Capítulo 3

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El día siguiente llegó demasiado rápido para ambas mujeres. Antes de reunirse en el aeropuerto, Samantha investigó algunas cosas en internet referentes a la situación en la que se había metido. Por supuesto, antes de investigar todo eso, la castaña tuvo que asegurarse en no investigar nada desde su computadora, así que fue a casa de un amigo.

Cuando la hora de reunirse llegó, ambas mujeres se encontraron frente a la puerta de abordaje. Luego de una serie de pasos a seguir para poder abordar, finalmente las dos subieron al avión y se acomodaron en sus respectivos lugares, una a lado de otra.

-Estas son las preguntas que nos van a hacer. -dijo la ojimarrón mientras abría el folder y leía las hojas que tenía en las manos- La buena noticia es que yo lo se todo de ti. -afirmó sin dejar de leer, llamando la atención de la morena, quien hasta ese punto se había mantenido leyendo una revista- Pero tú tienes cuatro días para aprender todo de mí. Así que ponte a estudiar. -alcanzó a decir eso último antes de que Abril le quitase el folder.

-¿Tú sabes todas las respuestas sobre mí? -preguntó la ojimarrón.

-Da miedo, ¿no? -dijo mientras veía por la ventana.

-Sí, un poco. -admitió- A ver, ¿a qué soy alérgica?

-Al mani. Y a todo lo relacionado con los sentimientos.

-Sí, qué graciosa. -rió con sarcasmo- A ver, esta te gustará. -dijo al escoger otra pregunta- ¿Sabes si tengo cicatrices?

La ojimarrón dejó de ver por la ventana para voltear a ver a la rubia.

-Estoy muy segura de que tienes un tatuaje.

-¿Ah sí? ¿Estás muy segura?

-Sí, muy segura. -afirmó- Hace dos años tu dermatólogo llamó para tu cita láser de rutina. -la rubia dejó de verla y volteó hacia el frente- Busqué en internet sobre eso y encontré que...

-Elimina tatuajes. -se adelantó Abril.

-Sí, exacto. Pero tú lo cancelaste después. -la morena volteó a verla nuevamente y Samantha levantó las cejas- ¿Qué será? ¿Nativo, caligrafía japonesa...?

-¿Sabes? Es emocionante para mí experimentarte así. -respondió entre dientes.

-Gracias. -sonrió- Pero tendrás que decirme dónde está.

Abril negó con la cabeza y volvió su vista al frente. Tenía unas ganas inmensas de lanzar a su asistente fuera del avión en esos momentos.

-No lo haré.

-Pero hay que contestar todo.

-No lo vas a saber nunca. Se acabó, olvídalo. La siguiente, a ver... a ver. -revisó de nuevo las preguntas dando por zanjado el tema- Mira, aquí hay otra. ¿En qué casa vivimos? ¿Tuya o mía? - leyó- Sencillo, en la mía. -respondió rápidamente.

-¿Y por qué no en la mía? -pregunto la ojimarrón.

-Oh, porque yo vivo en Central Park Oeste, y probablemente tú vivas en un escuálido departamento pequeño y uses vasos de plástico.

Samantha la fulminó con la mirada. Ambas mujeres realmente querían tirarse la una a la otra por el avión en movimiento.

-Damas y caballeros, por favor abrochen sus cinturones, estamos a punto de aterrizar en Juneau. -dijo la voz de una de las azafatas, por lo que todos los pasajeros comenzaron a abrochar sus cinturones, incluidas la rubia y la castaña.

-¿Juneau? Creí que iríamos a Sitka. -habló Abril con confusión.

-Así es. -confirmó la ojimarrón después de abrochar su cinturón.

The Proposal | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora