mi cabeza desde entonces. 

Más que nada porque en cuanto entremos en la mansión y desvelemos lo que hemos hecho, no creo que haya nadie más que piense lo mismo.


🐻🐻🐻


—Irresponsable, inmadura, rebelde... 

Las palabras de Daniel llenan el salón y yo me cruzo de brazos en el sofá, tratando por todos los medios de no poner los ojos en blanco. Nico está a mi lado, a cierta distancia pero con clara intención de protegerme. Tiene las extremidades en tensión, las manos en puños, alerta. Leo me observa desde el otro lado de la sala con una expresión que no soy capaz de descifrar.

Ser el centro de atención no es algo que me moleste de manera habitual, pero empiezo a hartarme de serlo por motivos como este.

Daniel sigue hablando pero Leo alza la voz, y cuando el chico habla, todo el mundo escucha:

—Ha hecho lo que deberíamos haber decidido todos desde el principio, Daniel. Lo que muchos pensábamos, y se nos perdió entre tanta discusión y estrategia. Tratarla como un ser humano.

—No es un ser humano —ataja él, con un gesto cortante de la mano.

Parpadeo varias veces, convencida de que no le he escuchado bien.

—¿Qué has dicho?

Me levanto del sofá con calma y con las manos envueltas en sendos puños, notando cómo la furia me envuelve por dentro. Doy un par de pasos en su dirección, y el hombre se limita a observarme con el ceño fruncido, como si no le afectara en lo más mínimo.

Salvadora - (Invocadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora