Por fin tengo algo de tiempo para mí. Quién me iba a decir que iba a ser algo que echaría de menos. Después de luchar durante los últimos años para estar el máximo tiempo posible fuera de casa, con mis amigos, siempre acompañada...
Ahora me viene bien respirar y estar sola conmigo misma.
Me he despedido de todo el mundo después de que me comuniquen que vendrán a buscarme mañana para más transformaciones, pero oficialmente me voy a dormir y eso implica que tendré un poco paz. Calma. Tiempo para pensar o... averiguar lo que necesito averiguar con tanta urgencia.
En realidad, lo que necesito son respuestas.
Cuando me encierro en mi habitación y echo el pestillo, no puedo evitar soltar el aire para ver si así la preocupación se va con él, al menos un poco. Al menos, hasta que deje de apretarme la garganta.
La estancia está en penumbra, así que me acerco a la mesita de noche y presiono el interruptor que se halla justo encima para encender las lamparitas auxiliares, una a cada lado de la cama de matrimonio.
Luego, rebusco bajo la almohada hasta encontrar el Manual, que nunca saqué de ahí, y me subo a la cama con él en brazos, para retomar lo que intenté la noche pasada, antes de que Sarah me interrumpiera.
Estoy convencida de que la Invocadora debe haber dejado algo más, aparte de la información sobre cómo realizar el Hechizo Arcano de la transformación. Muchas más cosas que hemos pasado por alto por dar prioridad a otras, equivocadas.
Una parte de mí echa de menos que se me aparezca en sueños. No sé por qué ya no lo hace, no tengo claro si es porque ya no tiene nada que decirme o porque solo podía cuando mi magia aún se estaba asentando, pero el caso es que hace muchísimo que no sueño con ella.
Sueño con guerras que se comen el mundo, con mi propio fracaso como Invocadora, y tengo muchas pesadillas sobre perder a todos mis seres queridos pero... no hay ni rastro de ella.
Así que abro el libro y vuelvo a encontrarme con esos garabatos dispersos, inconexos, más propios de un niño pequeño que de una caligrafía adulta.
Hay palabras sueltas, en idiomas antiguos, pero ahora ya sé que este libro no se lee, este libro se siente, así que no pierdo el tiempo con tonterías y lo toco a la vez que me enfoco en sentir.
Paso las páginas y el conocimiento viene a mí: primero, el que ya sabía: la introducción que dejó mi antepasada, el riesgo de que este libro llegue a mano de los lectores Kulua, la importancia de que entienda mi Legado. Y luego, el Hechizo de transformación.
Los paso rápido porque no es eso lo que estoy buscando.
Me topo con otra sección, más larga, sobre distintos tipos de energías. Es una especie de conclusión que debió sacar la Invocadora original sobre el potencial que tenían las distintas esencias de los Thaos. Está claro que el poco tiempo que tuvo para investigar, lo aprovechó al máximo.
Hay reflexiones, datos que no me llaman mucho la atención, incluso una especie de diario de los cambios que empezó a notar cuando el resto de las brujas Thaos le transfirieron su poder.
Su cuerpo, que no nació con tanta magia, no parecía poder soportarla demasiado bien. Supongo que en mi caso, la evolución lo ha acomodado mejor.
Hay una sección pequeña en la que me paro, porque está dedicada a su linaje:
Espero que este diario lo encuentren mis hijas, todas ellas.
Nunca pensé ser madre, y mucho menos serlo de un linaje entero de brujas poderosas, pero me hace sentirme orgullosa saber que todas mis descendientes van a ser importantes, esenciales y sobre todo, que van a estar protegidas.
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Salvadora - (Invocadora #2)
FantasyNadie te enseña a ser la Invocadora, la Elegida. Confiar en quien no debes puede tener consecuencias aterradoras. Y en el proceso de aprender siempre se cometen errores. Los primeros ataques Kulua comienzan por todo el mundo. El Secreto está en pel...