Capítulo 2

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Al comienzo dudó de aquella nota, y es que después de la loca pesadilla que había tenido, dudaba hasta de sí mismo.

¿Por qué debería confiar en un extraño? Suponiendo que fuera hombre, claro está.

Además, si realmente quisiera ayudarlo estaría a su lado esperando a que despierte... ¿O no?

Sin embargo, la insistente ansiedad desvió su atención de cualquier duda. Sentía como si llegara tarde a algún lugar que no recordaba, y aún permanecía aquel agobiante sentimiento de soledad que amenazaba con llevarlo a la locura.

Se volvió a recostar en la cama, reconociendo que realmente no quería pasar por eso otra vez, y si debía aferrarse a un desconocido para evitarlo, lo haria.

Aunque fuera solo una notita adhesiva, le aseguraba que él no estaba solo. Alguien le ofrecía su ayuda y, no solo eso, si no que le pedía que mantenga la calma.

Respiró profundamente intentando calmar su acelerado corazón y observó la habitación con detenimiento.

El lugar de paredes azules, permanecía apenas iluminado por la lámpara que él mismo había encendido y la poca luz que la cortina a medio cerrar permitía ingresar.

La cama donde descansaba, se encontraba entre la mesita de noche y una pared cubierta por muchos pósters de lo que parecían ser bandas, que claramente no recordaba.

A los pies de la cama había un baúl de madera que más tarde revisaría, y a continuación una puerta marrón, que supuso que sería la salida, pues en el otro extremo de esa pared habia una puerta blanca semi abierta, que dejaba ver parte de un baño.

Miró hacia su izquierda y observó nuevamente aquella notita que reposaba bajo la lámpara, desvió la vista hasta el espejo al lado de la mesita de noche y se preguntó:

¿Como se vería?

¿Que edad tendría?

¿Habría terminado los estudios?

La ansiedad volvió.

¿Y si el lugar al que sentía que llegaba tarde era a la universidad?

¿O acaso sería al trabajo?

Pero la habitación parecía ser de un adolescente y aparentemente le pertenecía, o al menos eso pensó cuando se topó con aquel graffiti con el nombre "Jimin" entre aquellas dos puertas.

Porque ese era su nombre ¿Cierto? Se lo había dicho su guía, en quien había decidido confiar, y, ahora que recordaba, debía calmarse...

Cerró los ojos y suspiró profundamente. Cuando se sintió más tranquilo continuó su recorrido visual por la habitación.

Junto al espejo de pie se encontraba el armario, y seguido de él, ocupando la cuarta pared, se hallaba la ventana, un escritorio con su respectiva silla y sobre él un par de repisas con libros, figuras de acción, un peluche y un espacio vacío.

Definitivamente allí faltaba algo, se lo preguntaría a su guía cuando lo encuentre.

Porque lo haría ¿No es así?

Observó el cielo nublado a través de la ventana y se preguntó "¿Por qué a él?"
Debía haber mucha gente en el mundo, y no es que se lo desee a nadie, pero...

¿Justo él tenía que pasar por esto?
Ni siquiera habría recordado su nombre por si mismo y no había nadie allí esperando que sus ojos se abrieran.

Se sentía tan miserable, frustrado e impotente que las lágrimas empezaron a rodar hacia su almohada.

Recordando el trozo de tela rosa en la mesita, se incorporó y extendió su mano hasta él.

Lo abrió para sonarse la naríz y se encontró con otra notita...

"No llores Jimin, no estás solo..."

Notitas Amarillas [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora