Capítulo 6

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Despegó la notita del mueble y la pegó a la anterior, para unirlas luego a las otras tres. Se sentía orgulloso de si mismo, estúpidamente orgulloso, y es que... ¿De verdad lo felicitó por caminar al baño?

Sentía que no se merecía aquello por hacer algo tan simple y cotidiano como lo era el ir al baño, sin embargo, el sentimiento de superación había llegado para quedarse, después de todo, al comienzo no se creía capaz ni de ponerse de pie.

Se propuso darlo todo y cumplir los objetivos que se planteara en un futuro, comenzando ahora mismo.

No le fué para nada difícil encontrar tales objetivos cuando estaban frente a su naríz, así que lentamente se puso de pie para arreglar su ropa, y pensó que tal vez no todo era culpa de sus débiles piernas, más bien lo que tenía era falta de práctica.

Bajó la tapa del inodoro y se volvió a sentar estirando el brazo derecho para tirar de la cadena y así enviar lejos su primer orín de la mañana junto a aquel fuerte olor.

Suspiró profundo y leyó varias veces aquel "Tú puedes, Jimin." de una de sus notitas, admiró la bella caligrafía mientras juntaba el valor necesario, pues su próximo objetivo era pararse frente al lavabo y mirar hacia adelante, donde se hallaba un espejo y se vería a sí mismo en el reflejo.

¿Cómo se encontraría su rostro? ¿Estaría tan pálido y delgado como sus piernas? ¿Su cabello seguiría tan suave, rubio y ondulado como en su pesadilla?

Una pizca de miedo apareció cuando se dijo a sí mismo que no debía esperar nada bueno de esta situación, lo único que lograría sería ilusionarse y de la mano de la ilusión suele venir la decepción, o quizá en su caso, la desesperación.

Pararse frente a aquel espejo significaría enfrentar la realidad, su realidad, y aunque el temor a ver pronunciadas ojeras y pelo seco y opaco fuera grande, él lo haría, porque ese era su nuevo objetivo y definitivamente lo lograría.

Echó un último vistazo a su alrededor en busca de alguna notita amarilla, pero no encontró ninguna por lo que lo tomó como un incentivo para actuar y por fin encontrar otra notita, quizá en el lugar más inesperado.

Pues desde el principio había sido así, cuando lo necesitaba allí estaba su ángel, sin darle tiempo a rendirse, sin permitirle bajar los brazos.

La ausencia de una advertencia lo impulsó a ponerse de pie y agarrándose del lavabo miró al frente.

Lo primero que notó fué su rubio y suave cabello, lo segundo, que tenía razón respecto a lo delgado y pálido, pero aún así sus abultados labios estaban allí, humectados y rosados, no estaban resecos ni agrietados como esperaba verlos.

Sin embargo, lo que más llamó su atención fue la suavidad de su piel, y que no había rastro de ojeras, llevó una mano a su mejilla y la acarició soltando un suspiro de alivio que le obligó a fruncir el ceño.

Movió la mano desde su mejilla hasta la boca y volvió a exhalar. Tenía mal aliento.

Abrió el botiquín en busca de un cepillo de dientes, y sobre la pasta dental había otra notita, pero ya no le sorprendía...

"Tus bellos dientes son muy sensibles, procura enjuagarte con agua tibia."


¡Hola estrellitas!
¿Cómo están?

Tengo algunas preguntitas para ustedes...

¿Qué les va pareciendo?
¿Les intriga o está aburrido?

¡Espero sus comentarios!
L

es quiere, Gab.-

Notitas Amarillas [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora