Behind a twisted mind. [Dead/Per Yngve Ohlin]

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En el silencio, en la oscuridad, pude recordar todo, todo lo que ha pasado en mi vida.

Ya no escuchaba absolutamente nada, no escuchaba los llantos y súplicas de Astrid, como el auto iba lo más rápido que podía y Øystein pidiéndole a Astrid que se tranquilizara, el viento golpeando con fuerza el auto y el choque de la mano de Astrid en mi mejilla.

Solo había paz.

En un momento, recuerdos empezaron a llegar a mi.

Mi primer recuerdo consiente.

Mi cumpleaños número 6.

Recuerdo un gran pastel color azul con las palabras "Grattis på födelsedagen Per" una velita amarilla en medio, mi mamá embarazada cantandome junto con papá mientras este tomaba fotos.

Yo no podía parar de sonreír, mis primos también cantaban junto con mis tíos y mis dos amigos únicos, Tom y Astrid.

Yo no podía estar más feliz.

Al lado del pastel, muchas bolsas con regalos y golosinas, al terminar de cantar, yo sople la vela y Astrid me lleno de abrazos y besos haciendo que me sonrojara fuertemente.

En mis manos, recibí todo lo que yo pude haber deseado de niño, era tan feliz en esos tiempos... Tanto que yo no me di cuenta.

También mi primer día de escuela.

Llore mucho y recibí bullying por años.

Mi primer beso... Fue con la ex mejor amiga de Astrid, ella me dió un beso mientras jugábamos a "mamá y papá" en la escuela, tenía 7 años y medio, Astrid que hacía de nuestra hija, se puso a llorar y se fue corriendo.

Sin embargo, unos meses después, Astrid me confesó que ella quería ser mi primer beso y que ella quería que yo fuese su primer beso.

Y recuerdo muy bien que limpie mi boca y ella me sonrió cuando dije "ya me quite el beso de tu ex mejor amiga" y nos dimos un pico.

Creo que desde ese día, Astrid me gusta...

Después mi mente se lleno de recuerdos, mis dos hermanos, el momento de mi accidente a los 10 años... Mi primer amor...

Una chica, pelirroja, alta, a mis ojos era perfecta, me gustaba bastante. Todas las noches, ella escalaba mi balcón y nos quedábamos en silencio mirando el cielo, a veces yo iba a su casa en la noche y allí... Ella me pedía que la satisfaciera, era tan estúpido que lo hacía.

Recuerdo que le dije a Tom lo mucho que me gustaba, el me dijo que se lo confesará.

Y un día, sin que ella me pidiera que fuera a su hogar, camine hasta su hogar y justo a unos metros ví un auto deportivo frente a su hogar, pare de caminar con confusión mientras ella estaba ahí adentro con un tipo algo anciano, tal vez era algún familiar o eso había pensado hasta que los ví besandose, ella se dejó toquetear por el y después se bajó del auto con una sonrisa amplia mientras el auto se iba, ella me miró a lo lejos, yo con lágrimas en los ojos, decidí hacer oídos sordos y me fui corriendo a la casa de Tom a llorar.

A las semanas, yo aún me encontraba mal, hasta que Tom entro a mi hogar con Lars y me entregaron una revista de Slayer.

"Se busca cantante para Mayhem, Noruega. Enviar casette a la siguiente dirección con nombre, lugar de origen y apodo. Viva satanás."

—Ve a Noruega. —Dijo Lars suavemente mirándome, yo lo mire y después a Tom.

—Un tiempo fuera del país no te hará mal, Dead.

—¿Y como grabó el Casette? —Pregunte.

Lars sonrió.
—Reunimos el dinero y en uno de nuestros ensayos lo grabamos, ¿Lo quieres escuchar?

Yo asentí suavemente, ellos lo pusieron, fueron tres minutos escuchando mi voz haciendo guturales, asentí suavemente.

—Entonces... Envíalo, Dead.

Ellos me lo dieron, nos despedimos.

Esa misma tarde, encontré un ratón en casa, lo tomé con mi mano y lo mate, lo puse en una cruz inventada de ramitas de árbol y lo puse con el casette en una bolsa con mi nombre, diciendo que venía de mi lugar favorito del mundo, Transilvania, puse mi apodo y lo envíe.

A los días, se pusieron en contacto conmigo y fui a Noruega.

Aquel recuerdo fue sustituido por otro, por la primera vez que ví a Euronymous, mi habitación en la cabaña y después... Astrid.

Toda mi mente se lleno de ella, su risa, su voz, su suave toque, sus susurros, sus besos, sus abrazos, la manera en la que se sentía su piel desnuda chocar con la mía, sus suspiros, su mirada, su todo.

En ese momento, la ame tan inmensamente, como nunca antes la había amado.

Y todo se llenó de luz y un sonido entorpecedor.