15

22 4 0
                                    

Ha sido demasiado fácil.

Ha sido demasiado fácil.

Ha sido demasiado fácil.

No suelo obsesionarme por muchas cosas en la vida. Siempre he sido más de dejar pasar los pensamientos y confiar en que en algún momento se irán por su propio pie de mi cabeza.

Sin embargo, esas cuatro palabras no parecen querer abandonar mi mente.

Y es que si de esto se trata una invasión de Kulua, si esta es la gran guerra a la que nos tenemos que enfrentar los Thaos... ¿No ha sido absurdamente fácil?

En cuanto la magia Kulua desapareció por completo, el hechizo que sometía al pueblo se rompió. La gente comenzó a salir de sus casas, temerosos al principio, con júbilo al final. Varios saltaban de alegría, abrazándose a sus familiares.

Nico se llevó al Kulua que tomamos como rehén al hostal mientras el resto hemos ido recorriendo el pueblo para comprobar que todos estaban bien. Nos recorrimos la carretera principal en el coche (más que nada porque las bestias gigantes contribuirían al pánico en lugar de solucionar nada) y fuimos bajando casi casa por casa para hablar con sus habitantes.

Y dentro de lo que cabe... lo están. Asustados, en tremenda situación de shock, pero a salvo. Que es lo único que debería importarme ahora mismo.

Pero el caso es que no puedo dejar de pensar en esas cuatro palabras: Ha sido demasiado fácil.

"Lo que es tan sencillo tiende a tener gato encerrado" pienso.

Ahora mismo estamos todos en el comedor del hostal, que sigue funcionando exclusivamente para nosotros. Me pregunto a dónde se habrán llevado al Kulua, si habrán habilitado otra estancia a modo de "prisión". Si Raquel (Nah-la) sabrá qué ha pasado, si les habrá visto entrar.

Qué pensará de nosotros por haberlo secuestrado. De alguna manera, su opinión es la única que me importa en estos momentos.

Tengo la mirada enterrada en el plato de sopa totalmente lleno, los pensamientos en otro mundo, hasta que mi mente se activa al escuchar las palabras de Leo:

—... No tenemos ni idea, Daniel. Podría ser una trampa, sí. Podría...

—Ponlo en altavoz —ordeno, señalando su teléfono.

Leo me observa de reojo, como si no pudiese creerse la petición, pero hace lo que digo.

—¿Qué dices de una trampa, Daniel? —pregunto, con el mismo tono de severidad que he empleado con su sobrino.

Oigo su carraspeo antes de escucharle a hablar, con rabia acumulada:

—Están tramando algo, está claro. Os han dejado ganar, ese maldito Kulua no os va a servir de nada, es un espía. Cualquier información que le saquéis será falsa...

—¿Nos han dejado ganar? —repito, con calma— ¿En qué les beneficiaría eso? Como yo lo veo, han perdido uno de sus pocos avances, que deberían estar defendiendo a toda costa.

—¡No sabemos qué les puede estar pasando por la cabeza, Lara! —exclama, alterado—. Poseidón lleva tramando esto siglos.

—Precisamente por eso, ¿no te resulta extraño que no lo haya planeado... mejor ? A no ser, claro, que esto sea lo mejor que pueden hacer.

—¿Qué insinúas?

Su tono de voz es molesto, y a estas alturas hasta Sarah y Khadim han dejado de cenar para prestar atención a la conversación.

Dejo salir el aire, cansada.

—No insinúo nada, Daniel. Solo me cuestiono las cosas. A veces, me da por pensar que en las Familias no os dejan hacerlo.

Salvadora - (Invocadora #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora