Dʀᴀɢᴏɴ Bᴀʟʟ Z: 𝗎𝗇𝗂𝗏𝖾𝗋𝗌𝗈

9. 𝗅𝖺 𝗁𝖺𝖻𝗂𝗍𝖺𝖼𝗂ó𝗇 𝖽𝖾 𝗅𝖺𝗌 𝗆𝗂𝗅 𝖼𝖺𝗋𝖺𝗌

9. Entrenamiento en la habitación de las mil caras.

En la habitación hubo un momento que fue casi eterno, Kiriko no veía absolutamente todo era negro y apenas sabía que era frío, solo y extrañamente familiar.

Poco a poco al seguir caminando fue donde vio un prado de flores, donde Nobu la miró y sonrió.

—Kiriko, te presento la habitación de las mil caras —señaló todo el lugar, eso no parecía una habitación, era un prado —. Oh, lo olvidaba.

Chasqueó los dedos y pronto esa habitación se deformó a una habitación de otra forma, otro lugar de espejos y reflejos.

—Esta es su forma original, se le conoce a las mil caras porque anteriormente habían hechiceros en la tierra que enfrentaban a los enemigos más poderosos en esta habitación.

—¿Cómo? —pregunta al peli-plata.

—En un hechicero supremo, esta habitación se vuelve parte de sus hechizos, lo que quiere decir que fácilmente podrían hacerla en cada lugar del combate —comenzó a caminar y en el centro había una burbuja de cristal —. Aquí solo te muestra las batallas de seres anteriores a nosotros.

Kiriko miró la burbuja, en la que podía ver todo tipo de combates, entre dimensiones, poderes, hechizos, todo era imposible de creer.

—¿Y ese ser quién es? —Nobu miró donde Kiriko le señaló.

—Haku, era un hechicero realmente bueno pero con el pasar del tiempo supo del mundo de la oscuridad, un mundo del que fue poco a poco absorbido —miró en la burbuja un momento de la mente de ese ser —. La habitación de las mil caras tiene la habilidad de tener todos los recuerdos de cada ser.

—¿Cómo lo hace Dende?

—Algo parecido. Ahora...

La habitación se deformó y pronto Nobu se colocó en otro lado donde Kiriko no lo veía físicamente sino a través de reflejos en los espejos.

—Comencemos.

Pronto la habitación tomo una forma más espaciosa, Kiriko miró a su alrededor y notó a seres de otro nivel de pelea.

—¿A dónde fuiste?

—Estoy aquí, estoy ahora, Kiriko tu trabajo ahora es saber cómo pasar de esta habitación tu sola.

¿Cómo haría eso?

Ese ser de una sombra de destellos rojos tomó otra forma, una forma de un guerrero que tenía una espada, golpeó a Kiriko hasta mandarla lejos.

—Arriba, no debes dejar que te toque.

La voz de Nobu se hacía rebote en los espejos, pronto Kiriko comenzó a atacar, la sombra se movía con rapidez y Kiriko apenas podía seguir el paso, ¿Cómo era posible eso?

En un momento lanzó una esfera roja a es ser pero este la esquivo con facilidad, ahora la atacaba con golpes y hechizos que apenas Kiriko podría esquivar, se levantó agitada.

Ese guerrero iba de lado a lado de la habitación, entonces fue cuando Kiriko cerró sus ojos.

—¿Puedes verlo? —pregunta el ángel al oído de Kiriko —. Siente la energía desde el suelo donde tus pies lo sienten, siente el viento, el aire, la magia.

Kiriko lanzó una esfera y este ser pudo desvanecerse, el ángel luego continuo con la pelea de la chica, a la que esquivaba golpes y demás.
De pronto dejo de ver al ángel, no estaba, su presencia, su ki.

—Cierra los ojos y escucha, puedo estar aquí o allá, solo es cuestión de dónde sepas mirar.

La bola de energía de Kiriko se fue a ese ser de sombras, pronto hubieron más, y estaba lista para seguir así.